El romántico reencuentro de Rafa Nadal y Xisca Perelló a su llegada a Palma

Rachel y Ross en ‘Friends’, Kate y Jack en ‘Family Man’, Sam y Joana en ‘Love Actually’... Muchas son las escenas para el recuerdo en las que los épicos gestos de cariño en un aeropuerto han emocionado a los espectadores ávidos de romance desde la tranquilidad de sus butacas. Hoy hemos vivido un momento similar en el aeropuerto de Palma.

Tras casi un mes en Melbourne, estaba previsto que Rafa Nadal, ganador del último Open de Australia, el Grand Slam número 21 de su palmarés, aterrizase en su tierra a primera hora de la tarde. Así lo ha hecho. En el parking del aeropuerto le esperaba su mujer, Xisca Perelló, una de las grandes ausentes durante su histórica victoria al otro lado del mundo.

Aunque muchos fueron los que apuntaron que podría estar embarazada, lo cierto es que la mallorquina, como desde que comenzó la pandemia, no pudo acompañar a su marido a Australia por motivos de aforo en los equipos de los participantes.

Para evitar contagios y reducir al mínimo la presencia de delegaciones extranjeras, ni su mujer, ni tampoco su madre o su hermana Maribel, tres de las imprescindibles en las gradas sea cual sea el torneo que juegue Nadal, le han acompañado durante sus últimas victorias. Tampoco, por supuesto, en Australia, donde tras más de 5 horas de partido, el manacorí consiguió un título cargado de historia y simbolismo para él. Sobre todo, tras padecer covid apenas un mes antes del torneo.

Una victoria que Xisca vivió desde la casa que ambos comparten en la costa mallorquina y cuya emoción transmitió a su marido nada más verle aparecer en el aparcamiento donde, nerviosa, esperaba su llegada rodeada de todos los medios gráficos desplazados para vivir el momento.

Nada más verla, Nadal dejó a un lado su carrito y se abrazaron efusivamente. No hay duda de que, tras toda una vida juntos, su relación no ha perdido ni un ápice de la complicidad y el cariño cosechados durante tantos años, primero de noviazgo y luego de matrimonio. Y aunque no suelen ser frecuentes sus gestos de cariño en público, en esta ocasión no pudieron reprimir sus ganas de verse.