¡Huracán Samantha Vallejo-Nágera! Una 'masterchef' que arrasa organizando bodas
Visitamos de la mano de la chef y empresaria Samantha Vallejo-Nágera su nueva finca para eventos, la Dehesa de Valbueno, en Guadalajara. Y sí, hay vida después de 'MasterChef'
eis temporadas siendo jurado de 'MasterChef', seis libros de cocina sin contar los del reality más popular de la televisión, una empresa de catering para eventos, nueve furgonetas, 45 bodas al año, 800 eventos, más de 2.700 presupuestos anuales, 40 empleados, cuatro naves y dos fincas de bodas. Y, apunten, cero pretenciosa. Les presentamos a la mujer detrás de ese torbellino de cifras, Samantha Vallejo-Nágera (1969), e imaginen que les sonríe sin dejar de mirar el móvil. Eso sí, sin los labios rojos y el eterno recogido tirante con el que juzga a los concursantes -niños, mayores y celebrities- de 'MasterChef'. Hoy, Samy proyecta una imagen mucho más cercana que la de su personaje televisivo.
Pero aún quedan los números imprescindibles de la vida de esta chef y empresaria: cuatro hijos (Chloe, Pedro, Roscón y Diego) y un marido, el enólogo y director comercial de Marqués de Riscal Pedro Aznar, que se acaba de bajar de la moto para comer con su mujer donde hoy nos encontramos, en la recién estrenada zona de banquetes de la finca Dehesa de Valbueno, en Guadalajara, que la chef ha alquilado para seguir creciendo. "Le he sacado del trabajo en Madrid y como esto está cerquísima, en nada está aquí. Eso mismo, la rapidez, va a ser el secreto de este sitio", apunta Samantha.
Ah, y si todas las cifras en la vida de Samantha son abultadas, hay una que es reducida pero imprescindible: tiene una madre, la francesa Sabine Déroulède, que se ocupa de los eventos en la casa de Pedraza, Segovia, y es la mano derecha de Samantha. "Madre solo hay una", dice su hija, que estudió paisajismo y ha conseguido esa amalgama de color y tradición que llaman 'estilo Samantha'.
Estoy feliz de hacer bodas en la Dehesa Valbueno. Un reto más, a mí nadie me frena
De la chica que repartía en patines paellas en Nueva York a esta mujer que se maquilla tumbada, sin parar de hablar por teléfono, ha llovido. Pero lo que no ha perdido es las ganas de pasárselo bien; olviden la imagen seria de la televisión. Lo que al común de los mortales les llevaría al colapso a ella le da energía. De su ritmo frenético da buena cuenta su Instagram, donde acumula 358.000 seguidores que viven su vida doméstica y laboral al minuto.
¿No le cansa tanta sobreexposición?
Yo siempre digo que se puede salir en prensa de manera inteligente y que quien no quiere no sale en las fotos. Yo soy una trabajadora y no doy morbo ninguno. No he puesto los cuernos a mi marido, que por otro lado jamás sale en los photocalls. Mi hermano Colate estuvo casado con Paulina Rubio y eso sí que es sobrexposición. Para mí es muy importante la naturalidad, tal vez por eso saco en mis redes a mis hijos. Todo sin artificios y mostrando mi día a día tal y como soy.
¿Vienes a ver la finca?, espeta. Así, de una cosa a otra, la presentadora enseña este antiguo aprisco de ganado donde quieren montar el nuevo lugar de moda para bodas más cercano a Madrid. "Lo hemos alquilado por ocho años, es una monada". El lugar, que ya está lleno de detalles de los viajes de Samantha, forma parte de una privilegiada finca, a 20 minutos del centro de Madrid. Históricamente, Valbueno era una antigua aldea de Guadalajara. Los primeros propietarios fueron los monjes dueños del monasterio de los Jerónimos. En 1726 fue convertida en señorío por don Tomás de Yriberri y Goyeneche, caballero de Santiago y tesorero del rey, siendo don Felipe V quien le concediera en 1732 el título de marqués de Valbueno. A finales de 1900, la casa palacio fue reformada manteniendo su estructura inicial y manteniendo la historia de tantos años presente y convirtiéndose Valbueno en una finca de agricultura con más de 400 años de historia detrás.
