Marc Márquez: "Cuando eres feliz fuera del circuito, se nota dentro"

Marc Márquez ya ha llegado a Jerez, al Gran Premio Estrella Galicia 0,0 de España de MotoGP, y lo hace como líder de la clasificación provisional, tras imponerse en siete de las ocho carreras disputadas hasta ahora.

Horas antes de partir rumbo al circuito, Vanitatis comparte un momento con él para explorar su faceta más personal, porque en su trayectoria deportiva la figura del piloto no se entiende sin la persona. Ambas han evolucionado de la mano para afrontar no solo los numerosos títulos que ha conquistado, sino también los largos periodos de recuperación. En su caso, no es la edad, sino la experiencia y dificultades lo que le permite encarar con aplomo lo que está por venir: “No son mis treinta y dos años, son los cuatro años de lesiones que he vivido”, afirma Márquez.

A ello se suma el recuerdo de aquel niño que, prácticamente desde que tenía uso de razón, soñaba con ser piloto de motos. Y lo cierto es que ni siquiera el hecho de haber sido ocho veces campeón del mundo parece restarle capacidad de asombro ni gratitud: “A veces digo: parad a pensar. Estamos Álex y yo compitiendo en MotoGP, no hay más... En el motociclismo no existe una categoría con pilotos más rápidos en el mundo, y lo estamos compartiendo entre hermanos”, expresa Marc, con un tono humilde y cercano, mientras alude también a la felicidad que esta situación provoca en sus padres.

Ese recuerdo cobra vida en una imagen que Marc observa con especial cariño: “Es de las fotos más bonitas que tenemos. Resume la esencia del deporte y el lugar donde todo comenzó. Aquí está el porqué soy piloto de motos. El sueño nació en familia. Solo se ve a mi padre, pero estoy seguro de que era mi madre quien hacía la foto”, comenta, con esa mezcla de orgullo y ternura que despiertan los orígenes.

Marc remonta entonces a los días en los que, siendo apenas un niño, los fines de semana transcurrían entre curvas de tierra y olor a gasolina. Acompañado por su padre, recorría tramos de enduro en los que no existían ni la presión ni la competencia, solo la pasión desbordante de un niño sobre dos ruedas. “En ese momento no era competición, era pasión”.

Y si la figura paterna y materna fue esencial en ese despertar, la presencia de sus abuelos terminó de moldear una infancia que hoy recuerda con gratitud. Hace un año y medio falleció su abuelo Ramón, un referente familiar y emocional. “Siempre decía que lo único que quería era llegar a los noventa y tres años, porque es mi número. Falleció justo a los noventa y dos".

Echamos mucho de menos a mi abuelo, me encantaban las conversaciones con él

"Le echamos muchísimo de menos. Me encantaban las conversaciones con él. Tenía por costumbre hacernos una visita obligatoria antes y después de cada carrera. Nos hablaba de estrategia, de cómo había visto el fin de semana. Cogía a mi hermano y a mí y nos decía todo lo que pensaba, sin filtros. Y como era el abuelo, uno simplemente callaba y escuchaba. Si lo entendías, bien; y si no, también”, evoca Marc, entre la sonrisa y la nostalgia.

Álex no es un rival, es un compañero

De los momentos compartidos en casa, Marc y Álex han pasado a ser también compañeros en los podios del motociclismo. Un vínculo que Marc no solo celebra, sino que valora profundamente: “Álex no es mi rival, es mi compañero. Me siento privilegiado de poder compartir mi pasión junto a él y competir en carreras de tú a tú. Además, llevamos un estilo de vida muy similar. No es solo compañero de profesión... también de vida. ¡Vivimos juntos! Aunque ya se va de casa, en nada le entregan su casita”, comenta con naturalidad.

Mi hermano está haciendo una gran temporada

Habla con emoción cuando se le pregunta por su hermano: “Está haciendo una temporada fantástica”, dice con visible orgullo.

