Este alimento es un probiótico ideal en tu dieta después de los 50 años y casi no se consume en España

Los probióticos son alimentos fundamentales para fortalecer la salud de las mujeres, pero también para la microbiota, que afecta a todo el organismo. Hay un ingrediente que se usa poco en España pero que tiene muchos beneficios. Gracias al efecto probiótico, puede ayudar al cuerpo a mejorar su bienestar, incluso más allá de los 50, ya que suaviza los cambios que puedan producirse en el organismo a partir de estas edades. Su nombre es chucrut.

Es un alimento fermentado en cuyo proceso de elaboración han participado hongos y bacterias, que hace que tenga un sabor, olor y consistencia característicos. Aunque no es tan popular como el kéfir, poco a poco va ganando adeptos. Esta col fermentada se conoce más en el centro de Europa, se prepara mediante una fermentación natural en la que las bacterias presentes en la col descomponen los azúcares y producen ácido láctico, por lo que genera un sabor agrio y una textura crujiente.

El chucrut es rico en vitaminas y minerales, como la vitamina C, la vitamina K y la fibra dietética. Además, se absorben mejor al ser un alimento fermentado. Es un alimento bajo en calorías que en países como Polonia o República Checa se usa como acompañamiento de las comidas. Otros beneficios que puede tener el chucrut son sus propiedades anticancerígenas, como compuestos como los Glucosinolatos, que en estudios de laboratorio con animales han resultado ser efectivos, aunque no está del todo comprobado en humanos aún.

La menopausia puede provocar desequilibrios en la flora intestinal, y también se produce una disminución de los niveles de estrógeno, que afecta al sistema inmunológico. El chucrut puede reestablecer el equilibrio hormonal. Además es un alimento que se puede hacer en casa de forma fácil. Para ello se necesita una cabeza grande de col, sal marina y hierbas o especias al gusto. Primero hay que lavar bien la cabeza de col y retirar las hojas exteriores. Se corta la col en cuartos y se extirpan el corazón y el tallo grueso. Las hojas restantes se pican en tiras finas y se colocan en un tazón grande con sal espolvoreada y bien integrada entre todos los trozos.

Hay que dejar reposar la col entre 15 y 20 minutos para que la sal extraiga el agua de la col, que es esencial para la fermentación. Para liberar más agua se masajea la col con las manos para romper las fibras. Se guarda la col en un frasco de vidrio limpio y resistente al calor. Hay que guardarla presionando hacia abajo firmemente con las manos para que quede compacta y que el líquido cubra bien la col, debe quedar completamente sumergida en agua. Se pone una gasa o un paño limpio con una banda elástica para que el aire circule sin que afecte al producto el polvo o los insectos.

Por último, se coloca el frasco en un lugar oscuro y con una temperatura constante, entre 18 y 21 grados centígrados. La fermentación puede llevar de una a cuatro semanas, dependiendo de la temperatura y la intensidad del sabor deseada. Tras la fermentación debe conservarse en la nevera para ralentizar este proceso.