Cumplir 65 años no significa dejar de moverse. Al contrario: es el momento perfecto para darle al cuerpo el cuidado que merece, y caminar puede ser el mejor punto de partida. No hace falta hacer grandes esfuerzos ni embarcarse en rutinas complicadas. Un paseo diario, con buen calzado y algo de constancia, puede marcar la diferencia en cómo nos sentimos y nos vemos.
Según la Organización Mundial de la Salud, lo ideal para las personas mayores es alcanzar los 150 minutos semanales de actividad física moderada. ¿Cómo se traduce esto? En términos simples: unos 30 minutos de caminata cinco días a la semana. Si el tiempo escasea o la energía no acompaña, dividir esos minutos en caminatas más breves también cuenta. Lo importante es moverse.
Caminar todos los días puede mejorar nuestro humor. (Freepik)
Caminar no solo mejora la circulación y ayuda a mantener a raya la presión arterial, también protege el corazón y mantiene el peso bajo control. Y si la báscula no es tu obsesión, hay otro motivo igual de poderoso: caminar mejora el humor. Literalmente. Estudios lo confirman, y los médicos lo repiten. Salir a andar al aire libre —aunque sea alrededor del barrio— ayuda a reducir la ansiedad y a ver la vida con otros ojos.
La 'Clínica Mayo' lo avala: este tipo de ejercicio tiene beneficios físicos, mentales y emocionales. Desde mantener la masa muscular y la coordinación, hasta prevenir caídas o simplemente dormir mejor. Y a esta edad, dormir bien no es poca cosa.
Es bueno compaginar con ejercicios de fuerza. (Freepik)
Eso sí, caminar está genial, pero no lo es todo. A partir de los 65, se recomienda sumar ejercicios de fuerza un par de veces por semana. No hablamos de levantar pesas en un gimnasio de élite. Pueden ser ejercicios con el propio peso corporal, bandas elásticas o incluso tareas cotidianas que impliquen algo de esfuerzo físico.
¿La clave de todo esto? Escuchar al cuerpo y mantener una rutina realista. Si el paseo se hace con un amigo, una mascota o incluso con música, mejor. La constancia gana siempre a la intensidad. Y, por supuesto, antes de lanzarte a cualquier cambio, consulta con tu médico. Porque cuidar la salud empieza por hacerlo bien.
Cumplir 65 años no significa dejar de moverse. Al contrario: es el momento perfecto para darle al cuerpo el cuidado que merece, y caminar puede ser el mejor punto de partida. No hace falta hacer grandes esfuerzos ni embarcarse en rutinas complicadas. Un paseo diario, con buen calzado y algo de constancia, puede marcar la diferencia en cómo nos sentimos y nos vemos.