Carme Pinós, la alquimista de la materia que erige edificios empeñados en emocionar

Para hablar de Carme Pinós i Desplat (Barcelona, 1954) hay que retroceder en el tiempo, y no por su larga trayectoria, sino por su manera de concebir la arquitectura. Intentemos hacer un viaje al momento en el que el hombre empezó a poblar la Tierra, cuando se valía de la naturaleza para buscar refugio, integrándose en ella de manera orgánica como una de las partes que la conforman. Así es como esta arquitecta proyecta cada uno de los espacios que diseña, observando el entorno, sintiéndolo y creando una obra que aporte belleza y conviva en armonía con lo que la rodea.

La catalana tiene una carrera prolífera, plagada de reconocimientos —como el Premio Nacional de Arquitectura 2021—, aunque lo que de verdad impacta de ella es su coherencia y la pasión que siente por su trabajo. Dice que vivimos en una sociedad que ha entendido mal el lujo, el cual —lejos de la ostentación de los materiales y el golpe de efecto del que muchos echan mano— se esconde en esa piel erizada y el nudo en la garganta que sentimos cuando apreciamos algo bello. De esa capacidad para emocionar y del equilibrio entre luz, aire y espacio es de lo que habla su obra, sin olvidar la imperiosa necesidad de socializar del ser humano en el interior de la misma.

Hablamos con una de las pioneras de la arquitectura en España. Una mujer que tuvo que romper muchos techos de cristal y que, pese a ello, nunca se ha dejado tentar por el reverso tenebroso del mainstream. Pinós estrena proyecto diseñando la ampliación de Bodegas La Horra, en Ribera del Duero, donde la sostenibilidad será la piedra angular de los 4.700 metros cuadrados que conformarán este espacio singular que podremos disfrutar en 2025. Hablemos de este proyecto, de su fascinante trayectoria y de mucho más.

Carme Pinós está diseñando la ampliación de Bodegas La Horra. Háblanos, por favor, de las singularidades de este proyecto.

Cuando abordamos este proyecto, nuestro objetivo fue que el edificio funcionase a la perfección, pero también nos preocupaba que estuviese integrado en el entorno, que formara un nuevo paisaje junto a las viñas, queríamos crear una imagen digna de ser recordada por su armonía, que aportase el concepto cultura a la naturaleza y a la agricultura.

La sostenibilidad es uno de los pilares de esta bodega, ¿qué estás haciendo para integrarla en el diseño?

El proyecto se basa en conseguir un clima constante durante todo el año sin ayuda de la tecnología. Para ello toda la parte de producción está enterrada y ventilada, como las antiguas bodegas del lugar, a través de zarceras.

¿Cuál es tu filosofía a la hora de trabajar?

Somos conscientes de que la arquitectura es el espacio de la sociabilidad, condiciona la manera en la que la gente se relaciona y, por ello, los arquitectos no deben olvidar jamás la escala humana.

"Cuando proyectamos, los arquitectos debemos tener siempre presente la voluntad de preservar la dignidad de la gente y su capacidad de sociabilidad"

Australia, Francia, México… Trabajas en países totalmente opuestos, ¿obliga cada realidad a pensar de forma diferente?

Antes de abordar un proyecto es importante familiarizarse con la cultura del lugar, ser conscientes de ella y saber dialogar. En mi caso, nunca intento imponerme, lo cual no quiere decir que mis proyectos no tengan presencia. Cada país transmite su propia percepción, sus maneras de ser visto. En Sudamérica, por ejemplo, sus paisajes son muy distintos a los nuestros y están más familiarizados con las grandes escalas, cosa que en Europa no abunda tanto, ya que está más fraccionada.

¿Dónde te sientes más cómoda trabajando?

Cualquier proyecto en cualquier lugar me estimula si trabajo entre gente que me respete y confíe en mí y que, a la vez, yo puedo confiar en ellos.

¿Cómo ves el futuro de la arquitectura en España?

No soy muy optimista en relación con el futuro de la creatividad, especialmente si continúa este clima neoliberal de rendimiento cortoplacista que nos pone en feroz competencia entre los profesionales.

¿Qué les dirías a los jóvenes que están pensando dirigir sus pasos profesionales hacia la arquitectura o el diseño?

Creo que les pediría que fueran más solidarios con sus compañeros de lo que ha sido nuestra generación y así reivindicar un respeto mayor hacia la creatividad artística, de lo contrario acabarán siendo todos anónimos y fieles empleados en grandes compañías.

Fuiste la segunda mujer en la historia de nuestro país en recibir, en 2012, el Premio Nacional de Arquitectura 2021. ¿En arquitectura también existe una brecha de género?

Por descontado, pero cada día en menor grado.

¿Cuáles son tus proyectos favoritos?

Siempre amo más el último proyecto que he diseñado. En todos pongo un gran entusiasmo, si bien en el último es donde tengo más presente y valoro más los obstáculos que hemos podido superar y la forma en que lo hemos hecho.

¿Nos puedes contar algo sobre tus próximos pasos?

Últimamente, estoy trabajando más con clientes privados, cada vez es más difícil acceder a los concursos públicos. Pero, como he comentado, disfruto con todo lo que hago. Ayer mismo diseñamos una manecilla para puertas. Salto de una escala a otra sin demasiados problemas, todo es cuestión de entusiasmo y saber poner todas las cartas sobre la mesa.