Álvaro Falcó rebautiza e impulsa la herencia de su padre, Fernando Falcó
El actual marqués de Cubas triunfa con sus inversiones y está esperando su segundo hijo con Isabelle Junot
Fernando Falcó, marqués de Cubas, dejó una huella sólida en el mundo empresarial español. Durante casi tres décadas presidió el Real Automóvil Club de España (RACE), al que dio estabilidad y proyección internacional, y dirigió la revista 'Autoclub'. Formó parte de los consejos de administración de compañías como FCC, Cementos Portland, Sogecable o Vivendi, y presidió la sociedad vinícola René Barbier. Su trayectoria lo situó entre los empresarios más respetados de su generación, con una especial dedicación al desarrollo del automovilismo en España.
En los últimos años, su actividad profesional se centró en proyectos más selectos. Fue consejero del Grupo Eguren, familia bodeguera riojana que recurrió a él para reforzar la gestión de sus seis bodegas, y mantuvo participaciones en FCC —empresa vinculada a su exmujer, Esther Koplowitz— y en el hotel Le Méridien de Barcelona, junto a socios como los Marone Borbón y la familia Alba. De Falcó siempre se destacó su bonhomía y su facilidad para tejer relaciones.
También de su vasta cultura de campo, algo que pudo desarrollar en el que fue su gran refugio en la vida, la finca Valero, un oasis de 4.000 hectáreas en pleno parque nacional de Monfragüe. Aquello fue su gran orgullo y el centro de su vida privada. Cultivó su pasión por la caza y la naturaleza, y su deseo de mantener el equilibrio entre tradición y sostenibilidad. En 2019 decidió venderla al grupo de Víctor Madera, pero aún quedó en su legado una empresa con ese nombre, Valero Asesoría Extremeña SL, que pasó a manos de su único hijo, Álvaro Falcó.
El actual marqués de Cubas, que estos días ha hecho público que espera su segundo hijo junto a la nutricionista Isabelle Junot, ha heredado el gusto por el campo y también el instinto empresarial. Triunfa con su empresa de marketing, Arkeero, pero también con sus inversiones en distintos campos como el inmobiliario o el tecnológico. Y en los últimos días ha decidido ponerle su propia impronta a esa 'vieja' empresa que su padre fundó en el año 2009.
Falcó ha rebautizado la sociedad, que ahora ha pasado a llamarse Lynx AFC SL. Lynx, el nombre latino del lince, el animal más emblemático de Monfragüe (con permiso de las rapaces). AFC, las siglas de su propio nombre, Álvaro Falcó Chávarri. Paralelamente, el ejecutivo ha ensanchado el objeto social de la empresa para ampliarlo hacia la "prestación de servicios do consejería en órganos de administración de otras sociedades; la compraventa de bienes inmuebles y su administración, o la tenencia de acciones y participaciones en otras sociedades mercantiles, tanto nacionales como extranjeras".
La rebautizada Lynx AFC, cuya nueva sede social coincide con la de la Fundación Esther Koplowitz, ha recibido además una importante inyección de capital, con 260.000 euros que se suman a los 3.000 fundacionales. El hecho de reactivar esta sociedad, según ha sabido Vanitatis, ha venido motivado por el deseo de canalizar a través de ella inversiones en sociedades participadas. De momento no hay mucha más información sobre cómo va a desarrollar el aristócrata y empresario esta nueva línea de inversiones.
Fernando Falcó, marqués de Cubas, dejó una huella sólida en el mundo empresarial español. Durante casi tres décadas presidió el Real Automóvil Club de España (RACE), al que dio estabilidad y proyección internacional, y dirigió la revista 'Autoclub'. Formó parte de los consejos de administración de compañías como FCC, Cementos Portland, Sogecable o Vivendi, y presidió la sociedad vinícola René Barbier. Su trayectoria lo situó entre los empresarios más respetados de su generación, con una especial dedicación al desarrollo del automovilismo en España.