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Adriana Domínguez, la actriz en ciernes que terminó presidiendo la empresa familiar
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PERFIL

Adriana Domínguez, la actriz en ciernes que terminó presidiendo la empresa familiar

Ha conseguido reducir los números rojos de la empresa y 'resucitar' el grupo textil gallego. Casada con el presidente de Makro, vive en una aldea de Orense con su hijo pequeño

Foto: Adriana Domínguez, en una imagen reciente. (Punto Ga Comunicación / M. Riopa)
Adriana Domínguez, en una imagen reciente. (Punto Ga Comunicación / M. Riopa)

En verano del año 2017, el consejo de administración de Adolfo Domínguez nombraba de forma oficial directora general de la empresa a la primogénita del diseñador, Adriana Domínguez González (43). Su misión era capitanear la renovación de la firma con plenos poderes ejecutivos y bajo la dependencia directa del consejo. La situación era crítica. La empresa había perdido 22,7 millones en el ejercicio y había una última oportunidad de salvar los muebles confiando en un nuevo equipo que quería cambiar (mucho) las cosas. Ella dio un paso al frente para liderar lo que la prensa especializada ha bautizado a posteriori como "la revolución de Adolfo Domínguez". Porque los resultados pronto la acompañaron. Al año siguiente la empresa 'solo' perdió 6,9 millones de euros, lo que suponía un descenso del 70% en comparación con el año anterior. No está mal para una aspirante a actriz (se formó en el prestigioso The Lee Strasberg Theatre Institute de Nueva York) que se crió en un ambiente selectísimo y que podría perfectamente vivir del cuento. Acaba de completar su ascenso al trono de la empresa familiar al ser nombrada presidenta ejecutiva de la compañía.

La nueva presidenta encarna la tercera generación de la empresa fundada por sus abuelos en 1950. Desde hace cuatro años ha logrado renovar completamente la gestión de la compañía, en tándem con el actual director general, Antonio Puente. Adriana Domínguez, Puente y un nuevo equipo de dirección han devuelto a la firma a resultado operativo positivo tras diez años en pérdidas, logrando incrementar las ventas totales y especialmente la rentabilidad de las ventas por tienda y del comercio online, con cifras de crecimiento de dos dígitos.

placeholder Adolfo Domínguez y su hija mayor, Adriana. (Cortesía)
Adolfo Domínguez y su hija mayor, Adriana. (Cortesía)

Adriana es la mayor de las tres hermanas Domínguez, fruto de la relación del diseñador Adolfo Domínguez con Elena González Álvarez. Las tres han heredado una belleza bohemia de ojos inmensos y han recibido una educación exquisita. Adriana estudió en internados y escuelas de Inglaterra (la prestigiosa Repton School), Suiza y Alemania. Habla con fluidez cinco idiomas, toca el piano y está licenciada en Ciencias Empresariales Internacionales por ICADE y CESEM (Francia). "Al volver de los internados, teníamos que dedicar varias horas al día a la lectura, el dibujo y a tocar el piano. Como no íbamos a hacer la mili, mi padre instaló en el campo una gran estructura de entrenamiento. Teníamos que subir un muro con una cuerda para demostrarle que podíamos con todo. Era, y sigue siendo, muy exigente con nosotras", contó en una entrevista con 'Fuera de Serie'.

Durante un tiempo, ese 'todo' se focalizó en el cine. Quería ser actriz y para ello se mudó a Nueva York. Durante su breve pero intensa experiencia como intérprete llegó a compartir reparto con Kathy Bates, Geraldine Chaplin y Robert De Niro. Participó en cinco producciones de cine: 'La llorona', un thriller rodado en Nueva York; 'El sueño de Ibiza', donde interpretó a una joven doctora en Mozambique; 'El regalo de Silvia', con un papel como mujer ciega que recobra la vista, y 'Noviembre', en el que su personaje fue una chica de la calle. También intervino en 2004 en una coproducción con De Niro, 'El puente de San Luis Rey', rodada en lengua inglesa. Es miembro vitalicio de The Actors Studio, asociación sin ánimo de lucro para actores profesionales, directores y dramaturgos.

