¿Qué ocho actuaciones de Eurovisión no debes perderte? Carolina Iglesias tiene las respuestas
Eurofán declarada desde los 6 años, esta exitosa podcaster se sigue emocionando con cada gala como el primer día. Toma nota de sus recomendaciones si quieres saber qué merece la pena de esta edición
Como les ocurrió a tantas otras de su generación, o eso al menos es lo que cree ella, fue Rosa de España —a quien ya había seguido muy de cerca durante su participación en la primera edición de 'OT'— la que la llevó a creer en Eurovisión. Y, desde entonces, podemos decir que su devoción por este formato no ha hecho más que reforzarse. “Siempre estuve al pie del cañón, los años buenos y los malos, disfrutaba mucho descubriendo música y viendo cómo reaccionaban los diferentes países ante las propuestas del resto”.
No es la forma que tiene Carolina Iglesias de justificar su pasión por este controvertido certamen. Básicamente, porque no lo necesita. Y ojo porque decide zanjar de un plumazo toda posible polémica a este respecto: “Entiendo que a la gente le impacten algunas puestas en escena o el festival en sí, pero les agradecería, a aquellos a los que no les gusta Eurovisión, que nos dejen en paz a los que sí nos gusta y que nos dejen disfrutarlo tranquilamente. Es una vez al año, no molestamos a nadie y es un plan supersano y divertido”.
Dicho esto, intentamos descubrir de dónde viene esa afición de la cómica por ese espectáculo que cada año engancha a más de 200 millones de espectadores en todo el mundo. “Solía verlo con mis abuelos, era una especie de tradición familiar. Recuerdo que con mi abuela, que era costurera, comentaba los vestuarios, y alucinaba con las predicciones de mi abuelo, que era como Uribarri, sabía perfectamente a quién iba a votar cada uno”.
Por aquel entonces, Carolina, que llegó a estar convencida de que Eurovisión y Telepasión tenían algo que ver, no sabía que aquello terminaría derivando en una obsesión: “Me pasaba el día en Portalmix —ya desaparecido— y me aprendía todo lo que había sobre el festival; además, mi madre me imprimía información de años anteriores que también devoraba… ¡Todo eso con 6 o 7 años!”.
Recuerda con especial cariño las actuaciones de Las Ketchup (2006), porque le regalaron el DVD con todas las canciones que participaron ese año, y de Ruth Lorenzo (2014), que es la edición que marcaría un antes y un después en su vida. “Era la primera vez que hacíamos una fiesta para ver la gala, ya que hasta entonces la veía sola porque no tenía amigas a las que les gustase Eurovisión”. Otros grandes momentos que se le han quedado grabados a fuego coinciden con las retransmisiones que realizó en su momento para RTVE, compartiendo micro con Soraya Arnelas o las mismísimas Azúcar Moreno.
Pero, con el permiso de la conocida en redes como Percebes y Grelos, vamos a dejar de rebuscar en el baúl de los recuerdos para descubrir, de una vez por todas, qué tiene que tener una canción que pretenda atesorar el máximo número de twelve points posible. “El tema que aspire a ganar Eurovisión, sea o no animado, e independientemente del contenido de su letra, tiene que transmitirte algo. También es importante que a nivel instrumental no te recuerde a otras canciones que ya conoces. Pero lo fundamental es que sea una canción pegadiza, que te quedes con ella”.
Conviene señalar, ante de que sea demasiado tarde, que tampoco tienes que tomarte al pie de la letra sus predicciones: “Yo estaba convencida de que a Miki le iba a ir bien, me llevé un disgusto grande, lo pasé mal de verdad”. Ya que, a veces, se deja llevar por su lado más excéntrico: “El año pasado Noruega llevó a unos tipos disfrazados de lobos amarillos, mi parte más friki está muy alineada con todo esto”. (Risas).
También es verdad, todo hay que decirlo, que en 2022 ya vaticinó que Chanel iba a quedar bien, aunque es algo que, vaya casualidad, solo compartió con su círculo más íntimo. Lo que no sabemos es si realmente tuvo algo que ver en ese celebrado segundo puesto aquel altar, con un plato de lomo acaparando todos los focos, que se curró Carolina en señal de homenaje al sensual ‘SloMo’ que tanto nos hizo disfrutar.
