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Cuando Isabel Preysler alquilaba un búnker con huerto para sus vacaciones
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Cuando Isabel Preysler alquilaba un búnker con huerto para sus vacaciones

La socialité daba facilidades a los fotógrafos para que plasmaran el momento llegada y después, dependiendo de su situación amorosa, se encerraba en su castillo inexpugnable o se dejaba ver en restaurantes de moda

Foto: VA Diseño.
VA Diseño.

Durante años, el inicio de las vacaciones de verano estaba marcado en el calendario mediático por tres escenarios. El club náutico de Palma, al que acudían todas las mañana don Juan Carlos, el príncipe Felipe, las infantas Elena y Cristina y la prima Alexia para participar en las regatas. La reina Sofía se embarcaba en el Fortuna para seguir la evolución, principalmente, de su hijo. Otro de los lugares destacados era la Costa de los Pinos, con el posado playero de Ana Obregón. Y por último Marbella con Isabel Preysler y su tribu, que llegaban al aeropuerto de Málaga con niños, perros, nannies, un montón de equipaje y hasta las tablas de surf de los chicos.

Los escoltas impuestos y pagados por Julio Iglesias desde que ETA secuestró a su padre ejercían más de maleteros que de guardianes. Isabel Preysler daba facilidades a los fotógrafos para que plasmaran el momento llegada y después, dependiendo de su situación amorosa, se encerraba en su castillo inexpugnable o se dejaba ver en restaurantes de moda como La Meridiana o La Dorada. La única que no simpatizaba con los medios era Chábeli, que siempre fue el verso suelto a la hora de demostrar su sensibilidad con los periodistas que cubrían el verano en la Costa del Sol.

placeholder Titular de la revista 'Tiempo' sobre la presencia de Preysler en Marbella. (VA)
Titular de la revista 'Tiempo' sobre la presencia de Preysler en Marbella. (VA)

El único que conseguía convencer a la primogénita para que posara, cuando se instalaba con sus hermanos en la playa del chiringuito del hotel Don Pepe, era Rappel. En aquellos años, a Chábeli le interesaba todo lo que tuviera que ver con la lectura de cartas y el horóscopo, y para eso el vidente siempre fue uno de los mejores. Tamara, Julio José y Enrique eran la réplica agradable de los gestos desabridos de la hermana mayor.

El verano de Isabel Preysler comenzaba con esa llegada espectacular. El viaje hasta Marbella por carretera también resultaba llamativo. A los coches de la familia se unían los vehículos de los reporteros, que escoltaban a la tribu en una comitiva que finalizaba en la casa, donde la esperaban otro grupo de informadores. Cuando Miguel Boyer se incorporó oficialmente a la vida sentimental de Isabel Preysler, ese comienzo de vacaciones era aún más impactante. El que fuera el todopoderoso ministro de Economía en el Gobierno de Felipe González aparecía en el aeropuerto con su cartera de ministro (aunque ya no lo era) y con su propia escolta, que solía ser condescendiente con los periodistas.

placeholder Isabel Preysler, en una imagen de archivo. (Gtres)
Isabel Preysler, en una imagen de archivo. (Gtres)

Semanas antes de esa llegada, el trabajo de la prensa era averiguar en qué lugar se alojaría la 'reina de corazones' y sus hijos. Durante varios años eligió La Luna, una villa situada en Marbella Hill Club, una de las urbanizaciones más elitistas y con una seguridad a prueba de paparazzi. Un búnker por el que pagaba, según lo publicado en la revista 'Tiempo' aquel verano de 1987, más de dieciocho mil euros, equivalente a tres millones de pesetas. Era un chalet de dos plantas con torreón, cinco dormitorios con sus cuartos de baño, porche y zona de piscina independiente. La Luna era una construcción típicamente andaluza, con un jardín espectacular y un huerto con árboles frutales y cultivo de tomates, lechugas y berenjenas, tal y como explicaba la propia protagonista en sus reportajes veraniegos.

Isabel Preysler y Miguel Boyer salían en contadas ocasiones del chalet para cenar con amigos como el magnate Marc Rich, con el que también navegaban en su espectacular yate. Este hombre tenía una biografía con claroscuros que no beneficiaba la imagen de Boyer. Rich se exilió de Estados Unidos, donde el que fuera fiscal Rudolph Giuliani (y después alcalde) le acusó de 51 delitos y de haber defraudado al fisco norteamericano 50 millones de dólares, tal y como informaba Agustín Rivera en El Confidencial. En aquellos veranos eternos de la pareja de moda, que se casarían en secreto el 2 de enero de 1988, también frecuentaban al matrimonio formado por el síndico de la Bolsa de Madrid Manuel de la Concha y Paloma Jiménez Altolaguirre, una mujer encantadora y sencilla. Este matrimonio fue el único que acompañó en aquel enlace celebrado en una fría mañana de invierno al exministro y a la 'reina de corazones' en el registro civil de la calle Pradillo.

placeholder Miguel Boyer e Isabel Preysler, en una imagen de archivo. (EFE)
Miguel Boyer e Isabel Preysler, en una imagen de archivo. (EFE)

La Luna fue, durante ese verano de 1987, el búnker de lujo de Isabel Preysler, su novio y sus hijos. Lo que sí pidió a los dueños es que subieran la altura del muro que rodeaba al chalet para salvaguardar una intimidad que solo se mostraba a la revista ‘¡Hola!’, el álbum familiar, como define Tamara Falcó a la revista.

Durante años, el inicio de las vacaciones de verano estaba marcado en el calendario mediático por tres escenarios. El club náutico de Palma, al que acudían todas las mañana don Juan Carlos, el príncipe Felipe, las infantas Elena y Cristina y la prima Alexia para participar en las regatas. La reina Sofía se embarcaba en el Fortuna para seguir la evolución, principalmente, de su hijo. Otro de los lugares destacados era la Costa de los Pinos, con el posado playero de Ana Obregón. Y por último Marbella con Isabel Preysler y su tribu, que llegaban al aeropuerto de Málaga con niños, perros, nannies, un montón de equipaje y hasta las tablas de surf de los chicos.

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