La 'conspiración' contra Carmen Lomana

A diferencia de otras famosas de su mismo perfil, es raro que Carmen Lomana se enfade con las historias que se publican sobre ella. Cuando empezó a ser conocida, no le importaba que dijeran que se había reinventado su biografía y que en realidad su pasado y presente de millonaria no era real. A través de varios reportajes demostró que decía la verdad. Muy poca gente tiene cuartos como vestidores.

Este verano tampoco le molestó que publicaran unas fotos suyas en top less y, con sentido del humor, adujo “que siempre he tomado el sol así y no voy a cambiar ahora. Si no me diera igual no lo haría”.

En cambio, no le hace gracia que le endilguen novios que no son y conquistas que no existen. Una vez que Eduardo Echave, su caballero andante, dejó de serlo y ella lo confirmó con una de sus celebres frases (“He´s not my cup of tea”), vuelve a ser una mujer sin compromiso amoroso. Viaja, no para en casa y se divierte con sus amigos de siempre y con otros nuevos.

En este apartado se encuentra el empresario Enrique Zamácola, fundador de la firma de ropa infantil Neck & Neck, con el que coincidió en casa de Ana y Ramón Hermosilla. “Yo llegué por mi cuenta porque no necesito ir acompañada y estaba Enrique y otros amigos. Hemos vuelto a coincidir porque nos movemos en el mismo círculo de amistades y eso es todo. ¡Qué tontería decir que somos novios! No estoy con nadie”, explica Lomana.

La televisiva no es una mujer de silencios, y piensa que detrás de la filtración hay intereses creados. Resulta que Zámacola es un viudo cotizado entre cierto sector femenino que buscan pareja en función de su cuenta corriente. De ahí que Lomana fuera una pieza clave que habría que hacer desaparecer. Una de las características del perfil del empresario, además de su privilegiada situación económica, es su discreción. Hasta que no se le ha relacionado con la “joya de la corona” era un total desconocido en los medios del colorín. “Y lo normal en esta situación es que al ver lo que ha ocurrido salga pitando”, explica un conocido de Enrique Zamácola.

Carmen, por su parte, no tiene intención de pujar por ningún varón porque no necesita que la mantenga nadie ni que le obsequien con el Kelly de Hermes porque, si le apetece, se lo compra ella. Estas navidades, por ejemplo, se “regaló” unos aros imponentes de Cartier. “En cuanto vi las criollas (pendientes) me encantaron y me las llevé. Cuando me gusta algo me lo compro yo. No necesito ningún hombre que lo haga”.

Por cierto, dentro de poco veremos de nuevo a  Lomana con sus Joyas de la corona.

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