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Cristina Oria vuelve a reinventarse: hablamos de su libro, de Almeida y su infancia con Agatha Ruiz de la Prada
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NUEVO PROYECTO

Cristina Oria vuelve a reinventarse: hablamos de su libro, de Almeida y su infancia con Agatha Ruiz de la Prada

De sus recetas secretas, su relación con Almeida y Villacís, pero, sobre todo, de sus malabarismos domésticos para hacer tantas cosas a la vez hemos conversado con ella. Pasen y lean

Foto: Cristina Oria, en su restaurante de Conde de Aranda, en Madrid. (Cortesía)
Cristina Oria, en su restaurante de Conde de Aranda, en Madrid. (Cortesía)

“Yo creo que las tragedias tienen que durar 24 horas y pasado ese tiempo hay que reinvertir nuestra energía en algo positivo. Y nosotros lo hemos hecho ayudando en lo que hemos podido y haciendo recetas en casa”. Cristina Oria, que hace unas semanas daba a luz a su tercer hijo, pasó la pandemia y el confinamiento en un equilibrio difícil de conseguir: mantener su imperio gourmet a flote mientras daba de comer a los sanitarios y enfermos del hospital de Ifema, repartía epis y pulsioxímetros en sus icónicas furgonetas por los hospitales de Madrid y hacía y publicaba recetas de en su perfil de Instagram para no perder seguidores.

Unas recetas que han dado vida a su primer libro (‘Mis recetas favoritas para hacer en casa’, Espasa), su última aventura empresarial para deleite de sus clientes (ilustres y de a pie), que la han ayudado a crecer a un ritmo vertiginoso en pocos años. “Yo digo que ha sido peor que el parto. Di a luz el mismo día que se imprimió el primer libro y me ha costado mucho más el libro que el niño”, nos comentaba entre risas.

En menos de 5 años, Cristina Oria ha pasado de vender su famoso foie desde su obrador a tener tres restaurantes, en los que es tarea imposible encontrar mesa y ‘place to be’ de actores, empresarios y damas de la jet, cada uno con su correspondiente tienda (un claro guiño a sus padres, dueños de Musgo), una finca de eventos, un huerto y ahora, como decíamos, un libro de recetas que promete arrasar en ventas según expertos del sector.

El tirón de la chef de la jet es imparable y tras su solidaridad durante la pandemia aún es mayor. Con más de 157.000 seguidores en Instagram, clientas (y ahora amigas) de la talla de Paula Echevarría y Eugenia Silva, parece mentira que consiga encontrar horas en el día para llegar a todo (incluidos sus tres hijos). Es la reina de la conciliación (gracias, como ella dice, al apoyo incondicional de su marido, Álvaro Corsini), un espíritu imparable y familiar por encima de todo.

De sus recetas secretas, su relación con Almeida y Villacís, pero, sobre todo, de sus malabarismos domésticos hemos hablado con ella. Pasen y lean.

PREGUNTA: Vaya año, Cristina. El covid, un nuevo bebé y ahora el libro… ¿Qué vamos a encontrar en sus páginas?

RESPUESTA: Como yo no he sido cocinera de siempre, como si dijéramos, cuando compraba un libro de cocina me ponía muy nerviosa seguir paso a paso la receta y que luego no saliese o que me dijese que ahora tenía que utilizar pimienta de Sichuan y yo no tengo. Entonces he querido hacer un libro para que siempre salgan bien las recetas. Si coges y la haces, que sea fácil y sobre todo que salga bien. Y luego es un poco la filosofía que si yo no fuese cocinera querría: de madre o padre que tiene prisa o no tiene mucho tiempo pero tampoco quiere renunciar a comer bien. Recetas fáciles, con buena materia prima, que sienten bien y estén ricas. Y hay tanto para un menú diario como otras con un punto más de sofisticación por si tienes una cena, invitas a alguien o quieres darte un homenaje.

P: Y todas las recetas emplatadas en menaje que vendes en tus tiendas de Cristina Oria...

R: Todo es un círculo, como digo yo. Al final involucramos también a la familia. Ya no es un trabajo, sino que es una forma de vida que ya no sabemos muy bien cómo separar. Es un todo en uno.

Sus recetas secretas

Y no se queda corta. No solo emplata las recetas del libro en los platos y menaje que vende en sus tiendas, sino que las fotos están hechas por su marido en casa y lo que cocinaban se lo comían luego en familia. “Frío casi siempre”, dice feliz.

