Patricia Urquiola: "El arte te hace pensar, el diseño disfrutar"

Patricia Urquiola (Oviedo, 1961) es, sin lugar a duda, una de las arquitectas y diseñadoras de mobiliario y objetos de deseo más importantes del mundo. Su cabeza no deja de imaginar sofás, sillas, alfombras, mesas, vajillas, jarrones o tapices increíbles, entre otros cien complementos llamados a hacer de nuestra casa, de nuestro rincón en el mundo, un lugar mejor. Tras crear para las más grandes firmas del planeta, hoy ostenta la dirección artística de Cassina, la estupenda firma italiana especializada en muebles de diseño e interiorismo de lujo.

Urquiola es mujer apasionada, premiada —Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes o premio Madrid Design Festival Awards 2022, entre otros— y la propietaria de una poderosa voz propia que persigue la ‘sonoridad’ de cada objeto al que da vida. Hablamos con ella sentados en uno de sus fantásticos sofás. Su español se entrevera con el italiano profesional (vive en Milán) y, de vez en cuando, se adereza con divertidos modismos asturianos. La suya es una de esas cabezas especialmente privilegiadas.

¿Cómo fue la infancia de Patricia Urquiola? ¿Qué tipo de niña eras?
Era la mediana de tres hermanos, lo que está muy bien porque te mantiene al margen de las exigencias enfocadas al hermano mayor y a las atenciones destinadas a la pequeña. Recuerdo mi infancia como un juego constante, una infancia feliz en la que siempre estuve acompañada por mis hermanos y mis cuatro o cinco amigas. Un infancia lluviosa, ¡Oviedo!, y siempre yendo y viniendo a jugar a las casas de las amigas. Teníamos libertad, bajábamos solos a la calle y nos dejaban movernos en torno al radio del parque que teníamos delante de casa.

También fue una infancia de excursiones, de ir a la costa, a las playas, y siempre vomitando porque las carreteras de entonces eran todo curvas. Yo de Asturias quisiera llevarme muchas cosas, pero a lo que nunca renunciaré es a los paseos con mi padre por las playas, aunque diluviase. Una misma playa puede ser inmensa o mínima, es el mismo espacio a merced del tiempo y las mareas. Así adquirí la noción espacio-tiempo, que es decisiva a la hora de pensar en un espacio para los demás, paseando por las playas. Es el mayor regalo que me ha hecho Asturias.

¿Qué te enseñaron tu padre, ingeniero industrial, y tu madre?
Mi padre era un hombre muy sensible, muy mágico y muy vasco. Tenía una mente muy abierta, constructiva, sin límites, Mi madre era lógica pura y el apoyo fundamental de mi padre. No había tema importante en la familia que no se consensuase entre los dos. Es algo que les agradezco tremendamente porque no había un rol imponiéndose al otro. Su entente era maravillosa.

Has creado para gran parte de las mejores firmas de diseño internacional, unas más grandes que otras, pero todas buenas: Cassina —de la que eres directora artística desde hace seis años—, CC-Tapis, Kettal, Kartell, Glas Italia, Jannelli & Volpi, Edit Napoli, Flos y muchas más. ¿Qué debe que tener un encargo para que Patricia Urquiola decida implicarse?
Se empieza recibiendo un encargo al que hay que responder amablemente, pero lo que me hace dar el paso, decir que sí, es que se establezca una empatía con las personas de esa firma, tiene que haber un entendimiento. Es importante que se pueda dialogar. Mi trabajo tiene mucho de análisis y de experimentación, por eso necesito que sean personas capaces de dialogar. Me encanta cuando surgen distintos puntos de vista porque eso siempre es enriquecedor. Ahora bien, si lo que se impone es la rigidez digo que no.

De los materiales que el planeta pone a tu disposición, ¿cuál es el que mejor te sienta y cuál el que más se te resiste?
Ese es un problema de todos, no solo mío. Va desde la taza con la que desayunamos a cualquier objeto que nos acompaña a diario. Los materiales no solo deben tener un nivel de calidad para su uso, hay que pensar en su durabilidad y deben tener una capacidad circular, deben poder ser reutilizados. Hay que razonar mucho en torno a cada material que elegimos. Queda mucho por hacer, sin duda, pero yo soy optimista. Cada vez somos más sensibles en lo que respecta a nuestro planeta. Es el único camino.

Vivimos unos tiempos convulsos en los que todo el mundo se apunta a la palabra sostenibilidad. ¿Te has encontrado con mucho 'greenwashing' en tu universo profesional?
La verdad es que yo no. La gente con la que trabajo es muy seria. He tenido mucha suerte. Me fascinan los avances en la investigación de nuevos materiales, algunos son realmente increíbles. Hay que entender que la naturaleza no es algo que está ahí fuera y debemos preservar, nosotros somos parte de ella. Me encanta conocer a biólogos, filósofos, economistas, ingenieros… Combinar disciplinas siempre nos hace crecer. En Cassina trabajamos muchísimo con materiales reciclados, cada vez más.

Si, por ejemplo, mañana nos toca la lotería y quisiéramos que Patricia Urquiola nos construyese la casa más bonita del mundo encima de un acantilado, ¿qué tendríamos que hacer para convencerte? ¿Necesitas empatizar con tus clientes o eres, ante todo, pragmática?
Todos somos tan diferentes y parecidos a la vez que a mí lo único que me importa es que haya un buen fondo en la otra persona y que nos podamos entender.

En todo lo que creas, ¿qué tres constantes se repiten, hagas lo que hagas? ¿Cuáles son las tres señas de identidad inconfundibles del trabajo de Patricia Urquiola?
Bueno, la primera sería aceptar la posibilidad del error a la hora de trabajar. Hay que afrontar los errores porque son inevitables en todo proceso creativo; inevitables y superables. Si aceptas que va a haber errores, te vas a atrever a ir mucho más allá. Segundo: el placer de experimentar. Y tercero: la empatía, la conexión, lanzar mensajes de bienestar en cada objeto que creas. Me gusta que entre el objeto creado y la persona que lo disfruta haya una resonancia, una relación especial. Al final el objeto deja de ser tuyo y pasa a ser de quien lo disfruta.

¿El diseño es arte?
El arte te hace pensar, el diseño te hace disfrutar. Al final, una casa y lo que contiene es un espacio psíquico más que físico. Se trata de lo que te transmite tu espacio

¿Qué te queda por hacer?
Me gustaría tener 40 años menos para poder seguir experimentando todo lo que viene por delante, que sin duda será fascinante.

Si tuvieses un superpoder, ¿cuál sería el tuyo?
La observación. Abrir los ojos a la diversidad. Una tarea obligada para todos, mayores y niños.