Ni moviéndolo ni con palmadas: así puedes saber cómo elegir un buen melón en el supermercado
Elegir un buen melón no es cuestión de golpes o sacudidas, sino de saber identificar su tipo, procedencia y estado exterior
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Con la llegada del verano, las fruterías y supermercados se llenan de uno de los productos estrella de la temporada: el melón. Fresco, jugoso y con un alto contenido en agua, es la fruta perfecta para combatir el calor. Sin embargo, a la hora de escoger el más sabroso, no todos los trucos populares funcionan. Las típicas palmadas o movimientos para “escuchar” su interior pueden servir alguna vez por pura casualidad, pero no son métodos fiables para garantizar que el melón esté en su punto óptimo.
Lo primero que conviene tener en cuenta es el tipo y la procedencia. En España, los melones más apreciados se recogen en verano, especialmente entre julio y agosto, procedentes de zonas como Murcia, Almería o Castilla-La Mancha. El clima y la calidad de la tierra influyen de forma decisiva en su dulzor y textura. Aunque los cultivos de invernadero permiten disfrutar de melones durante todo el año, es en plena temporada estival cuando alcanzan su máximo sabor.
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A la hora de elegir, es esencial revisar que el melón no presente daños externos como grietas, golpes o arañazos, ya que estas imperfecciones pueden afectar tanto a su sabor como a su conservación. Las manchas amarillas en la piel, que muchos asocian con un mayor grado de maduración, no siempre son un indicador fiable, ya que dependen de la posición del fruto y la cantidad de sol recibida durante su crecimiento.
Otro factor determinante es el lugar de compra. Optar por comercios de confianza, que garanticen buenas condiciones de conservación e higiene, es clave para asegurarse de que el melón haya pasado los controles de calidad y no esté pasado o en mal estado.
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Comprar melones sin etiqueta o en puestos sin garantías puede suponer un riesgo para su sabor y frescura. Por último, es importante conocer si el melón que se compra es climatérico —capaz de seguir madurando en casa— o no climatérico. Los populares melones piel de sapo no maduran tras la recolección, por lo que si se adquieren verdes, se consumirán así. En cambio, variedades como el cantalupo sí pueden ganar dulzor y aroma en casa, aunque conviene vigilarlos para evitar que se estropeen antes de tiempo.
En definitiva, elegir un buen melón no es cuestión de golpes o sacudidas, sino de saber identificar su tipo, procedencia y estado exterior, además de comprar en lugares de confianza. Así, este clásico del verano podrá disfrutarse en todo su esplendor, ya sea solo, en ensaladas frescas o como postre estrella de las comidas estivales.
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Con la llegada del verano, las fruterías y supermercados se llenan de uno de los productos estrella de la temporada: el melón. Fresco, jugoso y con un alto contenido en agua, es la fruta perfecta para combatir el calor. Sin embargo, a la hora de escoger el más sabroso, no todos los trucos populares funcionan. Las típicas palmadas o movimientos para “escuchar” su interior pueden servir alguna vez por pura casualidad, pero no son métodos fiables para garantizar que el melón esté en su punto óptimo.