Una mano negra tras Isabel Pantoja

En un auto de 22 páginas el juez titular del juzgado de instrucción número 5 de Marbella, Oscar Pérez, ha declarado abierto el procesamiento por blanqueo de capitales a Isabel Pantoja, Julián Muñoz, Mayte Zaldívar, José Zaldívar (hermano) y Elia Muñoz Zaldívar (hija) además de otras diez personas. Todos deberán sentarse en el banquillo y enfrentarse en un juicio oral a las graves imputaciones de las que se les acusa a todos ellos. Sus abogados defenderán sus intereses lo mejor que puedan.

La Justicia les iguala. Lo que les diferencia a unos de otros es el revuelo mediático que acompaña a cada imputado. En el caso de Pantoja, además de los supuestos delitos de los que se le acusa hay otros aspectos que nada tienen que ver con ellos y sí con su vida más privada e intima. Se habla ya de una mano negra que orquesta los ataques -algunos despiadados- sobre ella. La aparición en escena de varios ex trabajadores de la cantante que cuentan públicamente situaciones relativas al ámbito personal y familiar ha hecho que el despacho de abogados que lleva sus asuntos se ponga manos a la obra para estudiar las denuncias pertinentes. (Leer comunicado)

Tanto es así que esa supuesta conspiración para anular a la tonadillera también afectaría al personal de confianza y amistades cercanas que se han visto involucrados con declaraciones temerarias de José Luis Valladares y Fosky. Ambos han trabajado para Isabel con mayor o menor grado de confianza. Entre las tareas de Valladares, cuñado de Pepi, que a su vez es la pareja de Fosky estaba el mantenimiento de la casa del Rocío y por ello recibía un sueldo. Fosky, por su parte, pasó de chófer a hombre de confianza de la cantante y después de Julián Muñoz. Fue el paño de lágrimas del preso malayo que no solo le hizo confidencias sino que sirvió de correo tanto oral como escrito. Tenía acceso a la documentación común y privada de Julián Muñoz. Algunas de las cartas que Pantoja envió a su novio cuando estaba preso pasaban por las manos de Fosky. Otras en cambio, como las enviadas por la periodista Chelo García Cortés eran certificadas.

Del interior poco debería saber el chófer a no ser que el propio Muñoz le comunicara el contenido o le hiciera más tarde custodio de ellas. El caso es que en estos momentos se oferta en el mercado televisivo la propia agenda del que fuera alcalde de Marbella donde dicen -al igual que Roca- que apuntaba hasta los donuts que se compraba o que enviaba a sus conocidos. También se ofrecen las misivas que recibía el recluso tanto de Pantoja como de conocidos como fueron las de García Cortés. En este sentido la  periodista tiene muy clara sus actuaciones “No voy a permitir que se utilice ese material públicamente. Son documentos privados y por lo tanto actuare legalmente contra quien las compre, las venda y publique. Me da igual unos que otros”. Desde el despacho que defiende los intereses de la cantante también se estudian las declaraciones realizadas en los medios por los ex empleados traidores que han atacado con virulencia a su  antigua jefa y revelado detalles -ciertos o no- de la intimidad familiar de otros miembros del clan. 

Lo llamativo de estos ataques furibundos es que nada tienen que ver con el procesamiento penal en el que está inmerso la artista al igual que el resto de inculpados. La siguiente cuestión es adivinar quién está detrás de  esta intriga que seguramente dará para muchos más capítulos. Uno de ellos podría titularse “los secretos de Fosky”. Dicen que vale más por lo que calla que por lo que dice. ¿Y Julián? ¿Será verdad que como ya tiene poco que perder lo único que le importa es rentabilizar sus años de novio pantojil?

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