Conviértete en una persona más positiva siguiendo estas claves, según la psicología
Nuestras relaciones y el prisma bajo el que miramos los problemas también influyen a la hora de mantener una actitud positiva en nuestro día a día
:format(jpg)/f.elconfidencial.com%2Foriginal%2F044%2Fc8f%2F697%2F044c8f697c42c129657cd487ae5744b7.jpg)
- El secreto de Marian Rojas para aprender a ser optimista
- Cómo aprender a ser optimista, según la gurú de la felicidad
Cuando de potenciar nuestro optimismo se trata, no solo influye cómo percibimos el mundo, sino también la calidad de nuestras relaciones y nuestra capacidad para alcanzar metas. La actitud, entendida como el filtro con el que miramos las situaciones, marca la diferencia entre ver nuevas oportunidades o quedarnos atrapados en los problemas.
Y es que tener una actitud positiva significa centrar nuestra atención en lo constructivo, en aquello que nos permite afrontar retos con creatividad. Por ejemplo, un contratiempo en el trabajo puede convertirse en una oportunidad para aprender y mejorar nuestras habilidades en lugar de verlo como algo insalvable. Esta perspectiva no solo reduce los niveles de estrés, sino que también favorece la resolución de problemas, generando un impacto directo muy beneficioso en nuestro bienestar emocional y nuestra satisfacción personal.
:format(jpg)/f.elconfidencial.com%2Foriginal%2F080%2Fff9%2Fcfa%2F080ff9cfaa681770dd10f647165fc4fa.jpg)
:format(jpg)/f.elconfidencial.com%2Foriginal%2F080%2Fff9%2Fcfa%2F080ff9cfaa681770dd10f647165fc4fa.jpg)
Por el contrario, adoptar una actitud negativa puede generar un círculo vicioso de estrés y pesimismo. Este tipo de mentalidad nos lleva a ver los problemas como insuperables y esto, a largo plazo, puede provocar agotamiento y dificultar nuestras relaciones, haciendo que nuestras metas parezcan inalcanzables.
Desde la psicología, numerosos estudios han intentado cuantificar la importancia de la positividad en nuestras vidas, llegando casi todos a la misma conclusión: debe haber al menos cinco interacciones positivas en nuestra vida por cada interacción negativa.
:format(jpg)/f.elconfidencial.com%2Foriginal%2F42d%2F95b%2F704%2F42d95b704347412357274c062361c538.jpg)
:format(jpg)/f.elconfidencial.com%2Foriginal%2F42d%2F95b%2F704%2F42d95b704347412357274c062361c538.jpg)
Adoptar una mentalidad más positiva no es algo que ocurra de la noche a la mañana, pero los pequeños cambios pueden marcar la diferencia. Por ejemplo, practicar la gratitud es una estrategia muy eficaz para conseguirlo. Para ello basta con anotar cada día las cosas buenas que nos suceden o expresar nuestro agradecimiento a las personas que nos rodean para mejorar así nuestro bienestar emocional.
Pasar tiempo con amigos y familiares también ayuda a fortalecer nuestra red de apoyo, que es clave para manejar el estrés y la ansiedad. Otra estrategia útil es aprender a saborear los momentos positivos, es decir, en lugar de pasar rápidamente de una experiencia agradable a otra, tómate un momento para reflexionar sobre lo que has disfrutado. Esto entrena al cerebro para enfocarse en lo positivo y aumenta nuestra capacidad de mantener una actitud optimista a largo plazo.
:format(jpg)/f.elconfidencial.com%2Foriginal%2F528%2F933%2F192%2F528933192ee86a853c1a5ebd08531097.jpg)
:format(jpg)/f.elconfidencial.com%2Foriginal%2F528%2F933%2F192%2F528933192ee86a853c1a5ebd08531097.jpg)
La actitud que adoptamos frente a los desafíos de la vida influye no solo en nuestra percepción, sino también en cómo actuamos. Una mentalidad positiva puede convertirse en el motor del cambio hacia la felicidad, mientras que una actitud negativa tiende a limitar nuestras posibilidades.
- El secreto de Marian Rojas para aprender a ser optimista
- Cómo aprender a ser optimista, según la gurú de la felicidad
Cuando de potenciar nuestro optimismo se trata, no solo influye cómo percibimos el mundo, sino también la calidad de nuestras relaciones y nuestra capacidad para alcanzar metas. La actitud, entendida como el filtro con el que miramos las situaciones, marca la diferencia entre ver nuevas oportunidades o quedarnos atrapados en los problemas.