La misa funeral por Laura Boyer ya tiene fecha y lugar

Los hijos de Laura Boyer quieren dar el último adiós a su madre con una misa funeral en Madrid. Será el próximo 9 de marzo en la iglesia de San Manuel y San Benito, y a ella acudirán la familia, amigos íntimos y conocidos. Desde que le diagnosticaron el cáncer, prefirió mantener un aislamiento elegido con sus afectos más directos. Su muerte ha sido una sorpresa para los que la trataron durante muchos años y habían perdido su pista. Todos ellos la consideraban una buena persona, generosa y con etapas de sufrimiento en su "dolorosa travesía del desierto", como así lo confirman a Vanitatis. La definen como una mujer especial, con sus luces y sus sombras.

Igual que sucedió con su velatorio en el tanatorio La Paz en Tres Cantos, no se espera la asistencia de Ana Boyer, hermana de padre y con la que no mantuvo ninguna conexión a pesar de tener una edad parecida a la de sus hijos. Ella misma lo contó en una entrevista póstuma publicada el miércoles pasado en la revista 'Semana'. Explicaba la falta de unión y las razones de esas malas relaciones con Isabel Preysler, para la que no tiene buenas palabras. Sí en cambio para Tamara, Chábeli, Julio José y Enrique, a los que define como buenas personas. A su padre lo quiso dejar al margen de las cuestiones afectivas. Al tanatorio acudieron, además de la familia directa, amistades de Elena Arnedo, fallecida en 2015, que mantenían relación con Laura y su hermano Miguel.

Hay que destacar que Laura Boyer prefería no tener visibilidad pública y son muy pocas las declaraciones que hizo en vida. Solo habló muy por encima a raíz de la repartición de la herencia al fallecer el que fuera el todopoderoso ministro de Economía. De ahí la importancia de conocer de primera mano lo que sentía cuando ya sabía que su enfermedad no tenía vuelta atrás. No quiso seguir con tratamientos alternativos.

En los últimos años no tenía mucha vida social por decisión propia y prefería la compañía de sus hijos y de sus amigos más íntimos con los que compartía su vida personal y lúdica. Mantenía contacto con su primer marido, Luis Imedio, y con Antonio González, padre de sus dos hijos gemelos, que acudieron al tanatorio y se espera que también a la misa del próximo día 9 de marzo. Han sido los hijos mayores los que se encargaron de avisar del fallecimiento de su madre y ahora de comunicar la liturgia religiosa.

Laura Boyer tuvo etapas felices y otras que no lo fueron tanto y que se agravaron con la muerte de su madre, Elena Arnedo, a la que estaba muy unida y que fue realmente su sostén y el de los cuatro nietos. Sus relaciones afectivas tampoco funcionaron. Pasó una etapa espiritual que la ayudó a superar momentos muy delicados emocionalmente. Y en estos últimos tiempos estuvo muy arropada por su grupo de incondicionales, que no era muy numeroso pero siempre atento a las llamadas de la amiga.

Cuentan a Vanitatis que Laura no era de mantener una comunicación cotidiana y que aparecía y desaparecía sin dar muchas explicaciones hasta la siguiente “conexión”, cuando retomaba las charlas. Aseguran que aunque no estuviera en el día día, sí lo dejaba todo cuando ese grupito compacto la necesitaba. La enfermedad no la aisló ni de sus hijos ni de la familia materna y paterna.

Se casó a los veinte años y su padre fue el padrino del enlace religioso, aunque ya las relaciones familiares no se encontraban en su mejor momento. El que fuera todopoderoso ministro de Economía y Hacienda del Gobierno de Felipe González ya se había separado de la doctora Elena Arnedo para comenzar una nueva vida con Isabel Preysler. Un divorcio muy complicado en el apartado afectivo, aunque no en el económico. La madre se encargó de la manutención de los hijos y no necesitó pensión compensatoria.