Naladhu Private Island: lo que es bueno para Bill Gates es bueno para ti (y para mí)
Visitamos uno de los mejores resorts del mundo para comprobar que, efectivamente, sentirse millonario por unos días no está del todo mal. Nos vamos a Maldivas, haz la maleta
Aquel día que viste por primera vez ‘El lago azul’ tu vida cambió para siempre. Al margen de la turbación que te causaron las escenas acuáticas –porno soft para la recién estrenada década de los ochenta– también caíste en la evidencia de que dentro de ti viajaba un auténtico Robinson.
Y mientras aquellos jovencísimos Brooke Shields y Christopher Atkins –dos náufragos decimonónicos varados en una isla tropical a merced del destino– descubrían el amor, el sexo y hasta la paternidad inesperada, tú comprendiste que en tu devenir estaba escrito el nombre de alguna isla perdida en medio del océano. Tu isla, tu paraíso.
Pero la vida es caprichosa y se empeñó en convertirte en un urbanita irredento que sueña con el mar y acaba volviendo a bucear en el asfalto. No nos estamos quejando. Lo que pasa es que, por desgracia, no tuvimos ninguna genial idea con forma de microchip pertrechada en el fondo de un garaje.
Es decir, no nos hicimos millonarios como, por ejemplo, Bill Gates, el inquietante megamagnate y filántropo estadounidense. Ignoramos si Gates ha llegado a comprarse una isla en alguna ocasión, pero sí nos consta que disfruta como nadie cuando vuela hasta las Maldivas, en pleno Índico, y se entrega al dolce far niente en Naladhu Private Island. No, Bill, no es envidia, es algo más. Pero no seamos mezquinos y analicemos por qué tú (y yo) deberíamos emular las escapadas del coartífice de Microsoft al hermoso país insular.
La forma más práctica para llegar a Naladhu, nuestra isla privada, es subirse a un avión de Iberia o Qatar Airways. Trece horas y treinta minutos después, ya en el aeropuerto de Malé, un elegante yate nos estará esperando para trasladarnos a nuestro destino en menos de media hora, que es lo que se tarda en recorrer los 23 kilómetros que separan ambas islas.
Y ya estamos aquí, en el mejor resort del océano Índico y el cuarto mejor del mundo, según los expertos en viajes. Afortunadamente, no ha hecho falta que ningún equipo de seguridad fuese días antes a inspeccionar nuestro paraíso; no somos tan importantes y, la verdad, tampoco disponemos de un equipo de seguridad.
Naladhu es una isla pequeña que apenas se eleva dos metros por encima del nivel del mar. Como no hay riesgo de tsunamis, podemos garantizar que se duerme a pierna suelta, como lo han hecho el amigo Bill, celebridades de toda tipología (españolas incluidas) y la gran mayoría de la realeza europea.
Envuelta por un clima tropical salino, Naladhu Private Island cuenta tan solo con 20 villas, todas con piscina propia y, por descontado, mayordomo al estilo Sydney Johnson, el fiel asistente del Edward Albert Christian George Andrew Patrick David a.k.a. el duque de Windsor.
La estancia en esta paradisiaca isla ofrece a sus huéspedes una experiencia global, basada en una exclusividad y privacidad únicas. Bueno, a nosotros un poco de jaleo tampoco nos vendría mal. Cada residencia cuenta con dos habitaciones, dos salones –interior y exterior– y acceso directo a tu propia playa privada. Tampoco hace falta que te quedes todo el rato en ella; circunvalar Naladhu ocupa menos de una agradable hora para llenar de oxígeno oceánico los pulmones y despertar el apetito. La oferta culinaria es exquisita. Otra langosta, por favor.
Maldivas está rodeado de arrecifes de coral y Naladhu cuenta con su propio biólogo marino dispuesto a mostrarte hasta el último de sus secretos. Tras mucho navegar y mucho bucear entre delfines, tiburones nodriza, tiburones ballena, tortugas y mantarrayas nada mejor que un reparador tratamiento en el spa, que cuenta con un excelente equipo de profesionales dotados de manos milagrosas.
Aquí la palabra bienestar cobra todo su significado y lo comprobarás definitivamente tras un retiro de yoga personalizado. En Naladhu Private Island solo hay un problema: el día que toca volver a casa.
Naladhu pertenece a la cadena hotelera Anantara, especializada en destinos exóticos y recónditos diseminados por todo el planeta en países como Camboya, China, Indonesia, Mozambique, Omán, Portugal, Qatar, Sri Lanka, Tailandia, Emiratos Árabes Unidos, Vietnam o Zambia.
Aquel día que viste por primera vez ‘El lago azul’ tu vida cambió para siempre. Al margen de la turbación que te causaron las escenas acuáticas –porno soft para la recién estrenada década de los ochenta– también caíste en la evidencia de que dentro de ti viajaba un auténtico Robinson.