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Lupe Murillo, presidenta del Pontevedra, una mujer poderosa en el mundo del fútbol
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Lupe Murillo, presidenta del Pontevedra, una mujer poderosa en el mundo del fútbol

Es resolutiva, firme, nadie diría que tiene 44 años y, desde esta semana, es una de las pocas mujeres influyentes en el mundo del fútbol español

Foto: Lupe Murillo, durante una rueda de prensa
Lupe Murillo, durante una rueda de prensa

Es resolutiva, firme, nadie diría que tiene 44 años y, desde esta semana, es una de las pocas mujeres influyentes en el mundo del fútbol español. Lupe Murillo ha sido elegida presidenta del Pontevedra estos mismos días tras trabajar varios años en el club como vicepresidenta y ser una de las empresarias más significativas de Galicia, ya que era la directora, desde 2003, de la firma de conservas Pescamar, la segunda más importante de la comunidad. “Cada vez que se me ha presentado un reto en la vida, lo he aceptado. Me ofrecieron el puesto en un avión rumbo a México, donde se celebraba una conferencia a la que iba, y dije que sí”, asegura a Vanitatis.

Además, cree que el hecho de haber elegido a una mujer, en este caso, ha sido decisivo. “Querían un revulsivo y les daba igual que fuese yo o cualquiera”, comenta con cierto humor. “Lo que les puse como condición fue no ser un florero y no poner dinero, porque estoy casada en bienes gananciales”, afirma. Su posición en el club fue dura, pero cree que le ha “servido mucho” ser mujer en este caso. “Nunca he ido de distinta. En las conferencias, cuando yo hablaba, al ser mujer y ser diferente, me escuchaban mucho más”. La hiperactividad patente en la voz de Murillo tiene mucho que ver con un hecho traumático en su vida: un accidente que, a los 25 años, casi la deja en una silla de ruedas para siempre. “Llegué a estar en coma y creo que si sigo aquí es por alguna razón. Toda la suerte, que he tenido, que es mucha, intento devolverla a los demás”. Esa última lección la aprendió de su padre, uno de los emprendedores más conocidos de Galicia.

De hecho, tanto ella como él, Diego Murillo, han recibido premios que certificaban su posición en el entramado empresarial de Galicia. El pasado mes de mayo, el diario Correo Gallego los nombraba gallegos del año. Diego era un doctor en medicina que acabó fundando, al lado de otros dos compañeros, el Sanatorio de Nuestra Señora de la Merced, un centro ginecológico que se ha acabado convirtiendo en todo un referente en Pontevedra. Ese espíritu para mejorar las cosas fue el que heredó su hija, que asegura que aprendió de su padre que tenía que “ayudar a los demás” y que ese debía de ser uno de sus lemas vitales. “Mi padre siempre ha sido mi mejor ejemplo. Llegaba a las 3 de la mañana, nos daba un beso y eso era todo lo que lo veía a lo largo del día. Sin embargo, siempre estuvo ahí cuando lo necesité”.

Una ‘self made woman’

Licenciada en Derecho y concejal del PP, Murillo es una mujer muy popular en Galicia, lugar en el que vive junto a su marido, con el que se casó hace diecinueve años, y sus tres hijos, su gran pasión. “Mis hijos crecerán y vivirán su propia vida. Yo procuraré estar siempre ahí. De hecho, ellos vienen conmigo a todas partes y los fines de semana me los llevo al campo. Creo que son felices siempre", asegura esta mujer que cree que siempre es capaz de organizarse “muy bien”.

Hace unos años, en 2008, aceptaba responder un cuestionario en DeLuns Vernes en el que desvelaba gran parte de sus filias y fobias en lo que a la vida se refiere. De pequeña, por ejemplo, quiso emular a su padre siendo médica, pero el destino la llevó a la carrera de Derecho y a trabajar en Poio, la ciudad a la que más quiere. En el mismo cuestionario aseguraba que su mayor defecto es implicarse demasiado en las cosas y su gran virtud, ser una luchadora. La hoy ministra Ana Pastor era por entonces la persona que más admiraba. De hecho, Pastor nombraría a su padre, en 2012, miembro del Consejo Asesor de Sanidad del Ministerio.

Como buena presidenta de un club deportivo, los deportes siempre han formado parte de su vida. “El deporte es pasión, y yo como vivo de pasiones, reconozco que esa es una de las más grandes que tengo”, ha asegurado en alguna entrevista. Además, es miembro del consejo de administración del equipo de baloncesto Obradorio, al que llegó este mismo año tras la gestión en varias entidades deportivas. De hecho, cuando era más pequeña, fue una jugadora federada de balonmano. Aunque nunca jugó al fútbol, y considera que los hombres tienen “más facilidad” para jugar ese deporte, sí que tiene clara su “igualdad” para gestionar un club, algo que también aprendió de su padre.

Su película favorita es Los lunes al sol, y no es por casualidad. Si los espectadores se fijan bien, al final de los créditos de la película, el nombre de la empresaria aparece entre los mismos. El secreto está en una labor que, curiosamente, ningún otro miembro del Pontevedra CF realizó. “Como yo era la niña me dejaban lo que nadie quería hacer. Llegó un fax de la productora de Los lunes al sol diciendo que buscaban un campo de fútbol para rodar algunas escenas. Les ayudé con el rodaje en Pontevedra y llegué a hacerme muy amiga de ellos. De hecho, León de Aranoa y Bardem vinieron en mitad de un partido para hacer un saque de honor”. Gracias a anécdotas como esa, Murillo se ha convertido en una mujer imprescindible para el club y para el mundo empresarial gallego, ese en el que ha podido entrar por la puerta grande gracias a un lema que siempre cumple a rajatabla: “Nunca me podrá la presión”.

Es resolutiva, firme, nadie diría que tiene 44 años y, desde esta semana, es una de las pocas mujeres influyentes en el mundo del fútbol español. Lupe Murillo ha sido elegida presidenta del Pontevedra estos mismos días tras trabajar varios años en el club como vicepresidenta y ser una de las empresarias más significativas de Galicia, ya que era la directora, desde 2003, de la firma de conservas Pescamar, la segunda más importante de la comunidad. “Cada vez que se me ha presentado un reto en la vida, lo he aceptado. Me ofrecieron el puesto en un avión rumbo a México, donde se celebraba una conferencia a la que iba, y dije que sí”, asegura a Vanitatis.

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