P: Tu trabajo y tu familia forman parte de un todo que abarca las 24 horas del día; de hecho, son en parte protagonistas de sus páginas. ¿Cómo consigues organizarte?

R: Bueno, tengo la suerte de trabajar con Álvaro. Si no trabajase con mi marido, esto sería inviable porque no entendería este ritmo o que de repente tengas que trabajar todo el fin de semana…

P: Tu marido se unió a este gran proyecto a tiempo completo en 2015 y desde entonces se ha involucrado tanto que ha tenido un papel vital en el libro…

R: Llevábamos mucho tiempo pensando en sacar el libro, en redes mucha gente lo pedía y sabíamos que iba a funcionar. Pero por tiempo y por tal, al final nunca lo hacíamos. Luego queríamos hacer unas fotos buenas con un fotógrafo profesional, y al final llegó el confinamiento, empecé a hacer recetas en Instagram y le pregunté a Álvaro: “¿Y si todas estas recetas me las fotografías tú aquí?”. Y entonces empezamos a hacerlas en casa y todas las fotos del libro son suyas. Es muy homemade y muy familiar. Al final yo hacía la receta, Álvaro la foto y luego nos lo comíamos, un poco frío, eso sí, con los niños.

placeholder Cristina Oria, en su finca. (Cortesía)
Cristina Oria, en su finca. (Cortesía)

P: Al final, Cristina Oria es un proyecto de familia...

R: Sí, sí. Al final, esto que iba a ser un libro, invirtiendo en fotógrafos, escenarios y muy preparado, fue un poco más improvisado en casa, en la mesa del salón, viendo si entraba luz o no entraba luz porque no teníamos más que una cámara. Ni focos, ni material fotográfico profesional. Ha sido todo recetas del confinamiento caseras.

P: No se nos escapa que no está el famoso foie, tu estrella absoluta... Esta te la guardas para ti, ¿no?

R: Sí, el foie y la tarta de limón no están (risas). He hecho un poco de trampas en ese sentido. De esas dos me cuesta desprenderme.

P: ¿Cuál es tu receta favorita del libro?

R: No lo sé. No tengo una que diga con esta me caso (risas). Todas me gustan mucho y no tengo una favorita, no lo había pensado.

placeholder Receta del libro. (Cortesía)
Receta del libro. (Cortesía)

Pandemia, Almeida y Villacís

P: Y encima en cuarentena, el servicio imponente que disteis en Ifema. ¿Cómo surgió la idea?

R: Y encima embarazada. Es una cosa que no hice para contarla. Me puse en contacto con Begoña Villacís, que tenía su contacto de un evento, y le dije que ponía a su disposición todo lo que fuese material de catering, las mesas, la logística, la furgoneta, lo que necesitase. Y me dijo que justo estaban montando Ifema y les vendría muy bien llevar comida como picoteos diarios, porque ellos estaban allí 13 horas montando y no tenían cafetería ni nada. Entonces empezamos a llevar y mandamos un selfi para el chat familiar de Álvaro y yo en la cocina del obrador solos con toda la comida. Y mi cuñada y mi hermana me dijeron que teníamos que publicarlo en redes para ayudar y que se moviera. Para ellos no era una herramienta de marketing, sino casi una obligación moral al poder llegar de esa manera a todos los seguidores para que la gente colaborase.

La movilización fue impresionante. A mí, que tenía un debate sobre si las redes eran buenas o eran malas desde el punto de vista de enseñar mucho, me han demostrado que para situaciones como esta es lo mejor que puede existir. Gracias a todos los mensajes abrimos un crowdfunding con el que recaudamos más de 200.000 euros y pusimos en contacto a gente que quería ayudar con los responsables del ayuntamiento de cada área. He sido una intermediaria de ayuda, no ha tenido tanto valor. No quiero que parezca que he sido una heroína ni nada de eso porque todo ha sido gracias a la ayuda de muchísima gente (mucha de ella en el anonimato). Yo le he dado visibilidad para poder llegar a más gente, pero para nada soy una heroína ni mucho menos.

P: ¿Qué tal es Almeida en las distancias cortas?

