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Freixenet, una saga de bodegueros en peligro de extinción
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Freixenet, una saga de bodegueros en peligro de extinción

Freixenet es la mayor bodega de vinos espumosos del mundo y una de las sagas familiares y empresariales de más tradición y glamour de España

Foto: Foto: Freixenet
Foto: Freixenet

Cuando en 1914 en el corazón de Europa, el repentino comienzo de la I Guerra Mundial interrumpe de forma abrupta lo que hasta entonces se consideraba una vida próspera y fructífera, fruto de los progresos que una incipiente sociedad industrial comenzaba a soñar,muy cerca de Barcelona, a los pies de la escarpada sierra de Monserrat que esconde el monasterio del mismo nombre, en sus valles de profunda tradición vinícola, Pere Ferrer y Dolors Sala decidían unir sus vidas y sus fincas centenarias, la Freixeneta (fresno en catalán y apodo de don Pere) y Casa Sala.

Comenzaron así a elaborar cava, una suerte de vino espumoso, en el que empleaban métodos de elaboración similares a los que se seguían en la región francesa de Champagne. Desde allí, importaron técnicas y maquinaria, pesadas prensas que hoy se antojan artesanas y que aún se conservan y exhiben orgullosas. A mediados de los años treinta, sus espumosos comenzaban a servirse en las mejores mesas de un Estados Unidos que iba dejando atrás la Gran Depresión. Desde entonces han ido creciendo hasta convertirse en la mayor empresa de vinos espumosos del mundo con 18 bodegas repartidas en 7 países de 3 continentes.

Hasta la fecha, Freixenet ha sido ejemplo de empresa familiar gracias a una eficaz política de reinversión de los beneficios, que en palabras de Pedro Bonet obligaron a todos a seguir trabajando duro por alcanzar nuevas metas:“La acertada reinversión de beneficios, en lugar de llenar el bolsillo de los accionistas, permitió que la empresa creciera hasta convertirse en lo que es hoy, la primera bodega de espumosos del mundo”.

La historia de Freixenet y de la saga familiar que ha estado al frente de la bodega desde hace más de cien añosha sabido llegar a ser una parte muy importante de la historia vinícola del país, además de serlo de la historia personal y la memoria de cada uno de nosotros. Año tras año sus burbujas se colaban en nuestros hogares para, a través de personajes y rostros como los de Paul Newman, Pierce Brosnan, Raquel Welcho Demi Moore, junto con las famosas bailarinas vestidas de burbujas, felicitarnosla Navidad. Asimismo, las potentes acciones llevadas a cabo para penetrar en Madridcon las Noches Freixenet, a las que se adhirieron una gran selección de restaurantes, invitaban a una copa deaperitivo.

La historia de Freixenet no se reduce solo al cava, sino que cuenta con vinos elaborados en las principales denominaciones de origen. Tras más de cuarenta y dos años de dedicación en exclusiva a la elaboración de los cavas que han representado al grupo por el mundo, el enólogo Josep Bujans ha recibido el encargo del presidente del grupo para recuperar los viñedos y las fincas donde todo comenzó. Bujans está realizando unos vinos tintos diferentes a todo lo que se embotella en España. Con procesos tradicionales de elaboración y con técnicas similares de secado de la uva a las de los sofisticados vinos italianos Amarone,Josep Bujans está consiguiendo un gran vino, diferente, elegante, redondo y del que solo hacen unas miles de botellas al año: La Freixeneta.

Pero no hay realidad buena o mala que cien años dure. Tras ciento dos años de fructífera historia, la modélica empresa familiar puede romper su estructura accionarial para dar entrada a intereses de multinacionales alemanas que están pujando por hacerse con un porcentaje de la empresa. Junto a otras posibles consideraciones, disensiones internas y los efectos de la crisis económica sufrida en nuestro país, puedehaberse formado un cóctel explosivo que extinga la saga bodeguera más glamurosa de España.

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Cuando en 1914 en el corazón de Europa, el repentino comienzo de la I Guerra Mundial interrumpe de forma abrupta lo que hasta entonces se consideraba una vida próspera y fructífera, fruto de los progresos que una incipiente sociedad industrial comenzaba a soñar,muy cerca de Barcelona, a los pies de la escarpada sierra de Monserrat que esconde el monasterio del mismo nombre, en sus valles de profunda tradición vinícola, Pere Ferrer y Dolors Sala decidían unir sus vidas y sus fincas centenarias, la Freixeneta (fresno en catalán y apodo de don Pere) y Casa Sala.

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