Rocío Carrasco: la noche en la que España se quedó sin respiración y entonó un 'mea culpa'
El sobrecogedor testimonio de la hija de Rocío Jurado en el capítulo 0 de la serie documental desata también una tormenta en las redes sociales
Eran las 22.06 de la noche de este domingo cuando Jorge Javier Vázquez daba inicio a una de las emisiones más esperadas de los últimos años. Este 21 de marzo se estrenaban dos de los capítulos de la serie 'Rocío. Contar la verdad para seguir viva', cuyo rodaje y existencia habían logrado mantener en secreto los responsables de La Fábrica de la Tele hasta el pasado martes. Fue entonces cuando se anunció en 'Sálvame' uno de los bombazos televisivos más inesperados, pues pocos contaban con la posibilidad de que Rocío Carrasco diera este paso al frente. Ni mucho menos que lo hiciera en estos términos y de una manera tan desgarradora.
Si por algo se caracteriza esta productora, responsable de 'Sálvame', es por saber manejar muy bien los tiempos, generar expectativas, lo que en argot denominamos 'cebar los temas', y crear una narrativa adictiva, que lleva a los espectadores a no desengancharse en muchas ocasiones hasta altas horas de la madrugada. Como fue el caso de este domingo, hasta pasadas las dos y media. Sin embargo, por muchos 'teasers' que habían ido dosificando y administrando a la audiencia desde el pasado martes, nadie podía imaginarse la intensidad emocional que se iba a vivir desde los primeros compases del capítulo 0 de esta serie documental.
'Como las alas al viento', uno de los títulos más celebrados de Rocío Jurado, fue el elegido para esta introducción a su vida que se irá desgranando en las sucesivas entregas. Y la propia Rocío avisaba desde los primeros compases que se encontraba "nerviosa y con ganas, pero muy nerviosa. Tengo muchas ganas de llorar". Antes de detallar los motivos que la han llevado a abrirse en canal ante millones de espectadores -escribimos estas líneas en la madrugada del domingo al lunes y aún no se han hecho públicas las audiencias- ya habían aflorado un torrente de lágrimas, que salpicarían un desgarrador discurso. Unas impactantes imágenes y palabras que tenían un inmediato eco en las redes sociales, llenas de miles de mensajes de apoyo y empatía ante una mujer emocionalmente deshecha frente a las cámaras.
La respiración de Rocío era entrecortada, síntoma de una intensa angustia, y cada tecla de su vida que iba pulsando la llevaba a alterar una serenidad de ánimo que recuperaba a ráfagas y que le hacía no perder el hilo de un discurso personal con el que, según sus palabras, busca "justicia y que se sepa la verdad". Rocío incidía en estos dos conceptos porque son estos los únicos logros que espera alcanzar tras este insólito movimiento, ya que da por hecho que no va a recuperar a sus dos hijos.
"Yo soy una víctima, pero ellos también", "me los han quitado teniéndolos", "ha hecho que me odien", "he tenido a mis hijos muertos en vida". Estas son solo algunas de las frases demoledoras que pronunció, una auténtica batería de titulares, que subrayan y evidencian la maltrecha relación con sus hijos que ella no cree que pueda recuperar. Es más, asegura que prefiere que Rocío y David sigan quedándose con la imagen que tienen de ella porque "el día que mi hija se dé cuenta va a ser el peor día de su vida y no me gustaría que sufriera".
Otro capítulo sobrecogedor de su relato es su intento de suicidio, en una frase marcada a fuego en su calendario: el 5 de agosto de 2019. Se enteraba entonces que Antonio David Flores, que entraba a concursar en 'Gran Hermano VIP', iba a tener como defensora en plató a su hija Rocío. Una circunstancia que propicia que ella se quiebre y tenga que ser ingresada en psiquiatría, aunque decide marcharse sin el alta médica porque "mi casa es el único sitio en el que me sentía segura".
Y esa misma casa, de alguna manera, se convierte en una especie de prisión voluntaria, porque, según narra, no solo podía sentirse agredida desde la televisión. También en la calle, donde en más de una ocasión tuvo que escuchar insultos y descalificaciones por las ideas preconcebidas que se forjó la gente por el retrato que se ha venido haciendo sobre ella durante años y que, como decimos, ha llevado a muchos a entonar un 'mea culpa'. No así a su exmarido, quien ya ha amenazado con demandarla y cuyo futuro en televisión era esta madrugada una de las grandes incógnitas que se planteaban muchos tuiteros.
