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La Justicia como entretenimiento: 'show must go on'
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OPINIÓN

La Justicia como entretenimiento: 'show must go on'

La abogada penalista Bárbara Royo reflexiona en este artículo de opinión sobre la "narrativa de la culpabilidad" en televisión a pesar de que la Justicia ya se ha pronunciado sobre el caso

Foto: Rocío Carrasco. (VA)
Rocío Carrasco. (VA)

Nos enfrentamos a un nuevo concepto, difícil de asumir: la Justicia como entretenimiento. 'Contar la verdad para seguir viva', el documental sobre Rocío Carrasco, nos ha mostrado que, en realidad, y con independencia de lo que digan los jueces, la narrativa de la culpabilidad ya ha sido escrita en los guiones de Telecinco.

Por ello es tan importante recordar una serie de datos. Rocío denunció. Contó su verdad en un juzgado. Como consecuencia de ello, Antonio David adquirió la condición de investigado en un proceso penal. Tres magistrados de la Audiencia Provincial de Madrid resolvieron que no había indicios para continuar el proceso y lo sobreseyeron.

"Tras la ingesta de pastillas, Rocío intentó reabrir el proceso acusando a Antonio David de ser el responsable"

El fiscal, como garante de la legalidad, pensó lo mismo y así lo expuso ante el órgano de apelación. Cuatro juristas analizaron las manifestaciones de Rocío, así como las de Antonio David, las periciales y los documentos aportados; y, tras su estudio, concluyeron que no existía prueba que acreditase indiciariamente hecho delictivo alguno. Esto significa, dada la fase procesal en la que se dictó el auto de sobreseimiento que puso fin al proceso, que ni siquiera existían los indicios racionales que exige un auto de transformación o de continuación del proceso para poder llegar a un juicio.

Tras la ingesta de pastillas, Rocío intentó reabrir el proceso acusando a Antonio David de ser el responsable de su intento de quitarse la vida, y la jueza dijo “no ha lugar”, decisión que fue ratificada por la Audiencia Provincial en septiembre de 2020.

Sin embargo, lejos de haber quedado zanjado el asunto, meses después comenzó el juicio popular en un plató de televisión. La propia Rocío vertía, entre lloros, oportunas pausas y ante una audiencia hambrienta de morbo, su 'verdad para seguir viva' (el título, desde luego, da para otra columna). No faltan en este juicio 'testigos', 'testigas' y 'testigues' y 'peritos', 'peritas' y 'perites' de todo tipo y condición (por cierto, la corrección de Word me marca estos últimos sustantivos en rojo porque, como no podía ser de otra manera, no los reconoce, pero quién soy yo o mi Word para cuestionar a la 'emperatriz'). Alguno de ellos quizá tenga que explicarse ante su colegio profesional.

Las gradas del circo hicieron lleno histórico, la arena ardía y Montero 'la Igualitaria' dictó la 'damnatio ad bestias'

Hablando de la emperatriz, poco tardó en emitir su particular veredicto. Las gradas del circo hicieron lleno histórico, la arena ardía y Montero 'la Igualitaria' dictó la 'damnatio ad bestias' y se la dio a conocer a su pueblo: “Ayer, y lo que vendrá y lo que se verá en los próximos días, es un ejercicio de un periodismo que legitima la voz de las mujeres víctimas de la violencia machista y eso creo que es muy importante porque la televisión no deja de ser muchas veces uno de los pocos elementos de conexión con el mundo de muchas mujeres que están viviendo situaciones de violencia. Que haya un periodismo que dice voy a dar legitimidad a esta voz y acompañamiento, creo que es importante, creo que es necesario para avanzar en la lucha contra la violencia machista”.

Foto: Rocío Carrasco. (Vanitatis)

Yo, sin embargo, lo que creo es que, más que avanzar, hemos viajado a épocas bárbaras donde, desde las gradas del circo romano, nos hemos convertido en el público de una pena deleznable e intolerable que, lejos de ser un ejercicio periodístico que legitima la voz de una mujer, es un espectáculo antiperiodístico que legitima el linchamiento popular de un hombre, del que ni yo ni el resto del público sabemos si es o no es un maltratador, pero al que una Justicia impartida en un estado social y democrático de derecho no ha condenado.

El espectáculo ha de continuar, 'show must go on', la audiencia así lo reclama, las cifran lo acreditan. Al fin y al cabo, es entretenimiento. Pero… 'háganselo mirar' porque a mí no me entretiene.

Nos enfrentamos a un nuevo concepto, difícil de asumir: la Justicia como entretenimiento. 'Contar la verdad para seguir viva', el documental sobre Rocío Carrasco, nos ha mostrado que, en realidad, y con independencia de lo que digan los jueces, la narrativa de la culpabilidad ya ha sido escrita en los guiones de Telecinco.

Rocío Carrasco Telecinco