La ausencia de las hijas Alcocer Koplowitz en la gran puesta de largo de sus hermanas
Cuantificar esta fiesta es complicado, pero las cifras que se han barajado, haciendo una estimación global, se acercarían a los 180.000 euros
Las fiesta para celebrar la mayoría de edad entre los personajes con un perfil mediático se han puesto de moda y sirven para demostrar el poderío económico y también las complicadas relaciones familiares de algunos de estos personajes.
La última gran fiesta ha sido la de las mellizas Margarita y Carlota Alcocer Hernández, que, aunque no habían cumplido 18 años, ha servido como antesala a la mayoría de edad. Su padre, el empresario exmarido de Esther Koplowitz, cerró el Teatro Real de Madrid para sus niñas. Y no solo eso sino que el foro musical se convirtió en una pequeña Habana de los años 50 con plantas tropicales, loros y un cuerpo de baile con plumas y lentejuelas que animaron a los casi 500 invitados como si fuera el cubano Club Tropicana. Cuantificar esta fiesta es complicado, pero las cifras que se han barajado, haciendo una estimación global, se acercarían a los 180.000 euros. Todos estos fastos quedaron reflejados en la revista '¡Hola!', en la que el empresario aparece bailando con sus hijas, posando con su segunda mujer y madre de las mellizas, y facilitando imágenes de la impresionante puesta en escena en el interior del teatro.
Han sido, precisamente, estos posados los que han llamado la atención porque hasta ahora la vida social y personal de Alcocer no se había mostrado con tanta profusión. Tras su divorcio, complicado y público, de Esther Koplowitz, todos los acontecimientos íntimos y momentos felices (la boda con Margarita Hernández, el nacimiento de las mellizas, los cumpleaños de las niñas, los suyos propios...) no han sido públicos.
Y esta difusión elegida ha servido para saber que a la megafiesta no acudieron las tres hijas que tuvo con Esther Koplowitz: Esther, Alicia y Carmen. Tampoco los nietos de parecida edad de Carlota y Margarita ni los hijos de Alicia Koplowitz. Unas ausencias que a muchos de los invitados que desconocían esa lejanía familiar les hizo recordar lo que supuso para las hermanas Koplowitz el divorcio de los primos Alcocer y Cortina. Una publicidad no buscada que las convirtió en titulares de la prensa nacional y extranjera. El imperio que manejaban los empresarios pasó a manos de sus mujeres una vez que la ruptura se hizo efectiva. Los hijos eran menores de edad, pero siempre apoyaron a sus madres. Según explican a Vanitatis, “las hijas de Alberto Alcocer quieren a su padre, pero sus vidas y manera de ser están muy alejadas de la opulencia que ha mostrado en esta ocasión el empresario con sus mellizas. Se ven poco porque ellas ya tienen sus familias”.
Puestas y ausencias
Hubo otras fiestas anteriores que también tuvieron su publicidad alternativa. La primera en abrir el baile fue Cayetana Rivera Martínez de Irujo en La Pizana, la finca de su madre. En este caso no hubo desencuentros familiares y los padres compartieron con su hija la gran noche organizada por la duquesa de Montoro. Después tocó el turno a Victoria Federica, que contó con la presencia de la infanta Elena y Jaime Marichalar, que tuvieron poco que decirse. Cada uno estuvo con los suyos. La reina Sofía, como mediadora, y don Juan Carlos, desaparecido en esas fechas.
La tercera puesta de largo fue la de Amina y Luis en San Sebastián, coincidiendo con la publicación del libro de Cayetano Martínez de Irujo. Aunque estaban invitados, no aparecieron por la casa Arbaizenea ningún hijo de la duquesa ni tampoco los primos Fitz-James. Los desencuentros familiares y las ausencias han marcado públicamente esos desafectos.
Las fiesta para celebrar la mayoría de edad entre los personajes con un perfil mediático se han puesto de moda y sirven para demostrar el poderío económico y también las complicadas relaciones familiares de algunos de estos personajes.