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Por qué el vestido de novia de Marisol sigue siendo tendencia más de 50 años después de su boda con Carlos Goyanes
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Por qué el vestido de novia de Marisol sigue siendo tendencia más de 50 años después de su boda con Carlos Goyanes

Cuando se cumplen 56 años del enlace entre Pepa Flores y Carlos Goyanes, analizamos de la mano del diseñador Raúl Madrid Manso el look nupcial elegido por la actriz

Foto: La boda de Pepa Flores y Carlos Goyanes celebrada el 16 de mayo de 1969. (Europa Press)
La boda de Pepa Flores y Carlos Goyanes celebrada el 16 de mayo de 1969. (Europa Press)

El 16 de mayo de 1969, la iglesia de San Agustín, en Madrid, se abarrotó de curiosos y fans: todos querían ver casar a Marisol. La niña, ya mujer, detrás de Pepa Flores, iba a dar el 'sí, quiero' a Carlos Goyanes, hijo de Manuel Goyanes, su descubridor. Cuentan los periódicos y las revistas de la época que aquel día de primavera, miles de personas agitaban sus brazos para saludar a la actriz y cantante a las puertas del templo. Esa niña prodigio a la que habían visto crecer en el cine iba a desfilar camino al altar a sus 21 años para convertirse en 'mujer de' y la expectación fue máxima.

Foto: Marisol y Carlos Goyanes en su boda. (Getty)

Como en cualquier boda, la atención apuntó directa a la novia. A pesar de que Pepa Flores se había vestido de novia en varias ocasiones para sus películas, como ocurrió en 'Las cuatro bodas de Marisol', una cinta de 1967 dirigida por el cineasta Luis Lucia Mingarro, el secreto mejor guardado, el de su traje, provocó que un cuantioso grupo de sus seguidores (al final, se contabilizaron 4.000 asistentes) se colase en su boda. ¿El objetivo? Contemplar con sus propios ojos a Marisol vestida de novia y algo más, intentar arrancar un trozo del modelo. Al menos eso recogen las crónicas de ese día.

Anécdotas al margen, lo que es innegable es que su look nupcial marcó un antes y un después en la moda de la época. Tanto que hoy, 56 años después de su boda con el fallecido Carlos Goyanes, su vestido sigue siendo tendencia y muy viral. Creado por el modisto francés Silvan, toda una eminencia de la década y un diseñador que ya había ideado varios modelos de novia para vestir a Marisol en la citada película, el traje vuelve a estar en boca de todos. Para un diseñador en concreto, Raúl Madrid Manso, de MadridManso, una firma de moda con aires vintage que despunta entre novias e invitadas rompedoras, ese traje nupcial es su preferido de todos los tiempos.

placeholder La boda de Pepa Flores y Carlos Goyanes celebrada el 16 de mayo de 1969. (Europa Press)
La boda de Pepa Flores y Carlos Goyanes celebrada el 16 de mayo de 1969. (Europa Press)

"Si hay un vestido que se ha quedado en mi retina para siempre es el que llevó Pepa Flores en su boda con Carlos Goyanes. Como casi todas las historias de la cultura pop que perduran en el tiempo, la de este enlace está cargada de simbolismo, marketing y algo de tragedia que refuerza el estatus de icono de este momento y vestido. La conocida como Marisol, casándose con el hijo de su representante y novio hasta la fecha, cambiaba de imagen. Pasaba de ser la niña prodigio de la España franquista a considerarse 'mujer'. Una narrativa que fue construida para seguir ensalzando el mito y el entonces producto que era Pepa Flores. Una especie de Show de Truman a la española en los 60", sostiene Raúl.

Un discurso que él mismo nos explica. "Del noviazgo con el hijo de su descubridor, al compromiso y enlace, al vestido, todo era pura propaganda. Toda esta narrativa sobre su persona (o más bien personaje) hace de este momento y de ese vestido un icono. A mi parecer, las imágenes que hay de ese día donde aparece Pepa se acercan más a una editorial de moda nupcial, donde normalmente el 'acting' de la modelo es estoico y frío, y para nada al de una boda de verdad. No había felicidad ni alegría y esto contrasta, y extrañamente ensalza, más la indumentaria de ese día".

placeholder La boda de Pepa Flores y Carlos Goyanes celebrada el 16 de mayo de 1969. (Europa Press)
La boda de Pepa Flores y Carlos Goyanes celebrada el 16 de mayo de 1969. (Europa Press)

Como hemos apuntado, en un modisto francés de la época, Silvan, recayó la confección del vestido de novia de Marisol. "El traje y el estilismo que escogió era recargado en texturas, pero de silueta limpias", señala Raúl Madrid Manso.

Fabricado en organza, "destaca por tener una silueta A con cola muy sencilla, manga corta y cuello a la caja completamente adornado con apliques de flores, también de organza, pero bordada. Esos mismos apliques aumentan según el diseño desciende y se acercan al bajo". Más flores 3D en el pañuelo de la cabeza, "quizá la pieza más icónica y rompedora de este look". Un pañuelo de organza que, tal y como cuenta el experto, "la firma francesa dijo que hacía alusión al rebosillo, un pañuelo o toquilla típica de la indumentaria tradicional mallorquina y que en el caso del outfit de novia de Marisol, hacía la función de velo"

placeholder La boda de Pepa Flores y Carlos Goyanes celebrada el 16 de mayo de 1969. (Getty Images)
La boda de Pepa Flores y Carlos Goyanes celebrada el 16 de mayo de 1969. (Getty Images)

Otro rasgo que llama la atención es que, "aun llevando manga corta, usó unos guantes largos rematados con volantes que llegaban hasta el bajo de la manga. Eran unos guantes muy especiales: tenían cremalleras internas para poder sacar las manos sin necesidad de desmontar el look".

Marisol sostuvo en sus manos, descubiertas gracias a esa original apertura que comentaba Raúl Madrid Manso, un ramo de lirios blancos. Las tendencias 'beauty' que dominan a finales de los años 60, impusieron un maquillaje y un peinado muy elaborados. Un recogido alto, voluminoso y formado a base de caracoles, y una sombra de ojos en tono azul celeste, algo nada usual para una novia.

El 16 de mayo de 1969, la iglesia de San Agustín, en Madrid, se abarrotó de curiosos y fans: todos querían ver casar a Marisol. La niña, ya mujer, detrás de Pepa Flores, iba a dar el 'sí, quiero' a Carlos Goyanes, hijo de Manuel Goyanes, su descubridor. Cuentan los periódicos y las revistas de la época que aquel día de primavera, miles de personas agitaban sus brazos para saludar a la actriz y cantante a las puertas del templo. Esa niña prodigio a la que habían visto crecer en el cine iba a desfilar camino al altar a sus 21 años para convertirse en 'mujer de' y la expectación fue máxima.

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