Lo que no cuenta el biopic de Elvis sobre la relación de su mujer Priscilla con Julio Iglesias

En el pasado festival de cine de Cannes se estrenaba la película sobre la vida de Elvis Presley del director Baz Luhrmann. Una visión edulcorada de la trayectoria personal y profesional del rey del rock a través de su descubridor, representante y mentor Tom Parker. En España, el visionado en las salas comerciales llegó en junio y a partir de esa fecha la figura del artista ha vuelto a estar de actualidad. Un éxito de taquilla y crítica, algo que no suele ir de la mano, pero que en esta ocasión sí se ha dado.

En la película, el director destaca la historia de amor del artista con Priscilla Wagner, que fue su primer amor y con la única mujer con la que se casó. Contrajeron matrimonio el 1 de mayo de 1967 y seis años después se divorciaron. Las infidelidades eran continuas y Priscilla puso punto final a su historia sentimental, pero no cerró las puertas al amor.

Una de sus conquistas fue Julio Iglesias, alguien de quien desde que comenzó la pandemia poco o nada se ha sabido de él. Se ha dicho que su salud no es buena, que se encuentra muy delicado e incluso que le cuesta andar y debe utilizar silla de ruedas. Unos datos que han desmentido su hijo Julio José y Ramón Arcusa, que mantiene línea directa con Iglesias. Estas noticias sobre su estado de salud coinciden con la proyección de ‘Elvis’. De nuevo, el hilo rojo entre el rey del rock y Julio Iglesias vuelve a unirlos. En este caso, a través de Priscilla, uno de los personajes fundamentales que destaca Luhrmann, que le otorga un papel de mujer sumisa y consentidora. Unas características personales que nunca la adornaron y que no fueron reales, como se vio tiempo después al iniciar su relación con Julio Iglesias.

Otra Priscilla

Lo que muchos de los seguidores que ahora han disfrutado con la proyección desconocen es la historia sentimental que mantuvieron Priscilla y Julio durante un tiempo. Al principio, el romance fue clandestino hasta que descubrieron a la pareja en Nueva York en 1981. Los dos estaban libres. Julio se separó de Isabel Preysler en 1978 y Priscilla, que ya estaba divorciada, se convirtió en viuda en 1977. Han pasado cuarenta y un años desde que se publicaron aquellas primeras fotos que ahora vuelven a ser referente mediático.

La primera vez que se vieron fue en el festival de Viña del Mar, donde Julio actuaba. En aquel momento, hubo un encuentro formal. Ella era presentadora de un programa de televisión en la cadena norteamericana ABC y, como tal, coincidieron en el mismo espacio común. Iglesias continuó con su gira por Latinoamérica. No hubo intercambio de dirección ni de teléfonos.

Después hubo un segundo encuentro en los Carnavales de Río. El futbolista Pelé organizó una fiesta en honor de Iglesias en uno de los locales que Regines (fallecida este año) tenía en Brasil. Según la información que se publicó en la revista ‘Protagonistas’, del Grupo Zeta, en marzo de 1981, el destino tampoco los quiso unir. Fue en Nueva York cuando de nuevo coincidieron.

Julio Iglesias se alojó en un hotel cinco estrellas y recibió una llamada que lo cambió todo. Fueron seis palabras: “La señora Presley desea hablar con usted". Priscilla tomó la iniciativa y le invitó a cenar. Así explicaba Julio Iglesias esa cita: “Teníamos el propósito de conocernos en Chile y no fue posible. Alguien hizo de mediador, pero no fue posible y yo lo di por perdido para siempre. Priscilla no opinaba igual. Me dio una enorme sorpresa al llamarme cuando llegue a esta ciudad”. Y así comenzó la historia sentimental, que duró lo que tenía que durar dada la misma querencia que compartían Iglesias y Presley de coleccionar amores estacionales.

La cita se concretó y esa noche Priscila eligió Nino's, uno de los restaurantes de moda de Manhattan, especializado en recetas italianas. A continuación, siguieron la fiesta en Xennon, la discoteca a la que acudían personajes de la alta sociedad neoyorquina y todo aquel que fuera alguien en el mundo del poder y el sector artístico. Estuvieron hasta la madrugada cuando regresaron juntos al hotel.

Al día siguiente, al preguntar la prensa a Julio Iglesias cómo se había resuelto esa noche, el cantante no quiso dar muchas explicaciones, tal y como apareció publicado en la revista del Grupo Zeta: “No me pidáis que hable sobre el 'después'. Solo me animo a deciros que Priscila es encantadora. Así, con todas las letras. El presente es lo que es. El futuro no está escrito”. Y daba por cerrado su tema amoroso.

A partir de ese día hubo más encuentros. Unos quedaron plasmados por los paparazzi y otros, solo para el recuerdo en la memoria de la viuda Presley y Julio Iglesias. Siempre que se le ha preguntado al cantante por ella, le ha dedicado bonitas palabras: “Priscila es una gran amiga a la que quiero y respeto”.

Julio Iglesias se encuentra escribiendo sus memorias, como él mismo ha contado en sus tuits. Una necesidad que explicaba de esta manera: “Tantas mentiras sobre mi vida y que pocos aciertan. Esta es la historia que falta por contar, lo demás son anécdotas muy pequeñas y especulaciones que confunden a la gente. Casi cada día, empiezo a escribir, cosas y más cosas de mi vida, pero siempre me quedo en el camino”. Ahora parece que ya es realidad y escribe desde su retiro de Punta Cana. También participa en la futura serie que sobre su vida prepara una productora. En todos estos soportes, su vida amorosa estará presente y Priscila Presley tendrá también su parcela.