"Se puede salir en prensa de manera inteligente. Quien no quiere no sale en las fotos"
Samantha prefiere no hablar de sus actuales caseros, una de las sagas más tradicionales que poblaban España en la segunda mitad del siglo XX con apellido italiano, y confiesa que se dejó aconsejar para elegir la finca. Aquí su mayor secreto: sabe delegar. Esta frase no tiene sentido si cerca no aparece el nombre de Piluca, su mano derecha, que no tiene reparo en confesar que empezó ayudando hace 15 años cuando daban seis bodas al año en Pedraza. Era compañera de pupitre de la galerista Mafalda Muñoz, la hermana pequeña de Samantha, y de un trabajo de verano surgió su vocación.
Hoy si hay alguien que lleve en cifras el éxito de Samantha, es esta mujer: "Samantha hace cosas fuera de lo normal siendo una mujer normal y eso es lo maravilloso de ella. Hay muchas empresarias con cuatro hijos, ello no es extraordinario, pero tiene un estilo que cautiva. Y, sobre todo, es una mujer que confía. Confía y delega. No cuestiona y aplaude. Cuando le enseñamos esta finca y le dijimos que Dehesa de Valbueno era perfecta, se enamoró de ella. Buscábamos una alternativa para los novios que no quisiesen hacer noche fuera, como nos ocurre con Pedraza, que es maravilloso pero es otro concepto".
Samantha ya tiene dispuesta la nueva cocina, los baños, le planea la idea de hacer bodas en el pinar, cócteles junto a los lilos... Todo bajo la atenta mirada de su madre, Sabine, que está montando las mesas para este reportaje y con la que hace cinco minutos han grabado unos segundos para una conocida marca de café.
¿Si no se hubiera apellidado Vallejo-Nágera cree que hubiera tenido tanto éxito?
Lo desconozco. Lo que tengo claro es que mi apellido nunca ha sido una losa para mí, ni he tenido que renegar de él ni nada por el estilo. Pertenezco a la familia que pertenezco y punto. Doy de comer a todos a los Vallejo-Nágera y a la gente más sencilla. Solo me planteo dar de comer bien. Lo que sí me ha funcionado es el nombre, porque tanto a mi hermana como a mí, mi madre nos buscó dos muy sonoros: Samantha y Mafalda.
Pero tus primeros clientes fueron del entorno de tu familia...
Toma, claro, como cualquiera. Empecé por un contacto familiar a hacer unas prácticas en el restaurante Horcher, al que entré por una apuesta. El dueño me dijo que no aguantaría el ritmo de su restaurante. Tanto me picó el amor propio que me compré un uniforme y me presenté a trabajar. Allí Carlos Horcher me enseñó la base de la cocina tradicional y descubrí mi pasión.
Y luego empezaste a cocinar en casas.
Sí y en eventos de conocidos de mis padres. Cobraba la compra más 2.000 pesetas por comensal. Tenía 22 años y de ahí me fui a Londres, donde ya me hice mis primeras tarjetas donde puse eso de Samantha de España, que empezó a atraer al público. Más que el apellido, como te he dicho, a mí me ha funcionado el nombre.
Una de las primeras bodas que hiciste fue la del nobel Camilo José Cela...
Mi valor es la discreción y con eso te digo todo y nada.
¿Qué es esto del estilo Samantha? ¿Sigue la moda?
Es algo apetecible pero cuidado. Yo soy cero fashion victim. Me encanta tematizar y me encanta vestir rara, una mezcla de ropa hippy y antigua, todo con mucho colorido. Valoro mucho que no me cueste dinero porque el dinero prefiero gastarlo en mi marido y en mis hijos, en viajar, que lo adoro. Tengo muy claro que no me voy a gastar el dinero en bobadas y prefiero que mis hijos vayan a buenos colegios. Eso sí, a mi marido le encanta cuando me pongo ropa elegante. Este traje -dice señalando el conjunto de Massimo Dutti- le encanta. Verás, ahora le llamamos.
Se conserva muy bien...
Me cuido, ya lo has visto. Intento no probar fritos, las grasas y todo con lógica; si como cochinillo, por la noche fruta o yogur. Todos los días me peso y tengo un entrenador personal. El secreto no está en dejar de comer, sino en la preparación y el deporte. Todo sin obsesionarse.
Vamos, que nunca pasaría por un quirófano.
