Qué sucedió con la herencia de Mayra Gómez Kemp: las hijas, el portero, la mudanza y el TP de Oro
Las hijas de su marido, a las que quería como suyas, son las herederas. El portero dejó caer que podría ser él, lo que provocó malestar entre los vecinos y las hijas de la presentadora
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El pasado mes de octubre fallecía Mayra Gómez Kemp, respetada y querida presentadora de televisión, y con su muerte llegaba la sorpresa: el portero de su finca se autoproclamaba ‘portavoz’ y hasta dejó entrever que podía ser él el heredero de su fortuna.
Manolo, que así se llama el citado, se mostró muy afectado ante la muerte de su convecina, con quien aseguraba mantener una amistad desde hacía 20 años. Aparecía incluso en platós de televisión para hablar de ella.
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Gómez Kemp falleció viuda y sus familiares más cercanos eran las hijas de su marido, que viven ambas fuera de España. Así que la presentadora falleció en soledad, después de sufrir un aparatoso accidente en casa (pasó casi 20 horas tendida en el suelo). Sus hijastras, a quien ella consideraba y quería como si fueran sus hijas, llegaron tiempo después de su muerte.
Manolo llenó el vacío
Y ese fue el intervalo en el que nuestro Manolo, el portero, se hizo famoso. Pero nada de lo que él contó se hizo realidad: el portero no recibió dinero alguno. Según ha podido saber Vanitatis, la herencia de Mayra fue para sus hijas, quienes se encargaron de todo lo relacionado con su funeral y posterior puesta en orden de pertenencias.
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Pero entre la muerte y la llegada de las hijas transcurrieron unas cuantas horas de falta de información y Manolo sirvió para llenar el vacío. Sus palabras provocaron cierto revuelo en su momento, porque aseguró que para él, Mayra “fue una madre, le tenía tanto cariño, porque era una persona que la veía por la mañana y era muy simpática conmigo, muy alegre, cariñosa... Yo le subía el carrito de la compra…”. Y aunque admitía que nunca habían hablado de la herencia, dejaba caer: “No sé, ella era muy generosa conmigo. Nunca me dijo nada”.
Muchos medios lo entrevistaron hasta que llegaron las hijas y terminó la fantasía. Lo vecinos de la finca se manifestaron molestos por la supuesta indiscreción de Manolo -todavía están incómodos-, porque pensaron que podría ser cualquiera de ellos de quienes hablara.
Las hijas, molestas
Las hijas también se incomodaron, como se molestaron con los transportistas que se llevaron un par de muebles de la casa de Mayra y aparecieron después en televisión contando que habían vaciado el piso, algo que nunca sucedió. Además, en ese movimiento de muebles desapareció un TP de Oro que Gómez Kemp había logrado y que se encontró después en una casa de empeños.
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Nacida en La Habana en 1948, la presentadora se mudó a España con 12 años y aquí creó su vida, sus recuerdos. Nunca fue madre y sus dos hijastras, Viviana y Roxana, viven en Buenos Aires, a donde viajaba con frecuencia con su marido. Fueron ellas quienes dieron la voz de alarma al no conseguir contactar con Mayra.
Son hijas del actor argentino Alberto Berco, el gran amor de su vida, con quien mantuvo una relación de más de 47 años. Hasta que Berco falleció, en 2021 en plena ola de Covid, a los 91 años, al sufrir un paro cardíaco. Ella misma relataba en todas las entrevistas que no podía ni superar ni aceptar la muerte de su gran amor.
Sus finanzas
Años antes de quedarse viuda, la presentadora liquidó la única empresa que había tenido, Bermay SL, un nombre que hace clara alusión al apellido de él y al nombre de ella. Se había constituido en 1990 y su sede social estaba en el piso del matrimonio. Se dedicaba a actividades profesionales, científicas y técnicas, y contaba con un capital social de 3.000 euros y un patrimonio muy modesto: 54.768 euros. Cuando la liquidaron, hacía ya tiempo que no mostraba actividad.
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A partir de la muerte de su marido, Mayra empezó a vivir de manera más monótona: pasó de viajar continuamente a Argentina y Miami, donde el matrimonio tenía familia y amigos, a pasar más tiempo en la capital española. Vivía en su casa del centro de Madrid, un dúplex con tres habitaciones, vestidor, dos baños, salón, cocina, office y aseo, además de la gran terraza.
Una bonita vivienda en la que de jóvenes solían recibir a numerosas caras conocidas. Todas sus propiedades estaban inscritas al 30% a nombre de su marido y el 70% restante en el suyo. Como la otra propiedad que tenían en el mismo edificio, un apartamento anexo a la gran casa del centro, de 50 metros cuadrados con cuarto de estar, un dormitorio, un baño completo y cocina independiente. El matrimonio lo adquirió en 1987.
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Ambas casas han pasado a manos de sus hijas, quienes volaron de inmediato al conocer la triste noticia. Ella vivía en soledad por decisión propia, porque no quería gente a su lado. En eso acertó Manolo, el portero: “No quería tener visitas, con la muerte de su marido se encerró más y no salía. Muchas veces hablaba con ella y me decía ‘estoy bien’”.
El pasado mes de octubre fallecía Mayra Gómez Kemp, respetada y querida presentadora de televisión, y con su muerte llegaba la sorpresa: el portero de su finca se autoproclamaba ‘portavoz’ y hasta dejó entrever que podía ser él el heredero de su fortuna.