El documento en el que Antonio David acusó a Rocío Carrasco de no ocuparse de sus hijos

'Jamás duró una flor dos primaveras', cantaba Rocío Jurado en 'Se nos rompió el amor de tanto usarlo', y en el caso de Rocío Carrasco y Antonio David Flores, fueron unas cuantas más, pero solo pasaron juntos cuatro como casados. Recordemos que su mediática boda se celebró en la finca Yerbabuena, propiedad de José Ortega Cano, el 31 de marzo de 1996. Un enlace apresurado porque estaba embarazada de su hija Rocío que, sin embargo, no hacía presagiar un final tan rápido y complejo. Como ella misma ha relatado en el documental 'Rocío, contar la verdad para seguir viva', en el verano de 1999 informaba a su marido que se marchaba a Chipiona con sus dos hijos y que a la vuelta de vacaciones presentaría la demanda de separación.

La hija de Rocío Jurado había solicitado la adopción de unas medidas previas a esta demanda el 18 de noviembre de ese mismo año y sería Antonio David Flores quien la presentaría posteriormente en los juzgados de Primera Instancia e Instrucción de Alcobendas, alegando una presunta infidelidad de Rocío Carrasco.

La sentencia llegaría el 11 de enero de 2001, pero el ex guardia civil recurrió, aunque su recurso fue desestimado y la sentencia se convirtió en firme el 22 de junio de 2002. Y si se nos permite seguir parafraseando a Rocío Jurado, de igual manera que la serie documental lo hace con el título de cada uno de los capítulos, diremos que lejos de ser el final de los problemas entre ambos, nos encontraríamos una vez más 'en el punto de partida'.

Son muchos los litigios que han tenido y siguen teniendo desde entonces, pero en esta ocasión queremos detenernos en un escrito de manifestaciones que presentó el equipo legal de Antonio David Flores el 22 de septiembre de 2000, antes de que se produjera la sentencia de separación, y que se adjuntaría posteriormente a la causa del supuesto delito de lesiones psicológicas del que ella le acusó en los tribunales. Recordemos que actualmente se encuentra sobreseído provisionalmente desde noviembre de 2018.

Un sobreseimiento que confirmaría posteriormente el Supremo y que pasará a ser firme una vez haya prescrito el supuesto delito, salvo que se reabriera el caso, para lo que tendrían que darse ciertos elementos esenciales, como nos destaca la abogada Silvia Tiffon, socia de TIDA Aserores: "Deben existir nuevos datos o nuevas pruebas sobrevenidas que hagan necesaria la reapertura".

Un gran cambio sociológico

Volviendo a ese documento de septiembre de 2000, debemos destacar que se articula en una serie de acusaciones que, vistas ahora con la perspectiva del tiempo, adquieren otro valor y otros significados, consecuencia de la enorme evolución sociológica de los últimos 20 años en nuestro país.

La primera trata sobre dificultades en el régimen de visitas. Recordemos que en el documental Rocío Carrasco aseguraba que, en el momento de entregar a los niños, el ex guardia civil aprovechaba para increparla. El abogado de Antonio David, en ese documento al que hemos tenido acceso, manifestaba entonces: "Todos los viernes que le corresponde recoger a sus hijos, intenta contactar telefónicamente con la madre. Naturalmente, no se pone al teléfono. Debe hablar con el personal de servicio o con la tata de los niños, cuyo cambio se produce cada dos o tres meses".

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Y añade: "Le comunican que la señora está ausente y no pueden concretarle cuándo se producirá la entrega de los niños. Telefonea seis o siete veces a lo largo del día para precisar, pero las gestiones telefónicas son frecuentemente infructuosas. Cansado se persona en el domicilio de los niños. La madre habitualmente está ausente y los niños se encuentran en el domicilio y al cuidado del personal de servicio de la abuela. Se traslada a ese domicilio y le niegan la entrega de los niños porque no tienen instrucciones".

El segundo punto de ese escrito de manifestaciones habla de "abandono de la hija en el periodo vacacional". En este caso, el equipo legal de Antonio David sostiene que "a mi representado le consta, porque se lo cuenta su hija, que la madre no pasó con los niños el mes de julio". Y a continuación emite un juicio de valor sobre las consecuencias de este supuesto hecho: "La madre considera más oportuno disfrutar de ese periodo vacacional que debe dedicar a los hijos con su amante -es este el calificativo que dan a Fidel Albiac, pareja de Rocío Carrasco-. Mi representado interpreta esta actitud como un abandono emocional de sus hijos".

Son los puntos tres y cuatro en los que los abogados realizan unas acusaciones más graves. En el tres hablan de "mal trato a los menores" y señalan que "mi representado entiende moralmente y emocionalmente inapropiado que sus hijos estén obligados a convivir con el amante de su madre desde que se produjo el abandono del hogar de su esposa, presenciando una relación marital entre ambos".

El propio letrado hace una interpretación de estas afirmaciones y cómo podrían ser valoradas por un hipotético lector, en este caso el tribunal: "Podría interpretarse como una actitud celosa, negativa o resentida de mi representado, pero la queja se produce por el trato que el amante da a los niños".

Vuelve a poner en primer término a Fidel Albiac y a cuestionar el papel de madre de Rocío Carrasco: "La madre ha delegado sus funciones de guarda y custodia en él, le concede atribuciones propias de una familia paterna y este la ejerce a modo cruel. La niña ha manifestado a su padre, mi representado, que 'papi, Fidel cuando se enfada me castiga encerrándome en la habitación a oscuras".

Para concluir con el siguiente diagnóstico: "Aunque económicamente son niños colmados de abundancia, carecen de cuidado emocionnal, afectivo, educativo y del tiempo de su madre".

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El cuarto y último punto desvela que Antonio David ha llevado en el mes de agosto a sus hijos a que fueran sometidos a una exploración médico-pediátrica, "pues carece de información sobre la evolución o cuidado de los niños".

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