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La tristeza de la Princesa Letizia
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La tristeza de la Princesa Letizia

No por esperada deja de ser menos doloroso. La muerte de la abuela Enriqueta la tarde noche del domingo ha supuesto un nuevo drama en la

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La tristeza de la Princesa Letizia

No por esperada deja de ser menos doloroso. La muerte de la abuela Enriqueta la tarde noche del domingo ha supuesto un nuevo drama en la vida de la Princesa de Asturias. El deterioro físico de los últimos meses acabó con el ingreso de la enferma el viernes pasado. La nieta real estuvo al tanto de todo lo que ocurría en la habitación del Gregorio Marañón, donde la madre Paloma Rocasolano; el tío Francisco llegado de Bruselas, donde trabaja como chófer en el Parlamento; y la hermana Telma estuvieron junto a ella hasta su muerte.

A las once de la mañana del lunes llegó el féretro al tanatorio de Coslada, donde acudió la princesa muy afectada y sin soltar la mano de su marido. También se pudo vislumbrar a Telma, que desde que interpuso la megademanada no se la había vuelto a ver en público. En esta ocasión, las dos hermanas entraron y salieron por separado La liturgia religiosa fue breve y posteriormente se procedió a la incineración.

La pareja real había cancelado los actos previstos, aunque don Felipe sí acudió por la tarde a la reunión del patronato de los premios Príncipe de Asturias en el Palacio del Pardo. Según la información recabada por Vanitatis.com, el estado anímico de doña Letizia no pasa por su mejor momento. Puede ser que la tensión de los últimos meses con la abuela ya muy enferma y la tristeza del abuelo Rocasolano sean la causa del abatimiento que reflejaba en su rostro en las últimas apariciones institucionales. Llamaba la atención verla siempre de la mano de su marido o agarrada a su brazo en busca de ese apoyo emocional.

Desde que los abuelos maternos regresaron a Madrid y se instalaran en casa de Paloma Rocasolano hace año y medio, las visitas de la nieta fueron constantes. La decisión de abandonar el apartamento de Alicante tuvo que ver precisamente con el deterioro físico del matrimonio. Para Francisco, con 90 años, y Enriqueta, con 86, era complicado valerse por sí mismos. A pesar de tener asistencia domiciliaria resultaba una complicación el que estuvieran tan lejos, sobre todo para la hija Paloma, una mujer que a pesar de la desgracia que supuso la muerte de su hija Erika ha demostrado una entereza y un saber estar ejemplar.

Ahora, a la princesa y a su familia les queda una parte muy difícil: consolar al abuelo que llevaba toda la vida junto a Enriqueta. Pese a la tristeza, Letizia continuará hoy con su agenda oficial. Está previsto que acuda a la Expo donde se conmemora el día de España presidido por los Reyes, el Príncipe Felipe, la Infanta Elena y los duques de Palma.

No por esperada deja de ser menos doloroso. La muerte de la abuela Enriqueta la tarde noche del domingo ha supuesto un nuevo drama en la vida de la Princesa de Asturias. El deterioro físico de los últimos meses acabó con el ingreso de la enferma el viernes pasado. La nieta real estuvo al tanto de todo lo que ocurría en la habitación del Gregorio Marañón, donde la madre Paloma Rocasolano; el tío Francisco llegado de Bruselas, donde trabaja como chófer en el Parlamento; y la hermana Telma estuvieron junto a ella hasta su muerte.