Carmen Lomana aprovecha el tirón mediático para escribir un libro

Carmen Lomana ya hace tiempo que ha encontrado su verdadera vocación en el medio televisivo. Pero, mientras intenta asimilar la sobredosis de fama y éxito repentino, ha descubierto también el lado más ignoto de esta llamada de los medios, a la que respondió en 2007 de la mano de Javier Rigau, tras una vida dedicada a sus asuntos empresariales y a la colección apasionada de vestidos y prendas de Alta Costura.

Ahora, después de convertirse en una especie de Siddartha para sus seguidores, que llegaron a fundar un movimiento contracultural en su nombre, la también bailarina televisiva se ha metido a escritora y publicará un libro en breve. Aunque éste todavía se encuentra en proceso de elaboración y, por razones obvias, no puede adelantar su contenido, Lomana parece más enérgica y decidida que nunca a materializar sus sueños. “No puedes juzgar a la gente por su aspecto físico, porque es un envoltorio. Tengo vida interior y muchos proyectos en mente”, afirma a Vanitatis.

Ser jurado de un concurso de belleza tampoco entraba en su planes cuando comenzó tímidamente a ocupar portadas de revistas y a ilustrar tertulias televisivas y radiofónicas. Pero, ayer, llegó su prueba de fuego: fue una de los miembros del jurado del Certamen Mr. Gay España, que se celebró en la madrileña Plaza de Callao. “Me apetecía mucho y me he divertido más todavía”, comenta. “He tenido en cuenta todo a la hora de ejercer mi voto, pero en cuento al físico tengo mis preferencias: Cuerpo longilíneo, músculo largo y fino y aspecto muy masculino. No me gustan los aniñados”, dice al final de la gala, que estuvo presentada por Carmen Alcayde y que contó con las actuaciones de artistas de la talla de Rosario Mohedano o Nacha Guevara.

Un perfil de hombre que se repite siempre a lo largo de su historial amoroso. “Soy de piñón fijo. Es curioso pero todos mis novios y mi difunto marido se parecen”, dice Carmen Lomana, que se apoya en la fisonomía de los modelos Oriol Elcacho -“igual que un busto romano”-, y Jon Kortajarena -“guapísimo”-, para explicar su ideal de hombre perfecto. Aunque ella ya tiene el suyo. Se trata de Eduardo, un hombre cuya bandera es la prudencia y la discreción, que ha vivido junto a ella su bautismo mediático.

Mientras ultima su nuevo programa, en el que teorizará sobre estilo y buenos modales, Lomana, que tan sólo ha disfrutado de algún fin de semana de relax, ha puesto, hoy mismo, rumbo a París, donde se celebra la Semana de la Alta Costura. Y lo ha hecho muy bien acompañada: su novio Eduardo es la primera vez que acudirá a la cita con la moda más importante de la ciudad de la luz, el amor y el glamour. Un concepto que Lomana ha interpretado como ella tan sólo sabe hacerlo y que toma otros matices cuando Carmen sale a escena.

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