Escassi se queda sin caballos y sin la exclusiva tarjeta de crédito de Raquel Bernal
La vida del jinete ha cambiado drásticamante. Antes vivía en Cap Cana, montaba a caballo, navegaba, disfrutaba de su Lamborghini, de cenas en los restaurantes más caros
Cuando Raquel Bernal tomó la decisión de dar por finalizado su matrimonio con Álvaro Muñoz Escassi, la ruptura también zanjó los beneficios económicos que aparejaba la convivencia. El jinete vivía en Cap Cana (República Dominicana) en la mansión que sirvió de escenario de su boda, montaba a caballo, navegaba, disfrutaba de su Lamborghini, de cenas en los restaurantes más caros de de la zona. Una vida de superlujo con desplazamientos a Madrid en business cada vez que quería ver al hijo que tuvo con Lara Dibildos.
Tenía sus propias tarjetas de crédito que su mujer le había facilitado. Una de ellas era la American Express Centurion. Se trata de una de las más exclusivas con un gasto mínimo de un cuarto de millón de euros. Se accede si otro miembro de este exclusivísimo club te invita a entrar. La Centurión negra (fabricada en titanio de ese color) fue durante el tiempo que duró su matrimonio la moneda de cambio de Escassi. Una vez que la vida en común terminó, se deshizo también de los beneficios de la conocida como Black Card.
Bernal le presentó a los amigos poderosos e influyentes de Miami, Los Ángeles, México o Dubái, a los que ahora ya no ve porque ellos sí se han mantenido fieles a la amiga venezolana y cortaron la relación. Por una vez en la existencia de Escassi, no había preocupaciones económicas y desde fuera la calificaban de 'muelle'. Según sus íntimos, el “problema de Álvaro fue que se encontraba en una jaula de oro y quiso retomar sus hábitos de soltero y eso no era posible cuando has firmado un compromiso y vives como un marajá. Podía haber seguido así, pero metió la pata y Raquel cuando se percató de su equivocación cortó”.
Efectivamente, la empresaria puso a sus pies su elitista modo de vida que Escassi supo aprovechar en su momento. Disfrutó de su mundo hípico con los caballos que compró su mujer, pero que nunca puso a su nombre sino al de una de las sociedades de la que es propietaria. Según parece, Raquel tiene intención de trasladarlos a Sotogrande para su futura venta. Una vez que la separación fue un hecho y a la espera de la firma del divorcio, la empresaria también puso tierra por medio. Viajó de Madrid a Miami y de allí a Las Vegas para asistir con su hija a una gala benéfica y a continuación volar a Los Ángeles. Su siguiente destino será Madrid, donde tiene grandes amigos que la apoyan.
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Cuando Raquel Bernal tomó la decisión de dar por finalizado su matrimonio con Álvaro Muñoz Escassi, la ruptura también zanjó los beneficios económicos que aparejaba la convivencia. El jinete vivía en Cap Cana (República Dominicana) en la mansión que sirvió de escenario de su boda, montaba a caballo, navegaba, disfrutaba de su Lamborghini, de cenas en los restaurantes más caros de de la zona. Una vida de superlujo con desplazamientos a Madrid en business cada vez que quería ver al hijo que tuvo con Lara Dibildos.