Soraya Arnelas: blanca, radiante y segura va la novia

Mucho antes de la existencia en la vida pública de María Guardiola, Soraya Arnelas era nuestra rubia extremeña. Nacida en Valencia de Alcántara en 1982, entró como un torrente en la cuarta edición de 'Operación Triunfo', con una voz que no parecía pertenecer a ese cuerpo y a esa piel nívea y muchas ganas de comerse el mundo. Una mujer que iba para azafata y decidió, después de quedar segunda en el concurso, probar suerte y vivir de la música.

En todo este tiempo, Soraya ha currado de lo lindo y lo ha intentado de todas las maneras posibles. No ha tenido el éxito que merecía, como les ha pasado a casi todos los que han pasado por ese programa de televisión, y encima ha tenido que aguantar las coñas con el ‘poyeya’ y un 24º puesto en Eurovisión. Ha perdido miedos y ha ganado tatuajes. La hemos visto en asuntos relacionados con la música y en otros en los que buscaba, como nos pasa a las demás, un dinerete para facturar y llenar la nevera.

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J.R

No he oído a nadie que hable mal de Soraya, y eso ya es mucho. Y no estoy dispuesta a hacerlo yo, porque alguien que debuta en la música con un disco titulado ‘Corazón de fuego’, y cuyo último hit se llama ‘La botella’, me tiene para los restos.

Y también me tiene, por qué no decirlo, desde el mismo momento en el que decidió hacerse empresaria de moda y lanzó una línea de ropa que se llama ‘Chochete’. Sí, han leído bien, no es cosa del teclado predictivo ni otras zarandajas. Se llama ‘Chochete’ porque es así como llama a su hija y ahora usted y yo podemos llevar una sudadera donde ponga la palabra a la altura del pechamen y saludarnos con efusividad y orgullo ante nuestros gustos estéticos.

Esta semana, Soraya Arnelas aparece en la revista 'Semana'. Rompiendo de nuevo con el establishment, se ha ido con un fotógrafo de la revista a probarse vestidos para su boda porque eso de mantener en secreto el atuendo de la novia es una cosa antigua y para cosa normativa ya tenemos a Tamara Falcó. Tal es su afán de innovar que leyendo el texto de la revista comprobamos que en realidad ya se ha casado en secreto y así le consta a la alcaldesa de la localidad madrileña de Villar del Olmo, que es quien ofició el casamiento. “Tras la ceremonia, los novios y el resto de invitados fueron a celebrarlo en el asador del pueblo, donde comieron unas raciones y demás comida típica, como cualquier hijo de vecino”, dice la revista. La mejor España.

Pero su gran boda extremeña es la que está por llegar y por la que se ha ido a probar vestidos muy parecidos a los de otras novias e hijas de vecinos. Ha visitado el atelier de Lorena Formoso, como hice yo en un Pronovias donde acabé encontrando una ganga de temporadas pasadas que me quedaba como un guante. La diseñadora, por supuesto, está entusiasmada con la idea de vestirla y destaca una serie de preciosuras al respecto: le ha dejado trabajar, venía con las ideas muy claras, ha sido sencillísimo trabajar con ella.

Me gusta mucho la capacidad camaleónica de mujeres como Soraya. De esas que parecen que este y otros mundos se les quedan pequeños, que son más modernas que nadie y nos hacen sentirnos una Doña Rogelia más, pero que acaban cayendo en trampas en las que hemos caído las chicas del montón. Entusiasmadas ante la mera idea de casarse. Felices y comiendo perdices mientras posan con vestidos de corte romántico, sencillos e ideales para el que sigue estando considerado el día más feliz de nuestras vidas. Yo, veinte años después, me mantengo firme en esa idea, no así en otras.

"Mi vestido es muy sencillo, porque quiero disfrutar de la fiesta, pero con detalles que me definen, como las hombreras muy marcadas, la cintura y el brillo", dice Arnelas. Y yo celebro que este tipo de cosas sean las que la definen, porque yo no he sido capaz de encontrar las mías y tengo seis años más que ella. Desvela, ilusionada además, que va a llevar velo. Y dice que le gusta mucho que los diseños de Formoso “tengan personalidad”. Me siento incapaz de descifrar semejante afirmación.

“Siempre he sido muy fan del traje de novia de Grace Kelly. Mi vestido no es para cualquier novia, pero yo sé que lo voy a defender bien”. Tonterías las justas. Inseguridades, las menos. Tiene una amiga que es wedding planner. Otra cosa de la que yo carezco.

Blanca, radiante y segura va la novia. Nuestras rubia extremeña, con permiso de Guardiola.