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Miguel Gila murió arruinado hace 20 años: qué fue de Miguel, Carmen y Malena, los hijos
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MUERTE DE UN GENIO

Miguel Gila murió arruinado hace 20 años: qué fue de Miguel, Carmen y Malena, los hijos

El humorista falleció en Barcelona y su mujer le siguió a los pocos meses. Tuvo varias parejas y tres hijos. Su gusto por la buena vida le dejó sin dinero incluso para su entierro

Foto: Miguel Gila. (Getty)
Miguel Gila. (Getty)

A Miguel Gila le gustaba la buena vida. Gastaba en viajes, hoteles, ropa. Cada vez que visitaba su Madrid natal desde América Latina, donde vivió durante décadas, o desde Barcelona, donde pasó sus últimos años, se hospedaba en el hotel Wellington. No ahorró ni estuvo pendiente de sus cuentas, así que a su muerte no había ni para su entierro. Lo contaba uno de sus grandes amigos en un artículo del periodista Paco Rego en 'El Mundo': “Era mal administrador. Gastaba fortunas en ropa, cámaras de fotos, viajes... buena vida”.

Aquel hombre que hacía reír a las ‘dos Españas’, de imagen sencilla, casi simple, y humor absurdo e ingenioso, tuvo una vida mucho más compleja de lo que muchos podrían imaginar. A su muerte, hace 20 años, dejó una empresa sin fondos, tres hijos, una sin reconocer, y tres viudas, aunque solo una oficial.

Cuando Gila hizo la mili en Zamora conoció a una maestra, de nombre Ricarda, con quien se casó. Fueron cuatro años de vida en una ciudad sin muchos oropeles que no terminó de llenar al humorista. En aquella época mandaba sus viñetas a ‘La Codorniz’ y empezó a publicar sus trabajos, dibujos que aparecieron después en una de sus autobiografías. Al ver que su humor escrito tenía gracia, decidió mirar más allá. “No podía quedarme en la mediocridad”, escribió en uno de sus libros. Así que dejó Zamora, a la mujer con la que se había casado y se volvió a su Madrid natal para buscar suerte con el humor.

Foto: Miguel Gila, durante una de sus actuaciones. (TVE)

Su primer monólogo, glosado en ‘ABC’, podría ser un resumen de todos sus chistes: “Les voy a contar por qué estoy yo aquí. Yo trabajaba de ascensorista en unos almacenes y un día en lugar de apretar el botón del segundo piso apreté el ombligo de una señora y me despidieron. Llegó mi tío Cecilio con un periódico que traía un anuncio que decía: ‘Se necesita soldado que mate deprisa. Razón: la guerra’. Y dijo mi abuela: ‘Apúntate tú, que eres muy espabilao”.

Dos hijos

Las risas ya no pararon en toda su vida pública, algo que no se reflejó después en parte de su vida íntima. En Madrid se enamoró de una bailaora de flamenco, Carmen Visuerte, una mujer racial y rubia, con quien tuvo dos hijos, Miguel y Carmen, y con quien nunca se casó. Porque ya estaba casado. Esa situación, de la que Visuerte supo después, le causó cierto desasosiego y provocó que no quisiera reconocer a su segunda hija, Carmen, quien solo logró los apellidos del humorista vía judicial una vez él muerto.

Mientras mantenía su relación con la flamenca se enamoró de una cabaretera catalana de nombre María Dolores Cabo, con quien se fue a vivir a Buenos Aires. Allí inició una nueva vida personal tirando de los éxitos profesionales que había cosechado años antes en sus visitas a México, Cuba y Argentina. Gila era una estrella en América Latina, así que instalarse allí no le costó nada.

Tres bodas

Quiso casarse con Cabo y le costó, porque seguía casado con Ricarda. Celebraron tres bodas, una en Las Vegas, otra en Paraguay y la última y única legal, en 1982, en el consulado español de Buenos Aires. Gila había conseguido el divorcio de su primera mujer y pudo casarse por lo civil con el amor de su vida. Con ella tuvo en 1979 una hija, Malena, a quien Gila profesó un amor infinito, algo que contrastaba con el poco caso que hizo a sus dos hijos mayores.

Foto: Miguel Gila en una actuación en televisión

Lo contaba Carmen Gila Visuerte en la citada entrevista con Paco Rego. No la quiso reconocer en vida y mantuvo muy poco contacto con ella y con su hermano mayor. “Crecí sin su cariño, es cierto, sin su cercanía, siendo además hija ilegítima. Preguntándome cada noche de mi vida por qué mi padre, el gran Miguel Gila que todo el mundo adoraba, nos había abandonado. Yo lo tenía en un pedestal”.

Madrid y Mataró

Los dos hijos mayores de Gila, que viven en Madrid, no mantienen relación con Malena, que vive en Mataró, casada con un técnico de iluminación. De vida discreta y sencilla, Malena Gila Cabo vio como perdía a su padre y a su madre en un corto periodo de tiempo. Miguel Gila murió a los 82 años el 13 de julio de 2001, en Barcelona, donde vivía en un piso en el barrio de Sarriá; y su mujer fallecía meses después, el 30 de mayo de 2002, a los 62 años.

Foto: Adam Sandler ha estrenado especial de comedia en Netflix este año.

En aquellos años, Gila ya solo tenía una empresa a su nombre, Producciones Artemes SL, dedicada a la producción de espectáculos. La sociedad, que administraba junto a su mujer, tenía su sede en Barcelona, en el mismo piso en el que ambos vivían. Nacido en el castizo barrio de Chamberí, en una familia humilde, Gila se crio con sus abuelos paternos porque su madre, viuda, se casó en segundas nupcias, tuvo cinco hijos más y no pudo cuidar de él.

Gila encontró en el humor una vía de escape que le fraguó un éxito colosal. Acaso porque aquellos años negros en la que convivían las ‘dos Españas’ necesitaba, como él necesitó, una ventana por la que escapar de las miserias. Ya lo dijo el mismo Miguel Gila: “La vida es un chiste. Nacer, morir… ¡Menuda broma!”.

A Miguel Gila le gustaba la buena vida. Gastaba en viajes, hoteles, ropa. Cada vez que visitaba su Madrid natal desde América Latina, donde vivió durante décadas, o desde Barcelona, donde pasó sus últimos años, se hospedaba en el hotel Wellington. No ahorró ni estuvo pendiente de sus cuentas, así que a su muerte no había ni para su entierro. Lo contaba uno de sus grandes amigos en un artículo del periodista Paco Rego en 'El Mundo': “Era mal administrador. Gastaba fortunas en ropa, cámaras de fotos, viajes... buena vida”.

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