Conforme avanzaba la emisión del documental, personalidades de distinto signo político iban dejando en Twitter sus mensajes de apoyo, lo que evidenciaba la trascendencia del momento televisivo que estábamos viviendo. Irene Montero, ministra de Igualdad, manifestaba que "el testimonio de Rocío Carrasco es el de una víctima de violencia de género", y Adriana Lastra, portavoz del PSOE en el Congreso, destacaba que "su testimonio tiene un gran valor para visibilizar la violencia de género". Anteriormente, en el plató de Tele 5, Jorge Javier Vázquez y Belén Esteban, esta de manera mucho más contundente, se responsabilizaban de parte del dolor causado por los medios de comunicación a Rocío, porque ella misma la había calificado de mala madre en alguna ocasión.
[Teléfono contra el maltrato 016]
[Teléfono para la prevención de suicidios 900 925 555]
Así como en el capítulo 0, que dejaba el listón emocional tan alto, la pérdida de sus hijos era el argumento principal, el segundo, que abarcaba los dos primeros años de relación entre Rocío y Antonio David, se centró en el ex guardia civil, de quien realiza un retrato demoledor, desde que se conocieron en la playa de Chipiona en 1995, hasta que ella, contraviniendo los deseos de sus padres, se marcha a verle a Argentona (Barcelona) para estar a su lado.
No es complaciente Rocío en el retrato que perfila de sí misma, asume su fracaso escolar, pese a los esfuerzos de la artista, que la metió en un prestigioso internado para intentar que se enderezara académicamente. También lamenta haber dejado arrodillada a su madre pidiéndole que no diera ese paso vital de ir en pos de ese amor de verano ("es de las cosas que más me arrepiento en mi vida") y contraviniendo a su padre, el boxeador Pedro Carrasco, que auguraba que "te va a arrruinar la vida y vas a volver con una barriga, que es lo que quiere".
El tono de Rocío era mucho más sosegado en un principio, quizás porque su mente se retrotraía a días felices de juventud llenos de facilidades y comodidades en los que lo único por lo que tenía que preocuparse era por ordenar su cuarto en la casa familiar de La Moraleja. Todo lo demás se lo daban hecho. Sin embargo, lo que en un principio narra como un romance de juventud, lleno de ilusiones e ingenuidad, se va tornando en un relato mucho más sombrío en el que dibuja a su ahora exmarido como un Jekyll y Hyde que tiene "una cara de puertas adentro prepotente, que todo lo sabía, y otra, cuando veía cámaras, era todo maravilloso".
Son graves las acusaciones que realiza, de maltrato psíquico y físico, sustentado también en el testimonio de su amiga Cristina Cárdenas, supuesta testigo ocular de un episodio violento, que esta ya había relatado años atrás en Tele 5. En ningún momento utiliza Rocío el nombre de su exmarido para referirse a él y a la hora de relatar estos episodios se le acelera la respiración. "A esta persona" y "a este ser" son las expresiones que utiliza porque "no me hace bien el nombrarle", y su relación, ya desde los prolegómenos, está marcada, según cuenta, por la mentira. En este sentido, rememora el 'pecado original', que podría haberle servido de pista para entender, a su juicio, la verdadera naturaleza de Antonio David: cuando le conoció, él le dijo que no sabía que era la hija de Rocío Jurado, pero, como descubriría poco después, la que posteriormente se convertiría en su suegra era fan de la artista y tenía en casa una caja con numerosos recortes de reportajes suyos en las revistas.
No podemos pasar por alto que en este capítulo inicial, Rocío Carrasco recuerda momentos felices como la boda de su madre, en la que presentó en sociedad a Antonio David. Y es aquí donde apunta a José Ortega Cano, quien ya había avisado la semana pasada que vería el documental y se manifestaría si fuera menester. "Siempre le tuve muchísimo cariño. Ahora los sentimientos son diferentes. No creo que fuera una decisión acertada para ella, desgraciadamente", dice Rocío sin entrar en más pormenores del cambio de naturaleza de su relación. Es este un hilo argumental de su biografía que previsiblemente abordará en mayor profundidad en próximos capítulos de su vida, terriblemente duros, como la enfermedad y muerte de su madre, a quien exonera, por cierto, de cualquier responsabilidad de sus propios errores de juventud. Porque Rocío también entona el 'mea culpa' en más de una ocasión.
Eran las 22.06 de la noche de este domingo cuando Jorge Javier Vázquez daba inicio a una de las emisiones más esperadas de los últimos años. Este 21 de marzo se estrenaban dos de los capítulos de la serie 'Rocío. Contar la verdad para seguir viva', cuyo rodaje y existencia habían logrado mantener en secreto los responsables de La Fábrica de la Tele hasta el pasado martes. Fue entonces cuando se anunció en 'Sálvame' uno de los bombazos televisivos más inesperados, pues pocos contaban con la posibilidad de que Rocío Carrasco diera este paso al frente. Ni mucho menos que lo hiciera en estos términos y de una manera tan desgarradora.