Dani Martín y David Otero, el éxito en cifras que les aleja de El Canto del Loco

Dani Martín en el asiento trasero de un taxi. La conductora le reconoce, le dice que es muy guapo y le hace la pregunta del millón: "Entonces... ¿vuelve El Canto del Loco?". Él no responde y el zoom se acerca a su cara de incertidumbre. Con este vídeo-cebo ha conseguido Martín revolucionar las redes sociales, entusiastas ante la sola idea de una reunión furtiva de uno de los grupos de referencia en los años 2000.

El globo sonda fue pinchado por el propio artista pocas horas después, cuando explicó en Cadena Dial (no era la primera vez que lo contaba) que en realidad se trata de la promoción de su nuevo trabajo, que saldrá el 6 de octubre al mercado. El madrileño ha revisitado las canciones que les hicieron conocidos y se ha versionado a sí mismo para, según sus propias palabras, enseñarnos cómo le gustaría "que sonara El Canto hoy". "Es mi homenaje a aquellos nueve años tan maravillosos".

Que hay nostalgia por El Canto del Loco es algo que sabe bien su principal socio de aquellos años, David Otero, El Pescao, que también ha versionado los temas del grupo en un trabajo reciente. El artista fue muy honesto cuando Vanitatis le interrogó no hace mucho sobre cómo era su relación con Dani Martín hoy. "Son dos vidas muy distintas, con dos enfoques de lo que tenemos alrededor muy diferentes... Sobre todo con el modo de ver el tiempo que no es profesional muy distinto. Está muy bien que haya sido así. No tenemos una relación muy cercana de llamarnos todos los días, esa es la verdad, pero nos respetamos una barbaridad y nos queremos mucho. Tenemos mucho aprecio por lo que creamos juntos y cada uno lo ha interpretado después como ha querido. Él desde el minuto uno cantaba las canciones de El Canto del Loco y yo lo veía en los conciertos, era parte de su historia y de su vida. A mí me han llegado ahora, diez años después, las ganas de reencontrarme con esas canciones".

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El Canto del Loco estaba formado por Dani Martín, David Otero, Chema Ruiz, Jandro Velázquez e Iván Ganchegui en los inicios. La trayectoria de los tres últimos es la que más se ha alejado del 'mainstream'. Ruiz ha seguido apostando por la música, aunque también ha diversificado en el mundo de la ilustración y durante un tiempo en el sector vinícola. Jandro Velázquez, por su parte, se mudó a Baleares, donde en 2010 concedió una entrevista al diario 'Última Hora' en la que afirmaba no arrepentirse de haber dejado la formación: "Siempre he sido empresario aparte de batería y siempre he tenido proyectos paralelos, quizás no musicales, pero sí de otro tipo de cosas. En septiembre inauguro dos guarderías en Marratxí".

Fama extenuante

El Canto del Loco se formó a finales de los 90 y durante sus nueve años de vida parió cinco álbumes de estudio, centenares de conciertos multitudinarios y una fama extenuante con la que se hizo prácticamente imposible convivir. Una década más tarde, sin embargo, sus integrantes han sido capaces de mirar al pasado con las gafas del tiempo. Así, paradójicamente, los dos encargados de mantener vivo el espíritu de El Canto son Dani Martín y David Otero, que son también probablemente los menos interesados (al menos crematísticamente) en que la formación vuelva a reunirse. A ambos les ha ido bien en su carrera en solitario y a día de hoy se han labrado una reputación al margen de aquel bombazo juvenil.

Al bajarse del escenario la vida se tiñe de vulgaridad y hay que pagar las facturas como cualquiera. En la época en que lideraba El Canto del Loco, Martín vivió la efervescencia del pop, pero también supo invertir lo que ganó, a pesar de lo ocurrido con su exrepresentante, Tibu. Este sentido común financiero ha continuado a lo largo de su carrera en solitario. De hecho, el nombre de Dani aparece vinculado en el Registro Mercantil a varias empresas.

Tres de estas compañías pertenecen a su pasado al frente de la banda madrileña: El Canto del Loco SL, El Puzzle Entertainment y El Manicomio Records SL, que no muestran señales de actividad. Pero, además, a día de hoy administra tres entidades: Puercoespín Inmuebles SL, Puercoespín SL y el holding Porcupine.

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La primera se dedica al alquiler de bienes inmuebles. A través de esta entidad, el músico alquila a una empresa de logística dos naves industriales en la localidad madrileña de Algete, a 30 kilómetros al noreste de la capital. Una forma de diversificar sus intereses económicos para cuando vienen mal dadas, como ha ocurrido en la pandemia, aunque de momento no ha conseguido grandes beneficios y ha cerrado en rojo dos ejercicios seguidos.

Puercoespín Inmuebles participa a su vez en la empresa Puercoespín SL, creada en 2019 tras reestructurar sus negocios. Es la sociedad a través de la cual gestiona sus derechos y sus conciertos. En 2020 sufrió los efectos del covid y cerró también con pérdidas, aunque cuenta con activos de más de siete millones de euros que se incrementan año a año. Desde diciembre de 2019, además, gestiona el holding Porcupine, junto al célebre abogado de la jet Eduardo Velasco Cabredo. En resumen: a Martín le va bien.

El compositor supo gestionar de forma inteligente las vacas gordas y a día de hoy cuenta con varias propiedades en San Sebastián de los Reyes, aunque la 'joya' de la corona de su patrimonio siempre ha sido su casa de la urbanización Atlanterra (Zahara de los Atunes). La casa está construida en varias alturas, rodeada por una parcela de 1.600 metros cuadrados que mira a las poderosas aguas del Atlántico.

Los números de Otero

Por su parte, David Otero también administra dos empresas relacionadas con su actividad en la música. El Pescao Producciones ha logrado el milagro de salvar el escollo de la pandemia y prácticamente ha triplicado su cifra de negocio en 2020 (de 53.000 a 151.200 euros). Gracias a esto, la sociedad cerró en 2020 con beneficios de 12.800 euros, algo casi milagroso en el mundo de la música, que ha estado parado durante meses. Su otra empresa, Productor de Maquetas SL, sí cerró en negativo (perdió 14.500 euros). Ambas entidades cuentan con activos que rondan el millón de euros cada una.