“Desde 2000 no había vivido unas votaciones en las que nos daban puntos todo el rato, me puse a llorar de la emoción. ¡Yo estaba acostumbrada a celebrar cinco puntos cada media hora!”. (Risas). Se refiere a la actuación de Chanel del pasado año, la misma que inevitablemente la ha llevado a ser más optimista este año y a tener cierta esperanza de cara al show de Blanca Paloma. “Me da mucha tranquilidad lo que hizo en la preselección, podemos confiar en que va a hacer un buen papel”.
Eso sí, en esta ocasión parece que Carolina va a tirar por algo más sobrio a la hora de instalar el atrezo en casa: “Estoy pensando en poner una foto de Blanca Paloma con un cirio, algo que ya funcionó el año pasado”. Y el resto del plan te lo puedes imaginar: “Desde hace un par de años lo celebro en mi casa y me vengo bastante arriba, intento superarme en cada edición. Este año me he currado unas pulseras como las de los festivales y también prepararé comida de diferentes países”.
Se refiere a que, por ejemplo, ese día tira la casa por la ventana e incluye en el menú degustación eurovisivo desde pizzas de microondas, en representación de Italia, hasta algo de queso, en homenaje a nuestros vecinos franceses, o una bolsa de hielo con la bandera de Islandia. Bromas aparte, Carolina considera que el actual Eurovisión “es un escaparate para artistas no tan conocidos, les puede servir de trampolín”.
Y para que no tengas ninguna duda de que su fascinación por esta cita —que celebra en Liverpool su 67ª edición— es real como la vida misma, no tienes más que ver que algunas exparticipantes —como Tanxugueiras, Karina o Edurne— ya han pasado por sus codiciados pódcast de entrevistas (‘Estirando el chicle’ y ‘CaroLate’). Y que conste que son varias las que aún tienen pendiente sentarse frente a su micrófono: "Massiel, Salomé, Chanel, Beth, Rosa… ¡Por mí las entrevistaría a todas!".
Mientras llega ese momento, que llegará, lo suyo es que pasemos a conocer esas ocho prometedoras actuaciones que no podemos perdernos este año. Y recuerda que no lo decimos nosotros, jamás se nos ocurriría, sino Carolina Iglesias. Una voz más que autorizada para esto de Eurovisión (y para todo lo que ella se proponga).
Blanca Paloma (España)
Aunque hay quien sostiene que las propuestas con un marcado carácter folclórico han dejado de tener gancho (lo de Salvador Sobral en 2017 fue la excepción), nuestra eurofán favorita considera que ‘Eaea’ tiene muchas posibilidades de salir más que airosa de esta competición. “Me gusta mucho, pero también te digo que yo todos los años me emociono tanto con la propuesta de España que siempre pienso que vamos a ganar y luego me termino llevando decepciones”. (Risas). En este caso, y sin que sirva de precedente, sí conseguimos que se moje un poco: “Creo que tiene que quedar, al menos, entre las diez primeras, es una propuesta muy diferente a las demás y ella canta increíble, ojalá se porten con los votos”.
Teya & Salena (Austria)
“Seguramente estemos ante una de las candidaturas más frikis, pero eso no quita que ‘Who The Hell Is Edgar?’ sea un temazo en toda regla”. No hay que ser excesivamente listo para darse cuenta de que estas dos austriacas, que por fin van a ver cumplido su sueño después de años curtiéndose en infinidad de campamentos de verano, han encandilado a base de bien a la exyoutuber gallega. De hecho, esta candidata, que cuenta con un videoclip tan surrealista como la propia letra, es la que Carolina pincharía para intentar convencer a los más escépticos: “Esta canción dedicada al escritor Edgar Allan Poe es la que le recomendaría escuchar a alguien que no conoce Eurovisión”.
Käärijä (Finlandia)
Una base techno, guitarras heavy metal, lascivos movimientos de lengua, un trenecito improvisado… ¡De todo menos chachachá! Es lo que podemos encontrar en la propuesta del inclasificable Jere Pöyhönen, conocido profesionalmente como Käärijä, que es quien está detrás de una de las principales aspirantes a alzarse con el primer puesto en Eurovisión 2023. ¿Quieres saber qué opina Carolina Iglesias de ‘Cha cha cha’? Toma nota: “En la primera escucha no me llamó mucho la atención, pero me ha terminado enganchando y ahora puedo decirte que me gusta mucho”. A lo que, sin ningún tipo de coacción, añade: “Creo que tiene muchas posibilidades”.
