La guerra entre Balenciaga y Ghesquière por la imagen de la firma sigue en pie

La casa Balenciaga y su exdirector artístico Nicolas Ghesquière mantienen una lucha en los tribunales en la que la imagen de la firma está en juego. El Tribunal de Apelación de París, encargado de juzgar la demanda de la casa de moda contra el diseñador francés, propuso a sus letrados de ambas partes a negociar un acuerdo amistoso y así poder salir “con la cabeza alta”. El próximo 27 de agosto el juez pronunciará su veredicto en caso de que las partes no lleguen a un pacto.

Ghesquière fue modisto en Balenciaga entre 1997 y 2012, dejó la empresa de buena manera y con un acuerdo favorable tanto para él como para la firma. Recibió 6,5 millones de euros y un lote de acciones que revendió por 32 millones de euros. A cambio, su contrato de salida tenía cláusulas que no le permitían hacer declaraciones que pudieran dañar la imagen de la marca. Ahora se le reclaman 7 millones de euros porque considera que violó estas condiciones.

La primera entrevista que concedió tras abandonar la empresa fue a la revista System, allí declaró que "tenía un estudio maravilloso y un equipo creativo cercano a mí, pero empezó a convertirse en una burocracia y, poco a poco, más institucional, hasta que ya no tenía nada que ver con la moda".

En otras tantas entrevistas dijo sentirse “vampirizado” por Balenciaga por ser esta una casa volcada en la comercialización de sus productos que no le manifestaba "ninguna estima, ningún interés y ningún reconocimiento" por sus investigaciones.

En la actualidad el diseñador dirige Louis Vuitton tomando el testigo de Marc Jacos, y es Alexander Wang quien ocupa el puesto que él abandonó en la casa del modisto español.