Aunque pronto Álex se instalará en su nuevo hogar, los perros que ambos comparten —prácticamente adoptados también por Marc— han sido una fuente de compañía fundamental para el piloto en los periodos de inactividad a causa de sus lesiones.

“Cuando estaba soltero, pasaba bastante tiempo solo. Mis amigos y mi familia venían a verme, pero al final Álex se iba a competir y ellos —los perros— eran quienes me acompañaban en los paseos por la montaña, con el cabestrillo o me entretenía en casa enseñándoles cosas… Y reconforta mucho volver después de un rato fuera y que te reciban con la alegría de quien lleva meses sin verte”, rememora.

Siento mucha compañía desde que conocí a Gemma, para mí me ha tocado la lotería

Desde hace dos años, Marc cuenta también con otra presencia clave en su vida: su pareja, Gemma Pinto. “Siento que me ha tocado la lotería”, afirma sin titubeos. “No es fácil encontrar a alguien que entienda tu deporte y tu modo de vida. Ella me acompaña tanto en lo personal como en lo profesional".

Gemma vive mis logros como si fueran suyos, y yo los suyos como si fueran mío

"Nos ayudamos mutuamente y, sobre todo, nos comprendemos. Es una sensación de compañía que siento desde que la conocí y que me hace muy feliz. Estar bien en lo personal influye directamente en mi rendimiento en lo profesional, y de eso, Gemma tiene buena parte de culpa”.

Marc se deshace en palabras de afecto cuando habla de ella, una mujer por la que también siente un gran orgullo: “Ella vive mis logros como si fueran suyos, y yo los suyos como si fueran míos”.

Soy una persona muy curiosa

Aunque ahora está completamente centrado en su carrera, Marc sabe que los momentos de desconexión también son importantes. En uno de esos descansos, le encantaría sentarse a compartir una Estrella Galicia 0,0 con alguien a quien desde niño ha visto como un referente: Leo Messi. “Soy muy curioso y me encantaría conversar con él. Lo he seguido desde muy niño y para mí es el mejor futbolista”, afirma con admiración. El gesto de compartir una cerveza, incluso con alguien a quien Marc ve como un ídolo desde su infancia, refleja la importancia de esos pequeños momentos de pausa, en los que las grandes conversaciones se vuelven tan valiosas como la victoria misma.

Marc Márquez, que llega al Gran Premio Estrella Galicia 0,0 como líder, no lo hace solo por su habilidad sobre la moto, sino por una trayectoria que ha estado marcada tanto por los sacrificios como por las alegrías que ha vivido fuera de la pista. Cada victoria, cada paso hacia el podio, lleva consigo el eco de una infancia soñada entre circuitos y el legado de unos padres y abuelos que lo guiaron. Lo que ha logrado no es solo fruto del esfuerzo físico, sino también de la estabilidad emocional que ha encontrado en su entorno personal, en su familia y, más recientemente, en Gemma Pinto.

A lo largo de la entrevista, Marc ha dejado claro que su éxito no se mide solo por los trofeos que ha acumulado, sino por el equilibrio que ha sabido forjar entre lo profesional y lo personal. Para él, estar bien en lo personal es clave para su rendimiento, y es esa serenidad interior la que lo impulsa a seguir adelante, incluso después de pasar por años de lesiones y desafíos. En su vida, cada pequeño momento cuenta, desde los paseos por la montaña con sus perros hasta las conversaciones con su abuelo, que lo siguen acompañando en espíritu.

Marc sabe que en este Gran Premio, como en todos los que ha enfrentado, no solo se pone en juego su destreza sobre la moto, sino también todo lo que ha sido necesario para llegar hasta aquí: la fuerza de su entorno, la pasión que lo guía y el apoyo constante de aquellos que han estado a su lado. En cada curva y en cada recta, se siente la historia de un hombre que, más allá de ser un campeón, ha logrado encontrar un equilibrio entre sus logros profesionales y sus raíces personales.