R: Yo le vi un día, pero no hemos trabajado de la mano. Pero la verdad es que ha sido un ejemplo de ayuda, de estar ahí, de conciliación, de no meterse en 'tú más', sino en ayudar. Eso es básico en los momentos de ahora en los que deberíamos arrimar el hombro y remangarnos la camisa para ayudar. En el confinamiento Almeida lo hizo y Begoña Villacís, que yo no es que sea de un partido o de otro, ni siquiera me he manifestado públicamente al respecto, me ha sorprendido mucho. Me cogía el teléfono en cualquier momento y yo no es que fuese BBVA o Santander, que yo era una persona de a pie que le estaba ofreciendo furgonetas y mesas plegables. Y que cada vez que la llamaba me cogía y me decía 'dales mi móvil' o directamente me llamaba ella para pedirme cosas que se eternizaban a través de los trámites burocráticos. Que un político pida ayuda a personas privadas no debe ser fácil pero es que les dio igual. Tenían que conseguir las cosas para su gente como fuera.

Un imperio de familia

Ifema solo fue el comienzo. Tras el éxito de coordinación, les llamaron de hospitales para llevar pulsioxímetros, termómetros, epis, les pusieron coches con conductor a los enfermos de Ifema que les daban el alta para trasladarles a sus casas desde allí, llevaron más de 1.000 comidas diarias a domicilio a través de un comedor social en Villaverde para evitar los contagios en las colas… “Cada día era un reto y cada día era aventura nueva”, recuerda.

“La gente de la oficina me apoyó muchísimo y eso que estaban en ERTE”. Una labor encomiable que compaginaron con la nada desdeñable tarea de mantener su negocio a flote.

P: ¿Cómo ha afectado el covid a todo lo demás? Ahora tienes todo un imperio entre el catering, los tres restaurantes, las tres tiendas, la finca, el huerto…

R: Es muy complicado. El catering, por ejemplo, es el más afectado porque otoño es una época en la que empezamos a tener mucha actividad (con congresos, cenas de Navidad…). Todo eso es cero ahora porque no puedes reunir a más de seis personas. Todo lo corporativo está parado por seguridad y sobre todo por imagen. Gracias a Dios, nosotros teníamos un concepto de negocio muy dispar, que muchas veces nos dio la sensación de estarnos complicando, pero mira, gracias a tener demasiados palos, hay algunos que resisten y compensan a los que se caen. El delivery funciona muy bien y nos ha ayudado mucho durante la pandemia y luego la web también ha funcionado muy bien; de hecho, acabamos de lanzar una nueva a la vez que el libro porque la queríamos reformar y le hemos metido más caña dada la situación… De los restaurantes, Ortega y Gasset va muy bien gracias a la terraza; Conde de Aranda, al ser un primero, peor.

De todas formas, Álvaro y yo somos muy optimistas y de 'pa’lante'. Y, bueno, sacamos el libro a pesar de todo y hemos visto que es dificilísimo, ahora valoro mucho más a todos los editores y escritores. Yo digo que ha sido peor que el parto. Di a luz el mismo día que se imprimió el primer libro y me ha costado mucho más el libro que el niño (risas).

P: Bueno, tienes una sinergia de apoyo con tu familia muy importante, incluso hay decoraciones de una de tus cuñadas en tus restaurantes…

R: Yo no doy un paso sin consultarlo en el chat familiar (risas). Es como el consejo de sabios. De todo involucro a todo el mundo, todo el mundo opina, es una empresa muy familiar 100%.

P: Le dedicas el libro a tus padres, ¿qué parte de Musgo hay en CO?

R: Yo, fíjate, siempre decía que quería trabajar para otros porque he vivido a unos padres muy trabajadores y muy dedicados a su trabajo. Musgo absorbía mucho y siempre decía que no quería trabajar tanto como mis padres. Y, al final, pues la cabra tira al monte y lo que empezó con el foie con una tablita de madera ha acabado con una zona de menaje muy importante que recuerda mucho a Musgo. Es algo que llevamos en el ADN.

placeholder Cristina Oria posa en su restaurante. (Cortesía)
Cristina Oria posa en su restaurante. (Cortesía)

P: Las siglas CO se han convertido en todo un símbolo en Madrid, pero para los que no te conocen, ¿quién es Cristina Oria?

R: Lo que nos define es que no somos un concepto único. Somos un lifestyle donde confluyen distintos ámbitos y todo se nutre de cada uno de ellos. Desde la huerta que da la materia prima a los restaurantes y al catering, el restaurante que produce para regalos gourmet, la tienda que surte de menaje al restaurante, el catering que hace eventos… Todo es como un universo en el que encajan bien sus piezas, pero que son todo piezas muy distintas. Todo lo incorporamos como en una familia y todo muy homemade, se nota que hay alguien detrás. Es un sitio con alma.

Clientas vip y lujo asequible

P: Un auténtico fenómeno en el que las redes sociales se han convertido en uno de los pilares, ¿hasta qué punto crees que influye la dedicación que pones a los posts?

