Hablamos con Laura Corsini (Bimani) de su éxito en pandemia: miles de vestidos y un secreto
La empresaria y diseñadora madrileña ha conseguido vender más 1.800 vestidos durante el confinamiento. Su secreto para ser capaz de vender arena en el desierto
Laura Corsini, fundadora de Bimani, ha sabido cómo quitarse el sambenito de ‘hija de’ consiguiendo colocar en menos de una década su marca en el olimpo de las más solventes del panorama patrio. Con una infraestructura comedida pero sólida (dos tiendas, 33 trabajadores y una producción 100% española), no solo ha capeado con éxito la crisis del covid creciendo un 30%, sino que promete abrir tienda nueva en 2021 y otras dos en 2022. Y es que lo que empezó con un mercadillo de camisas en Comillas, ahora es todo un imperio capaz de vender 300 cinturones en una hora o 1.800 vestidos Abrazo en pleno confinamiento.
Aunque asegura con modestia que están “salvando el tipo y siendo prudentes”, lo cierto es que su buen ojo en los negocios ha conseguido levantar un negocio con una comunidad de casi 2.000 personas en Telegram (sus Vip-manis), que vende en tiendas a través de WhatsApp y que en el último ejercicio facturó varios millones de euros.
No nos extraña, es eléctrica. Durante la pandemia, sola en Madrid y con el negocio a medio gas, puso en marcha una red de costureras y talleres que confeccionaron más de 100.000 mascarillas que repartió por hospitales y centros de la Comunidad de Madrid, recaudó más de 55.000 euros para comprar tejido y se convirtió en una de las heroínas silenciosas de la pandemia en la capital. “Tocaba ayudar e hicimos lo que pudimos”, cuenta.
Ahora, un universo de posibilidades aguardan y aunque espera seguir creciendo, aún tiene miedos: “Los gastos fijos son altísimos y acabamos de mudarnos de oficina a una más grande”. No obstante, quiere seguir creciendo y, quién sabe, quizá abrir nuevas líneas de negocio. Cuñada de Cristina Oria, esta es la clave del éxito, según una de las 'herederas' de una de las grandes sagas de empresarios patrios, los Corsini.
PREGUNTA: ¿Cómo has hecho para seguir vendiendo a ese nivel en plena crisis del covid?
RESPUESTA: Yo creo que al final nos hemos adaptado. Después de tantos fuegos hemos aprendido a adaptarnos. No es que estemos vendiendo como churros, pero sí que no nos está yendo nada mal. No hemos crecido como en años anteriores, que lo hacíamos a un ritmo de más del 50%. Este año lo hemos hecho alrededor de un 20%. Hemos perdido un 30% pero estamos muy contentos, no nos podemos quejar.
P: ¿Y dónde está el secreto?
R: La suerte que tenemos en Bimani es que, como casi todo lo confeccionamos en Madrid -todas las prendas de esta temporada las hemos producido en España y casi todas en talleres de aquí-, tenemos muy fácil ajustarnos a la demanda. Justo antes del estado de alarma, en vista de cómo evolucionaba todo, pudimos parar los talleres que iban a empezar con prendas para eventos y diseñar corriendo otra colección más de estar por casa. Tuvimos margen de reacción porque producimos aquí. Lo normal es producir con 6 meses de antelación, pero nosotros, que siempre vamos superlento, pues al final tuvimos suerte.
Eso sí, con todos los talleres cerrados nos quedamos muchas veces sin stock, también porque vamos poco a poco. No es que hagamos miles de unidades de cada cosa y se agoten en un día.
P: Bueno, uno de los grandes fenómenos han sido tus famosas preventas…
R: Sí. De primeras producimos entre 300 y 400 unidades de cada prenda (cada temporada sacamos unos 50 modelos), y si gusta, pues repetimos pero siempre con cautela. Y bueno, esta temporada por las circunstancias que había empezamos con las preventas y llegamos a vender en pleno confinamiento 1.800 vestidos Abrazo, un vestido que hicimos en homenaje al abrazo que no puedes dar. Todos en preventa. Hemos tenido mucha suerte.
P: ¿Cuánta gente tienes en plantilla?
R: Ahora mismo 33, si no me equivoco. En oficina somos como unos 15, que ahora está todo el mundo teletrabajando. Desde marzo solo vamos a la oficina de manera puntual y los que quieren. Los demás en tienda. Cuando cerraron todo, tuvimos que hacer un ERTE en tiendas, pero sí que hemos podido recuperar a toda la plantilla. Lo bueno es que en toda esta situación, aunque es terrible y las ventas han caído muchísimo, nos hemos readaptado a través de nuevos canales de venta.
