Carlos Alcaraz, madera de campeón: modestia, madurez y la máxima de su abuelo
Con una lista interminable de triunfos, el murciano ha dado el salto de calidad en su carrera para estar entre los mejores del mundo. Repasamos su trayectoria
No ha cumplido los veinte años y el tenista de El Palmar disfruta ya del éxito que se ha ganado a pulso acompañado de su equipo y de su familia. Pretende estar al margen del ruido que su crecimiento y evolución han generado, pero Carlos Alcaraz no tiene reparos en ir a por todas. Así, no es de extrañar que haya conseguido hitos en el Masters de Madrid, donde resultó vencedor, tras ganar a Alexander Zverev, o en Roland Garros, donde alcanzó su mejor resultado en el torneo, e igualó su mejor desempeño en un Grand Slam alcanzando los cuartos de final donde, finalmente, fue vencido por el mismo rival. Hasta que el Open de Estados Unidos le abrió las puertas de la gloria.
"Al final estoy cumpliendo mi sueño. Lo tengo claro. Tengo claro también que tengo que seguir trabajando. Soy un chico muy cercano, de familia, amigos, de estar en casa y ellos también me ayudan a tener claro que soy un chico de dieciocho años todavía, que cuando voy a casa quiero estar con los amigos, hacer lo de siempre, estar con la familia. No darle la importancia o más importancia que la que tiene", aseguraba, modesto, a la agencia EFE tras ganar su primer gran torneo.
Con tres años le compraron su primera raqueta y con 18 estaba a punto de asaltar el número uno del mundo tras un 2021 magnífico en el que alcanzó sus primeros cuartos de final de Grand Slam en el US Open, y el mismo día de su cumpleaños, el 5 de mayo, jugó por primera vez contra Rafael Nadal, del que dicen está llamado a ser su sucesor. No pudo Carlos Alcaraz recibir el regalo de una victoria entonces contra el balear, pero no dudamos de la enorme ilusión que le haría disputar aquel partido.
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"Yo quiero ser top ten del mundo, pero hay que trabajarlo. Mi ídolo es Rafa Nadal y yo quiero ser como Rafa Nadal, porque Rafa Nadal entrena muy duro, se sacrifica mucho y le echa muchas ganas en los partidos". Esas frases las pronunciaba con solo 13 años en un reportaje de Teledeporte un Carlitos, como le gusta que le llamen, cuya meteórica carrera sigue de momento los pasos de su ídolo.
Decir que Alcaraz es el nuevo Nadal no se basa en la similitud de su juego, se trata más de la obsesión en buscar un relevo al legendario manacorí. Porque mientras en el tenis femenino tenemos ya grandes tenistas jóvenes como Paula Badosa o Garbiñe Muguruza, en el masculino faltaba ese candidato hasta que todas las miradas se han puesto en este joven de El Palmar.
Nacido en el seno de una familia que vive por y para el deporte de la raqueta, al estilo de los Sánchez Vicario, su padre es el director de la escuela de tenis del Club de Campo y sus tres hermanos juegan al tenis y apuntan buenas maneras, sobre todo Jaime, que a sus 12 años ya impresiona. Además, tiene en su abuelo Carlos, primer socio del club de tenis, a su mayor fan y coleccionista de cualquier artículo que se publica sobre él.
Suya es la máxima que sigue a rajatabla: "Cabeza, corazón y cojones". Las tres ces que nunca olvida Carlitos, que en cada declaración de cada entrevista demuestra tener los pies en el suelo.
Desde que con solo diez años y estando en categoría benjamín llegara a la final de la Smirka Bowl U10 de Croacia, su progresión ha sido tan rápida como exitosa, pero él mantiene la humildad tanto en su vida diaria como en sus objetivos. Buena culpa de ello la tiene su pequeño pero fiel equipo, liderado por su entrenador, todo un antiguo número 1 del mundo como Juan Carlos Ferrero. "Tengo todo lo que me hace falta, no soy de grandes lujos. ¿El dinero? Ahora no pienso en esas cosas", aseguraba en 'Vanity Fair'.
Aficionado a jugar al golf, a pescar y fan del Real Madrid, fuera de las pistas es un chaval más que no hace mucho cumplía la mayoría de edad y se sacaba el carné de conducir. "Objetivo cumplido, ya soy uno más de la carretera", publicaba en su cuenta de Instagram, donde camina con paso firme hacia su primer millón de seguidores.
¿Ser comparado con Nadal es una fuente de presión o de motivación para él? "Ni la una ni la otra. Sé que nunca habrá otro Rafa en la historia. Yo soy Carlos", afirma modesto el murciano en la web de la marca de equipamiento tenístico Babolat, con la que firmó su primer contrato en 2013. Ahora este joven de derecha prodigiosa, que ya ha superado los dos millones de euros en premios en su aún corta carrera deportiva, ya se está convirtiendo en un imán para las marcas de lujo, como demostraba en sus redes recientemente declarándose "muy contento e ilusionado de formar parte de la familia @rolex".
Orgulloso de sus raíces, este embajador de Turismo de la Región de Murcia que de pequeño tenía un póster de David Ferrer en su habitación, confesaba en una entrevista en el canal Vamos que elegiría a Rafa Nadal para jugar un partido a dobles y para entrenar, pero para salir de fiesta se queda con Feliciano López.
Esa conversación nos sirvió también para conocer algunas de sus manías, tan típicas en los tenistas de élite. La suya es colocar las botellas en una posición determinada: la bebida energética a la izquierda y la de agua a la derecha.
Capaz de conectar derechas a 147 kilómetros por hora, los medios también se han hecho eco de su impresionante cambio físico en los últimos meses. "En su corpulencia hay parte de genética, pero el 80% es trabajo. El cambio mental que ha realizado y que se refleja en sus partidos también suma. Ha hecho una gran transformación no solo en el tenis, sino en muchas facetas de su vida", detallaba su preparador físico, Alberto Lledó, en una entrevista con 'Marca'.
Precavido pero competitivo, el murciano sabe que le quedan muchos años y muchas victorias por delante y, como reconoció a pie de pista en Río de Janeiro tras convertirse en el tenista más joven de todos los tiempos en conquistar un torneo ATP 500, sus principales objetivos son "ser el número uno del mundo, ganar muchos Grand Slam y una medalla olímpica".
No ha cumplido los veinte años y el tenista de El Palmar disfruta ya del éxito que se ha ganado a pulso acompañado de su equipo y de su familia. Pretende estar al margen del ruido que su crecimiento y evolución han generado, pero Carlos Alcaraz no tiene reparos en ir a por todas. Así, no es de extrañar que haya conseguido hitos en el Masters de Madrid, donde resultó vencedor, tras ganar a Alexander Zverev, o en Roland Garros, donde alcanzó su mejor resultado en el torneo, e igualó su mejor desempeño en un Grand Slam alcanzando los cuartos de final donde, finalmente, fue vencido por el mismo rival. Hasta que el Open de Estados Unidos le abrió las puertas de la gloria.