R: Las redes y la comunicación las llevo yo personalmente. Me gusta tratarlo como un hijo más. No es una empresa que se ha puesto dinero detrás y se abren seis restaurantes de golpe, sino que es algo muy cuidado y por eso nunca he querido delegar esto en una agencia. Yo creo que el que veas quién está detrás es parte de nuestra esencia y no podemos renunciar a ello.

P: De hecho, cada dos por tres vemos CO en los perfiles de famosas que comparten stories en tus restaurantes o fotos con tus tazas de iniciales o vajillas en sus casas, ¿cómo lo vives?

R: Nos funciona muy bien porque ellas las sacan no como pagado. Nosotros, desde un principio, hemos defendido la filosofía de lujo asequible, por lo que nunca hemos apostado por la publicidad pagada, ni por hacer intercambios con ninguna revista ni nada. Siempre cuando nos han pedido un desayuno lo han pagado a rajatabla. Tampoco hemos pagado nunca a influencer ni nada. Por eso, cuando nos han sacado es porque les ha gustado y eso se nota mucho.

P: Y hablando de gente conocida... El libro cuenta con recomendaciones de altura, Eugenia Silva y Agatha Ruiz de la Prada… ¿Qué te une a cada una de ellas?

R: Tengo amigos muy variopintos, la verdad. Pero, sí, los tres son amigos (Ramón Freixá también le dedica unas palabras en la contraportada) y con Ramón es una vinculación más a través de la gastronomía, no le conozco desde hace tantos años pero tengo mucha relación con él. A Agatha Ruiz de la Prada la conozco desde que era pequeña, me disfrazó, que nunca se me olvidará, que me pintó de gato para una fiesta y que, claro, fui estupenda. Nunca he ido tan bien a una fiesta de disfraces (risas). Siempre me ha apoyado y me ha ayudado, y todas sus cenas y todo me los ha pedido desde que empecé.

A Eugenia la conozco por amigos en común e igual, siempre me ha pedido y ha sido increíble. Me pidió los bautizos de sus dos hijos y nunca ha habido un trato de 'te regalo el bautizo si me sacas en redes'. Ella ha pagado como cualquier clienta y aun así me sigue sacando y promocionando. Es encantadora.

P: ¿Quiénes son tus clientes más ilustres?

R: Bueno, hay de todo, gracias a Dios. Pero hay desde actores y actrices como Paula Echevarría o Marta Hazas, que ya han pasado a ser amigas, que siempre me han apoyado también, hasta políticos, hay de todo. Pero no vivimos de los famosos, sino de todo el público que viene.

P: ¿Cuáles han sido los caterings más especiales que has dado?

R: Desde el punto de vista sentimental, el catering que más me ha gustado fue el bautizo de mi hijo Borja. Lo hicimos en Morata, que justo la habíamos comprado, y fue muy emotivo porque fuimos pocos y en el catering mis compañeros se volcaron en que fuese perfecto, y ese es el evento que con más cariño recuerdo.

P: ¿Te imaginas sirviendo una cena en Zarzuela?

R: Bueno, pues sí. Siempre algo has tocado de eso, pero nosotros encantados de servir a todo el que nos lo pida.

P: ¿Cuál es el siguiente paso?

R: La verdad es que vivimos un poco el día a día. Lo que me ha enseñado el covid es que no se pueden hacer planes a largo plazo. Las circunstancias cambian todo tanto en un momento que ahora estamos viviendo el día a día e intentando reinventarnos todos los días, como enviar cenas individuales que sustituyan las cenas de Navidad, que están en el aire. Fórmulas para compensar lo que está pasando.

¿Un sueño? Ojalá abriéramos en Londres, eso me encantaría.

“Yo creo que las tragedias tienen que durar 24 horas y pasado ese tiempo hay que reinvertir nuestra energía en algo positivo. Y nosotros lo hemos hecho ayudando en lo que hemos podido y haciendo recetas en casa”. Cristina Oria, que hace unas semanas daba a luz a su tercer hijo, pasó la pandemia y el confinamiento en un equilibrio difícil de conseguir: mantener su imperio gourmet a flote mientras daba de comer a los sanitarios y enfermos del hospital de Ifema, repartía epis y pulsioxímetros en sus icónicas furgonetas por los hospitales de Madrid y hacía y publicaba recetas de en su perfil de Instagram para no perder seguidores.

Negocios de famosos Restaurantes de Madrid