P: ¿Cómo es esto de vender por WhatsApp?
R: Se ha convertido un poco en una asesoría personalizada porque por un lado tenemos mucha ropa en tienda y por otro hay muchas clientas que tienen dudas de tallas, de colores… Lo genial es que lo hacen las chicas que tenemos en tienda por notas de voz y a través de fotos. Son cosas que si no hubiera pasado todo esto, seguramente no habríamos desarrollado. El 50% de lo que vendemos en tienda lo estamos vendiendo por WhatsApp.
P: Velázquez, Paseo de la Habana, Valencia y casi Barcelona… ¿Cuántas tiendas tenéis abiertas?
R: Tenemos abiertas la de Velázquez y la de Valencia. Paseo de la Habana la hemos cerrado, por un lado, porque la zona no acompaña mucho a la marca, es muy poco comercial; por otro, porque era una tienda de outlet, y la gente que conozca a Bimani por esta tienda tiene una imagen un poco peor. Creo que la imagen de marca es importante y prefiero tener una tienda muy cuidada y luego hacer outlets puntuales.
Justo antes del confinamiento, el 7 de marzo de 2020, me fui a Barcelona con la intención de encontrar un local. Vi varios que me encantaron y no lo alquilamos de milagro. Sí que es cierto que la idea es más adelante buscar locales allí, hacer alguna venta puntual en unos meses, cuando esté todo más calmado porque también me da rabia. Es como que este año tampoco hemos crecido tanto porque no hemos hecho nada nuevo. El año pasado abrimos Valencia, pero este año no ha podido ser.
P: Bueno, pero sí que has sacado cosas nuevas: bolsos, cinturones, tejidos que no son los Bimani de siempre…
R: Me he vuelto loca. Yo creo que lo que nos ha pasado es que Bimani tiene un estilo muy definido, eso está claro. El estilo de una chica que viste normal, que le gusta la moda pero con prendas que se adaptan al resto de lo que tiene en el armario. Pero es cierto que a mí me daba rabia no tener una colección aunque fuera pequeña. A ver si se va a acabar el mundo y me voy a quedar con las ganas (risas). Hemos tirado la casa por la ventana. Era el momento de arriesgar y ha encajado superbien. La gente quería novedad y hemos vendido mucho y muy bien. Y luego los cinturones han sido otro éxito. Se agotaron en una hora y eso que hicimos cientos de ellos. Pues en una hora no quedaba ni uno en la web. No me lo podía creer.
P: Cuándo miras atrás, ¿qué es lo que te da más vértigo?
R: Me da cosa decir ‘nos ha ido fenomenal’. Que no nos ha ido mal, pero al final tenemos muchísimos gastos fijos. El local de Velázquez es carísimo, hemos hecho una inversión en una web que aún no tenemos pero que ha sido una inversión inmensa, tenemos a más de 30 personas contratadas, producimos todo en España por lo que el margen es mucho menor… Es como que no me puedo quejar, nos está yendo muy bien para cómo está la situación, pero es cierto que también estamos trabajando mucho en seguir remando y reinventarnos. Sabíamos que si no sacábamos rápido prendas distintas como las de tweed de ahora, íbamos a seguir siendo más de lo mismo… Hemos estado con miedo pero sí que tenemos una comunidad de Bimanis increíbles.
P: He oído algo de un canal de Telegram con más de 1.900 personas… Háblame de tus Vip-manis
R: Nuestras Vip-manis son una locura. Es un grupo de Telegram que está muy unido a lo de WhatsApp que te contaba antes, más enfocado a la asesoría personalizada y al trato cercano con la clienta pero hecho por clientas. Mi equipo y yo estamos metidas en el grupo pero básicamente hablan entre ellas. Es como un chat de clientas que se han hecho amigas, que es una gozada, todas tienen un perfil muy parecido y les encanta Bimani. Comparten looks con nuestras prendas, hay días que van vestidas iguales, me dan feedback de las prendas… Son 1.900 personas con las que cada día me doy los buenos días, las buenas noches, se conocen entre ellas… Es increíble. Es lo más fuerte que nos ha pasado este año. Es una comunidad increíble por la que pasan muchas de las decisiones que tomamos. Me ayudan a dirigir las colecciones. “Esto nos ha encantado y debería volver” o “esta prenda talla pequeño”. Y lo que digan va a misa. Son como mis embajadoras. Lo realmente maravilloso es que no son fans mías, de Laura, sino de la marca. Bimani ya va por sí solo y no está tan personalizado en mí. Tienen hasta su propio Instagram donde comparten sus fotos, hacen directos… Es genial.
