Santi Serra: "Victoria y su madre, la infanta Elena, son grandes amazonas"

Podríamos calificarlo como el encantador de caballos, una especie de Robert Redford en ‘El hombre que susurraba a los caballos’. Pero en la vida real. Santi Serra ha conseguido lo que pocos consiguen: que los caballos hagan lo que él les dice, desde tumbarse hasta jugar, y que lo hagan junto a perros y hasta con halcones. Serra es además el responsable de que Victoria Federica de Marichalar posara en la revista ‘¡Hola!’ acompañada de estos equinos.

Este entrenador y criador de caballos los entrena medio salvajes en su finca de Llagostera, donde tiene 50 caballos, 30 de ellos especializados en su espectáculo. El show de Serra deja con la boca abierta a quienes lo ven. Y así sucedió con Victoria Marichalar y con su madre, la infanta Elena. “Nos conocemos desde hace años, somos amigos del circuito ecuestre nacional”, nos cuenta Serra; “Victoria y su madre son grandes amazonas y personas muy amables y muy fáciles”, nos asegura.

Para aquella famosa portada de la revista, la primera que protagonizó la nieta de los Reyes eméritos, Serra fue clave. “Me llamó Victoria y me pidió si podíamos hacer el trabajo con mis caballos, yo acepté encantado, por la amistad que tenemos y porque sé que quiere a los animales y domina el trato con ellos”.

Caballo negro

A la sobrina de Felipe VI la vimos montada en un caballo negro, posando junto a otros equinos, todo en un ambiente de libertad en plena naturaleza, imágenes bucólicas que son las que rodean a Serra a diario. Entrena a sus caballos solo entre 10 y 15 minutos al día a cada uno. “Se trata de jugar con ellos, de que quieren estar contigo, no de hacerles esforzarse”, nos dice. Los cuida, nos insiste, con productos de Artero, algo que aparece en el documental que ha esternado este año en los cines: 'Hermano caballo'.

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Su amor por estos animales que le han dado todo lo descubrió de pequeñito en la finca de los padres, donde creció entre animales. Sus padres criaban caballos árabes, algo que él sigue haciendo, y eran precisamente algunos de estos equinos con los que pasó Vitoria Federica. Desde hace años, en el circuito ecuestre español, el espectáculo de Santi Serra ha pasado por todas las grandes hípicas del país. Los animales no llevan ni riendas ni bridas, van ‘desnudos’, y hacen todo lo que él les pide. Se revuelcan, bailan, dejan que él se suba, juguetea con los caballos y ellos lo observan plácidos. En el espectáculo ha incluido perros y hasta un halcón e interactúan entre ellos. El ave se acerca y vuela alrededor de los caballos y del público en unas piruetas que arrancan los aplausos encendidos de los asistentes.

Líder de la manada

Serra se considera a sí mismo un vaquera a la antigua usanza. No en vano aprendió su oficio en Estados Unidos, en Monument Valley, donde pasó unos meses perdido en la naturaleza con caballos. “Tenía que intentar comunicarme con ellos, y para ello ha aprendido que hay que imitar al líder de la manada, a ellos les da igual si es un humano o un caballo, lo importante es el comportamiento”. Eso y, claro, el “respeto” por los animales. “Yo intento ser un caballo más, la madre alfa de la manda”.

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Ante la evolución del mundo ecuestre en España, el mismo que habitualmente frecuentan los grandes herederos del país, Serra se muestra muy satisfecho. Asegura que “el mundo no está hecho para los animales salvajes” y considera que los caballos en España viven ahora mucho mejor que hace unas décadas. Que hemos aprendido a tratarlos con ese respeto que él pide. “El cambio es abismal en el mundo del caballo, se los cuida mucho, se conocen sus necesidades y la cría está cada vez más perfeccionada”.

Antes, nos asegura Serra, “había mucho maltrato, no se estudiaba a los caballos”. Fue durante un sueño, que se vio entre caballos en libertad y entonces decidió que el mundo del caballo necesitaba un cambio. La casualidad le llevó, con 13 años, a salir a un escenario con los animales. Quien debía dar el espectáculo sufrió un accidente y le pidieron que intentara entretener al público. Y triunfó tanto que su mundo se convirtió en el mundo ecuestre.

El gran caballo negro con el que posó Victoria Federica es Napoleón, una mezcla de frisón que nació el 26 de marzo de 2007, siete años antes que la joven. Napoleón es el caballo más famoso de Serra, un ejemplar que no conoce los límites en el aprendizaje y que actúa con el ‘encantador de caballos’ por medio mundo.