Por unanimidad

Ese perfil creativo y bohemio (estudió un máster de Pensamiento en la Escuela de Humanidades) no se ha disuelto del todo, si acaso está ahora volcado en sacar adelante la empresa que fundaron sus abuelos. A lo largo de los años que lleva al frente, se ha visto obligada a tomar decisiones duras, como descartar las diversas líneas de negocio que había puesto en marcha la generación anterior, cerrar líneas de negocio improductivas y fusionar las marcas para volver a una sola, el origen de todo, Adolfo Domínguez. Si hay un indicador de que su gestión ha sido bendecida dentro y fuera de la compañía es cómo se ha gestado su reciente nombramiento como presidenta: fue aprobado por unanimidad por los miembros del consejo de administración y previo informe favorable de la Comisión de Nombramientos y Retribuciones (compuesta exclusivamente por consejeros independientes).

De entre las tres hijas de Adolfo Domínguez, Adriana ha sido quien más ha dado la cara, aunque no la única. Tiziana Domínguez, la hermana pequeña, es desde hace menos de un año la nueva directora creativa de la marca. Adquirió cierta fama cuando se casó con el conocido estratega internacional Juan Verde, que asesoró durante años a Barack Obama. Hoy vive en la campiña de Orense, donde reside en una granja con sus hijos. Valeria Domínguez, la hermana pequeña, fue durante unos años responsable del e-commerce de Adolfo Domínguez. En 2016 decidió dejar la empresa y volver a sus orígenes. Ingeniera superior en robótica industrial con un Executive MBA por la Universidad de Harvard, es la fundadora y CEO de Felino, una consultora de estrategia e-commerce especializada en marcas de moda, y de la aceleradora de talento digital Women in Tech Spain. Valeria es la única de las tres hermanas que reside en Madrid.

Todas han crecido como profesionales en el seno de la empresa familiar, "con sus aciertos y errores". Para cuando Adriana se convirtió de facto en la primera ejecutiva del grupo, ya llevaba cerca de dos décadas involucrada en la firma y se la conocía al dedillo. Ejercía de consejera, directora de marca de Perfumes y directora de Comunicación. "De las tres hermanas es la que más carácter tiene, sin duda era la adecuada para sacar adelante esa empresa", explica una fuente que la conoce desde hace tiempo. Los números facilitados por la compañía parecen darle la razón: en los últimos cuatro años la ha relanzado, con un aumento de las ventas comparables de más del 22% y una subida de su facturación online del 108%.

placeholder Adriana Domínguez. (Punto Ga Comunicación / M. Riopa)
Adriana Domínguez. (Punto Ga Comunicación / M. Riopa)

La empresaria vive en realidad de forma sencilla. Reside en una pequeña aldea de Orense con su hijo y su marido, José María García Agulló, presidente de Makro desde 2018. Se casaron en una escueta ceremonia civil en el Concello de Orense, en 2011, y a la celebración posterior en la finca familiar de Pereiro de Aguiar apenas invitaron a unas decenas de personas. "Estaban los amigos de los colegios internacionales a los que había ido Adriana y gente muy allegada. Después de casarse pasaron unos años viviendo en Somosaguas (Madrid), ella quiso montar algo relacionado con el baile, pero después volvieron a Orense", revelan.

Ahora Adriana Domínguez, la bohemia y la empresaria, tendrá que lidiar con el covid-19 y sus consecuencias para el textil. “Es abrumador, pero ¿tirar la toalla? En una empresa familiar no se hace”, afirmó rotunda en una reciente entrevista con el portal especializado 'Modaes'. Porque ahora ya se trata de dejar el negocio a la cuarta generación.

En verano del año 2017, el consejo de administración de Adolfo Domínguez nombraba de forma oficial directora general de la empresa a la primogénita del diseñador, Adriana Domínguez González (43). Su misión era capitanear la renovación de la firma con plenos poderes ejecutivos y bajo la dependencia directa del consejo. La situación era crítica. La empresa había perdido 22,7 millones en el ejercicio y había una última oportunidad de salvar los muebles confiando en un nuevo equipo que quería cambiar (mucho) las cosas. Ella dio un paso al frente para liderar lo que la prensa especializada ha bautizado a posteriori como "la revolución de Adolfo Domínguez". Porque los resultados pronto la acompañaron. Al año siguiente la empresa 'solo' perdió 6,9 millones de euros, lo que suponía un descenso del 70% en comparación con el año anterior. No está mal para una aspirante a actriz (se formó en el prestigioso The Lee Strasberg Theatre Institute de Nueva York) que se crió en un ambiente selectísimo y que podría perfectamente vivir del cuento. Acaba de completar su ascenso al trono de la empresa familiar al ser nombrada presidenta ejecutiva de la compañía.

Adolfo Domínguez