Ni piel pálida ni debilidad: estos son otros síntomas de la falta de hierro que pasan desapercibidos
La anemia por deficiencia de hierro puede pasar desapercibida en sus primeras etapas, pero es importante estar atentos a los síntomas
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La anemia por deficiencia de hierro es un trastorno común en el que la sangre no cuenta con suficientes glóbulos rojos sanos para transportar oxígeno a los tejidos del cuerpo. Esto ocurre cuando el organismo no tiene el hierro necesario para producir hemoglobina, la proteína que da color a la sangre y permite el transporte de oxígeno. Aunque muchas personas asocian esta condición con síntomas como fatiga extrema, debilidad y piel pálida, existen otras señales menos conocidas que pueden pasar desapercibidas y que podrían indicar una deficiencia de hierro en el organismo que destaca la Clínica Mayo.
Uno de los síntomas menos evidentes es la sensación de frío constante en manos y pies, ya que la falta de hierro dificulta la correcta oxigenación de los tejidos, afectando la circulación sanguínea. También pueden presentarse dolores de cabeza frecuentes, mareos o vértigo debido a la disminución del oxígeno que llega al cerebro. Otro signo poco conocido es la inflamación o dolor en la lengua, conocida como glositis, que se manifiesta con enrojecimiento, hinchazón y cambios en la textura de la superficie lingual. Asimismo, las uñas quebradizas o con una forma cóncava pueden ser una señal de alerta, pues la deficiencia de hierro afecta la salud de la piel y los tejidos.
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Algunas personas con anemia ferropénica desarrollan antojos inusuales por sustancias no nutritivas como hielo, tierra o almidón, una condición conocida como pica, cuya causa exacta aún no se comprende del todo. En el caso de los niños y bebés, puede observarse una disminución en el apetito, lo que puede afectar su crecimiento y desarrollo. Si bien estos síntomas pueden parecer inofensivos, su persistencia puede indicar que el cuerpo no está recibiendo el hierro necesario, por lo que es fundamental acudir a un médico para obtener un diagnóstico adecuado en lugar de automedicarse con suplementos de hierro, ya que su consumo excesivo puede generar toxicidad y dañar órganos como el hígado.
La anemia por deficiencia de hierro puede deberse a diversas causas, entre ellas la pérdida de sangre, ya sea por menstruaciones abundantes, úlceras, pólipos en el colon o incluso el uso frecuente de ciertos analgésicos como la aspirina. También puede originarse por una ingesta insuficiente de hierro a través de la dieta, lo que es más frecuente en personas que no consumen carnes o alimentos fortificados con hierro. Asimismo, algunas condiciones médicas, como la celiaquía o la extirpación de una parte del intestino, pueden interferir en la absorción de este mineral. En mujeres embarazadas, la demanda de hierro es mayor, por lo que si no se toman suplementos, pueden desarrollar anemia ferropénica, lo que aumenta el riesgo de partos prematuros y bajo peso al nacer.
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Algunos grupos de personas tienen un mayor riesgo de padecer anemia por deficiencia de hierro, como las mujeres en edad fértil, los lactantes y niños en crecimiento, los vegetarianos que no consumen suficientes fuentes alternativas de hierro y los donantes frecuentes de sangre. Si la anemia no se trata, puede derivar en complicaciones graves, como problemas cardíacos debido al esfuerzo adicional que el corazón debe hacer para bombear sangre oxigenada, así como dificultades en el embarazo y problemas en el desarrollo infantil.
Para prevenir la anemia ferropénica, es recomendable incluir en la dieta alimentos ricos en hierro como carnes rojas, mariscos, vegetales de hojas verdes, legumbres y cereales fortificados. También es fundamental consumir alimentos ricos en vitamina C, como cítricos, fresas y pimientos, ya que esta vitamina mejora la absorción del hierro. En el caso de los bebés, se recomienda la lactancia materna o el uso de fórmulas fortificadas con hierro durante el primer año, evitando la leche de vaca, que no contiene suficiente hierro y puede interferir con su absorción.
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La anemia por deficiencia de hierro es un trastorno común en el que la sangre no cuenta con suficientes glóbulos rojos sanos para transportar oxígeno a los tejidos del cuerpo. Esto ocurre cuando el organismo no tiene el hierro necesario para producir hemoglobina, la proteína que da color a la sangre y permite el transporte de oxígeno. Aunque muchas personas asocian esta condición con síntomas como fatiga extrema, debilidad y piel pálida, existen otras señales menos conocidas que pueden pasar desapercibidas y que podrían indicar una deficiencia de hierro en el organismo que destaca la Clínica Mayo.