P: Creo que eres de las únicas que no ha basado su éxito en las influencers… ¿Por qué?
R: Por un lado está Instagram, que yo utilizo como canal de comunicación importantísimo. A mí me apasiona y me divierte estar ahí, no lo veo como una obligación ni mucho menos. ¡Llevo 9 años haciéndome vídeos! (risas). Pero aparte de eso, está el mundo Instagram de cara a influencers, y las pocas veces que hemos colaborado con ellas, nuestra clienta no lo ha visto bien. Al revés, lo han criticado. Eso no quita que puntualmente no me haya llevado sorpresas inesperadas. María Pombo se puso un par de nuestras cuñas en su boda porque le gustaron y yo no tenía ni idea y fue todo un fenómeno. Y lo mismo nos ha pasado con La Vecina Rubia y los botines que se compró, que hemos vendido más de 800 pares. Nunca sale de Bimani el crear esa relación y las pocas veces que lo hemos hecho ha funcionado pero más para hacer ruido, no creo que lo hayamos traducido en ventas. En Bimani no funcionamos como lo hacen otras marcas con estos impactos. Vamos un poco en paralelo a lo que se lleva. Yo no tengo ni idea de lo que se lleva cada temporada, no me importa. Vamos a nuestro aire en ese sentido.
P: Cuando empezaste tenías un público muy nicho, muy ‘barrio de Salamanca’, ¿cómo es el perfil de tu clienta ahora?
R: Tenemos la misma variedad de clienta que puede tener Inditex. Desde la chica superjoven que quiere ir vestida a una boda, que viene con su abuela y también se lleva algo. Para cada clienta Bimani es una cosa. Para unas clientas son sus básicos (una usa nuestros tops de tirantes para hacer deporte), que los complementan con otras prendas de marcas de lujo, que sería un perfil más del barrio de Salamanca. Y, en cambio, para otras, Bimani es una marca top, que les da buen resultado, que les sienta bien… Yo creo que llegamos a todo tipo de clientas también en cuanto a estilos. Eso sí, hay mucho aún por hacer para seguir creciendo.
P: Miembro de una estirpe de empresarios, ¿qué opinan de tu éxito?
R: En mi familia todos nos admiramos muchísimo y nos complementamos. Mi padre me dice que tengo que ser prudente, que tenga cuidado. Ahora que hemos alquilado una oficina más grande, que igual no es el mejor momento si nos vuelven a confinar… Pero, bueno, yo creo que admiran mucho cómo está yendo todo, pero intentando que no deje de tener los pies en la tierra.
P: Bimani ha cambiado mucho en los últimos años, ¿y Laura Corsini?
R: Yo creo que he cambiado mucho. Cuando empecé con todo esto (Biombo 13), no me cuidaba tanto, no cuidaba tanto mis relaciones personales, con mi familia… Al final, no sabía cómo encajarlo todo. Ahora estoy tranquila, me dedico tiempo, voy a cenar con mis padres… Ya todo está más organizado y ahora están más orgullosos. Pienso que si no hubiera estado tan volcada, no habríamos crecido tanto. Todo tiene su momento.
¿Entre sus próximos proyectos? "Acabamos de alquilar la oficina donde por fin vamos a poder trabajar bien, hacer reuniones con prensa, showroom… Está más cerca de la tienda de Velázquez, que es más cómodo. Seguramente apertura de Barcelona, esperemos que en 2021; al año siguiente confío en que abramos otras dos tiendas, y luego estamos estudiando un concepto nuevo de tienda más orientado a la compra digital. Lo que me encantaría es seguir ampliando la gama de productos. ¿Por qué no un Bimani Home?".
Laura Corsini, fundadora de Bimani, ha sabido cómo quitarse el sambenito de ‘hija de’ consiguiendo colocar en menos de una década su marca en el olimpo de las más solventes del panorama patrio. Con una infraestructura comedida pero sólida (dos tiendas, 33 trabajadores y una producción 100% española), no solo ha capeado con éxito la crisis del covid creciendo un 30%, sino que promete abrir tienda nueva en 2021 y otras dos en 2022. Y es que lo que empezó con un mercadillo de camisas en Comillas, ahora es todo un imperio capaz de vender 300 cinturones en una hora o 1.800 vestidos Abrazo en pleno confinamiento.