Mi madre está guapísima y nunca lo ha hecho. Valoro mucho la naturalidad.
"Nunca pasaría por el quirófano. Si algo valoro en mi vida, es la naturalidad"
Has contado todos tus secretos como madre y empresaria en tus libros, y de lo que menos sabemos es de tu marido.
Es un encanto y muy divertido, un padrazo. Jamás vamos juntos a los eventos y él no tiene ni Instagram. Bueno, yo creo que sí pero para compartir chistes. El resto ya lo puedes ver en mis redes sociales.
¿Qué le debe a la televisión?
No voy a filosofar. Es una fuente de alegrías, de Canal Cocina a 'MasterChef'.
El otro mediático de la familia es su hermano Colate, ¿qué tienen en común?
Nos adoramos. Somos los extrovertidos de la casa. Mi familia es muy plural y hay de todo: mi hermana, que se dedica al arte y pinta, hay escritoras y mi hermano mayor es un intelectual. No nos aburrimos.
Su hijo Patrick, que tiene síndrome de Down, se ha convertido en una estrella de las redes sociales.
Lo de Roscón es maravilloso. He contado ya miles de veces que le llamamos así cariñosamente porque nació en Navidad y, como el roscón, venía con sorpresa. Mi hijo es un monstruo, la gente le pide autógrafos por la calle, le escribe mucha gente de provincias, conocemos a otros chicos, es un niño superfeliz y te das cuenta de la parte positiva del síndrome de Down. Sacarle en mi red social ha servido para normalizar el día a día de un niño con 21 cromosomas. Para mí tener a Roscón es una fuente de alegrías constantes, es feliz, terco y nos mantiene unidos.
Visitas a gente anónima que tiene niños con síndrome de Down.
Me encanta, lo hago de manera desinteresada. Me voy con la moto y me presento en el hospital. Intento ayudarles con mi experiencia. Hay una masa enorme en redes sociales de padres y madres con hijos con síndrome de Down y me entero de los nacimientos por el boca a boca. Recuerdo especialmente el caso de una madre de Ávila que no aceptaba a su hija, la fui a ver tres veces, fue muy duro. Su foto consiguió 500.000 'me gusta' con comentarios positivos que lograron animarla. El padre incluso imprimió los comentarios e hizo un libro. El participar en estos procesos me ayuda y me hace sentir mejor persona. Es un efecto cadena y luego muchos padres se han animado como yo a mostrar su día a día con niños con SD: @pepitamola es un maravilloso ejemplo por su fuerza en redes, pero hay muchísimos más.
Esta parte de labor social no la contemplaba. ¿Cómo se relaja Samantha?
Cocinando, pero charlando con los amigos, como si estuvieras en tu casa.
Por cierto, apunten: ya tiene vendidas bodas hasta final de año.
Herencia materna
La madre de Samantha, Sabine, está detrás de la dirección artística de las mesas de este reportaje. Esta en concreto tiene mantel de Durbanity, material de Options, flores de Aquilea y copas de Estaños de Pedraza. Y es precisamente en esta localidad de Segovia donde esta decoradora tiene De Natura. A la madre de Samantha le gusta estar siempre en un segundo plano, pero sus detalles (flores y decoración) la llevan a primera fila. Más de 40 años de experiencia la avalan en el mundo de la decoración, donde su gran maestro fue Paco Muñoz, su marido.
Fotografía: Olga Moreno
Vídeo: Helena Sánchez
Estilismo: Carla Aguilar
Asistente estilismo: Almudena Carnicero
Peluquería y maquillaje: Bajo Be
eis temporadas siendo jurado de 'MasterChef', seis libros de cocina sin contar los del reality más popular de la televisión, una empresa de catering para eventos, nueve furgonetas, 45 bodas al año, 800 eventos, más de 2.700 presupuestos anuales, 40 empleados, cuatro naves y dos fincas de bodas. Y, apunten, cero pretenciosa. Les presentamos a la mujer detrás de ese torbellino de cifras, Samantha Vallejo-Nágera (1969), e imaginen que les sonríe sin dejar de mirar el móvil. Eso sí, sin los labios rojos y el eterno recogido tirante con el que juzga a los concursantes -niños, mayores y celebrities- de 'MasterChef'. Hoy, Samy proyecta una imagen mucho más cercana que la de su personaje televisivo.