Marco Mengoni (Italia)
Con este repentino giro de 180 grados comprobamos, definitivamente, que la protagonista de esta selección es alguien completamente imprevisible. Lo vas a entender cuando escuches esta balada romántica de Marco Mengoni que, si bien no cuenta con una trabajadísima puesta en escena, lo cierto es que podría llegar a emocionarte. Para ponerte en antecedentes, te diremos que ya se presentó al certamen en 2013, el mismo año que ganó el Festival de Sanremo. Una década después de alcanzar el séptimo puesto con aquel ‘L’Essenziale’, el de Ronciglione vuelve a Eurovisión con ‘Due vite’. Bueno, en realidad, lo hará con una versión acortada, ya que la interpretación no puede superar los tres minutos de duración (y la original alcanza los 3:40).
La Zarra (Francia)
Toca viajar hasta Canadá para conocer a la diva nacida en Montreal que ha decidido apostar por la chanson française con el firme objetivo de hacerse con el voto del jurado y, a partir de las semifinales, del de los espectadores de todo el mundo. En este caso, Carolina Iglesias nos devela que, "évidemment", es otra aspirante a tener muy en cuenta, entendemos que ella también ha caído rendida a las bondades de Fatima Zahra Hafdi, que quedan perfectamente registradas en ‘Traîtrise’, su único álbum hasta la fecha. Gracias a él, fue aclamada ese mismo año tanto por la crítica canadiense como por la francesa, lo que la llevó a ser elegida artista revelación en ambos países.
Tvorchi (Ucrania)
Los encargados de revalidar el título de campeones de manera consecutiva, algo que solo han conseguido España, Luxemburgo, Israel e Irlanda, son Andrii Hutsuliak y Jimoh Augustus Kehinde —más conocido como Jeffery Kenn—. Ambos forman el fructífero dúo Tvorchi, que no ha hecho más que cosechar éxitos durante los últimos años, a pesar de la pandemia y de que, seguidamente, la situación que están atravesando en su país no es la más favorable. En cualquier caso, dentro de unos días estarán defendiendo con todas sus fuerzas, y codo con codo, el indestructible ‘Heart of Steel’, a diferencia de como aparecen en el videoclip de la canción —rodado en la Casa Ucraniana de Kiev— en el que salen arropados por más de 60 bailarines.
Loreen (Suecia)
Junto a la candidatura finlandesa, la sueca es la otra que está en todas las porras desde hace meses, aunque también es verdad que se ha multiplicado el número de detractores de Loreen a raíz de lo vivido en el primer ensayo. “A pesar de haber sido ganadora en 2012, gracias a una de las mejores canciones que se han presentado a Eurovisión, creo que ‘Tattoo’ no me gusta tanto como ‘Euphoria’, aunque cuenta con una escenografía y un concepto muy potentes”. A lo que Carolina añade: “Me parece un poco atrevido volver a presentarte, es muy difícil conseguir algo tan épico como lo logrado con ‘Euphoria’ en 2012”. Pase lo que pase, que le quiten lo “bailao” a esta cantante de ascendencia bereber que estos años ha arrasado en las listas de todo el mundo. ¿No crees?
Alessandra (Noruega)
Como habrás observado, nuestra invitada siente especial predilección por las propuestas de los países escandinavos. Al menos, en lo que respecta a esta edición. Nos confiesa que ha decidido incluir también en este listado ‘Queen of Kings’, de Alessandra Watle Mele, hija de padre italiano y madre noruega, “porque es una de esas canciones idóneas para venirse arriba, aunque que quede finalmente entre los primeros puestos dependerá de cómo la defiendan en directo”. El tema en sí, que acaba de ocupar la primera posición en la playlist Top Viral Global de Spotify, es una especie de oda a la mujer empoderada que mezcla el folclore tradicional noruego con la música electrónica más contundente.
¡Feliz Eurovisión 2023!
Como les ocurrió a tantas otras de su generación, o eso al menos es lo que cree ella, fue Rosa de España —a quien ya había seguido muy de cerca durante su participación en la primera edición de 'OT'— la que la llevó a creer en Eurovisión. Y, desde entonces, podemos decir que su devoción por este formato no ha hecho más que reforzarse. “Siempre estuve al pie del cañón, los años buenos y los malos, disfrutaba mucho descubriendo música y viendo cómo reaccionaban los diferentes países ante las propuestas del resto”.