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Cien días como duquesa: El tira y afloja de Meghan Markle con el dress code real
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FAMILIA REAL BRITÁNICA

Cien días como duquesa: El tira y afloja de Meghan Markle con el dress code real

Analizamos cómo ha conseguido llevar la rígida etiqueta real a su terreno, a veces... Y cómo otras ha sido literalmente arrollada por ella

Foto: Meghan Markle. (Getty)
Meghan Markle. (Getty)

Eran muchos los que se preguntaban si Meghan Markle continuaría siendo 'la duquesa rebelde' en cuestiones de protocolo, tras pasar por el altar o si se vería sometida a una 'monarquización' exprés. Sus moños desechos y la tranquilidad con la que expresaba sus liberales ideas eran algunas de las claves de su comportamiento, que algunos consideraban inapropiado y que otros aplaudían, al asegurar que Meghan era el soplo de aire fresco que la monarquía necesitaba. Debates televisivos y centenares de artículos esperaban examinar cuál sería su primer look tras contraer matrimonio para dictaminar, en ese preciso momento, si Meghan iba o no a obedecer el dress code real. Ahora, cuando se cumplen sus primeros cien días como duquesa, analizamos su relación con la rígida etiqueta británica.

[Leer más: El misterioso viaje de Meghan Markle a Canadá sin el príncipe Harry]

El sábado 9 de junio, la duquesa de Sussex apareció en el Palacio de Buckingham enfundada en un vestido nude de Carolina Herrera de escote barco a base de solapas. Al aplaudir el protocolo de que las mujeres se cubran los hombros, los medios se apresuraron en asegurar que Meghan Markle había sucumbido al poder de la realeza en tiempo récord.

placeholder Meghan Markle luce un diseño de Carolina Herrera. (Getty)
Meghan Markle luce un diseño de Carolina Herrera. (Getty)

Poco después, la esposa del príncipe Harry volvía a apostar por un moño desecho, demostrando que el protocolo no guiaba, con tanta rigidez como se pensaba, ni su armario ni su tocador. De hecho, en un evento volvía a olvidarse de cruzar las piernas como dictan las normas protocolarias, haciendo que muchos creyeran que la reina Isabel II terminaría odiando a la nueva mujer de su nieto. Sin embargo, cada día afloran nuevos testimonios y fotografías que demuestran que la relación entre ambas es impecable, por lo que parece que, de momento, el que a Meghan se le olvide cruzar las piernas a la altura de los tobillos no le parece un mal mayor a la monarca.

placeholder Meghan Markle cruza las piernas de forma errónea. (Getty)
Meghan Markle cruza las piernas de forma errónea. (Getty)

Pese a todo, dos fueron los detalles estílisticos que más han escandalizado al mundo desde el matrimonio de Meghan y Harry. Para comenzar, el inolvidable uso de unas medias brillantes nude en el 70 cumpleaños del príncipe de Gales. Parecía que Meghan, que hasta entonces se había negado a llevar medias, por más que el protocolo así dicta, se había rendido para abrazar las exigencias del dress code real.

Perfectamente peinada

Por si fuera poco, apostaba entonces por un chignon bajo perfectamente peinado. De esta forma, había dado un portazo al ‘anti-pantyhose movement’, que hasta ahora había abanderado y había hecho de los peinados impolutos su nueva arma. Mientras que los más conservadores aplaudían esta cesión al protocolo, los amantes de la moda se horrorizaron al comprobar que las medias nude de Meghan, que se dice le compró la Reina, eran más claras que su piel, por lo que parecían blancas.

placeholder Meghan Markle y sus medias brillantes. (Getty)
Meghan Markle y sus medias brillantes. (Getty)

El segundo detalle que hizo que muchos se echaran las manos a la cabeza llegó en la boda del mejor amigo de Harry, Charlie van Straubenzee, cuando en un gesto espontáneo, su vestido de Club Monaco se abrió dejando a la luz su sujetador de encaje negro.

Con este tira y afloja con el protocolo, sus seguidores y sus haters viven en un eterno retorno, que bascula entre el amor y el odio. Cuando parece que Meghan se ha rendido a las normas, sorprende con un detalle que demuestra que todavía hay rebeldía en la exactriz o que, simplemente, es una humana que comete errores, algo que, parece, no está permitido cuando contraes matrimonio con un príncipe.

Cada look, un mensaje

Mientras que el armario de Kate Middleton se mide usando el barómetro de la elegancia y el dinero, las elecciones de estilo de Meghan suelen traer consigo cuestiones menos banales y se miden teniendo en cuenta si sus looks son más o menos informales. Su amor por los diseños de una de las firmas sostenibles por antonomasia, Stella McCartney -que firmó su segundo vestido de novia-, y su defensa de la moda vegana hacen que cada uno de sus looks mande un mensaje poderoso que va más allá de la mera etiqueta.

placeholder Meghan Markle en Wimbledon. (Getty)
Meghan Markle en Wimbledon. (Getty)

Los británicos no quieren que su duquesa luzca looks demasiado glamurosos. De hecho, se rumorea que Harry le pidió hace poco que tenía que dejar de vestirse como una estrella de Hollywood. Sus dos looks más aplaudidos como mujer casada han sido el compuesto por una camisa a rayas de Ralph Lauren con pantalones palazzo y un traje de Givenchy negro. Dos looks elegantes y, ante todo, discretos, que demuestran que la sobriedad de estilo es muy valorada por los ingleses.

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En oposición al armario arcoíris de la reina Isabel II, Meghan suele apostar por tonalidades nude o colores oscuros, que demuestran que la discreción es, por el momento, su mejor aliada. Si bien es cierto que los medios de moda aplauden sus looks más coloridos, como su vestido mostaza de Brandon Maxwell, los amantes del protocolo prefieren que Meghan se ciña a una paleta de colores neutra, que haga que la duquesa no llame la atención de forma excesiva.

¿Conseguirá Meghan Markle alejarse del protocolo de estilo sin ofender a los británicos o terminará aferrándose a apuestas seguras en cuestiones de moda para ser aceptada? ¿Será 'la duquesa rebelde' su mejor etiqueta o será su sello el de 'la duquesa que tiró la toalla'?

Eran muchos los que se preguntaban si Meghan Markle continuaría siendo 'la duquesa rebelde' en cuestiones de protocolo, tras pasar por el altar o si se vería sometida a una 'monarquización' exprés. Sus moños desechos y la tranquilidad con la que expresaba sus liberales ideas eran algunas de las claves de su comportamiento, que algunos consideraban inapropiado y que otros aplaudían, al asegurar que Meghan era el soplo de aire fresco que la monarquía necesitaba. Debates televisivos y centenares de artículos esperaban examinar cuál sería su primer look tras contraer matrimonio para dictaminar, en ese preciso momento, si Meghan iba o no a obedecer el dress code real. Ahora, cuando se cumplen sus primeros cien días como duquesa, analizamos su relación con la rígida etiqueta británica.

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