Paula y Bustamante firmaron la liquidación de gananciales horas antes de su boda

David Bustamante y Paula Echevarría organizaron su boda por todo lo alto, nueve meses después de haberse conocido, por casualidad, en Lanzarote. Una semana después de ese primer encuentro, ya estaban viviendo juntos. Y así lo contaba la actriz para avalar lo que ambos denominaron como “flechazo “. Eligieron la basílica de Covadonga, uno de los lugares más emblemáticos de Asturias, para prometerse amor eterno y hasta el presidente de Cantabria, Miguel Angel Revilla, quiso estar presente.

La pareja explicó, antes y después, con todo lujo de detalles, cómo el destino les había unido sin tener nada que ver el uno con el otro. Incluso, parte de los familiares y conocidos de ambos consideraban que era demasiado pronto. Algunas de estas amistades llegaron a profetizar un embarazo como la causa de la boda. No fue así, porque Daniella llegó al mundo dos años después.

Lo que sí sucedió horas antes de la ceremonia religiosa, y que sorprendió a los familiares que tuvieron conocimiento de ello, fue la firma de las capitulaciones matrimoniales ante un notario de Cangas de Onís. En esa escritura, fechada el 21 de julio de 2006, se establecía el régimen económico por el que se regiría el futuro matrimonio. En aquel momento, el patrimonio de Bustamante era muy superior al de la actriz y de ahí que la recomendación que siguió el novio fue separar su economía de la de su mujer. Actualmente es al contrario y precisamente el dinero no será ningún problema cuando firmen el divorcio.

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Como adelantó Vanitatis en exclusiva, las empresas de ambos son independientes así como parte del patrimonio inmobiliario. Lo único que tienen en común es la vivienda familiar de Villafranca del Castillo, que compraron por un millón y medio de euros. Un 80% pertenece a Bustamante (incluidos los embargos que mantiene con el Estado) y el 20 restante, a Paula. El resto es personal de cada uno, como se estableció en la escritura notarial horas antes de darse el 'sí, quiero'.

Esta decisión, que ya es habitual en las parejas jóvenes cuando uno de ellos ya es titular de patrimonio importante, no fue bien recibida por parte de la familia de Paula. Según parece, no entendían esa premura cuando quedaban menos de veinticuatro horas para la ceremonia. Consideraban que la firma del documento se podía haber dejado para después de la boda y no hacerla justo ese día, cuando Paula estaba con los nervios a flor de piel. En cualquier caso, el notario de Cangas de Onís se limitó a cumplir con su papel: preparar el escrito y leer las capitulaciones matrimoniales a la pareja. En realidad se hizo como quiso Bustamante y Paula estuvo de acuerdo. Este escrito, con su número de protocolo correspondiente y la firma del notario, figura en el documento de separación que la pareja firmó en febrero de 2013.

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Como ya adelantó Vanitatis, en él se acuerdan los puntos que iban a marcar la disolución del matrimonio por causa de divorcio. Se establecían las mismas condiciones pactadas en ese documento, tanto en las relaciones paternofiliales de ambos respecto a la hija como económico-matrimoniales. Renunciaban a compensación económica y se comprometían a firmar un comunicado de prensa conjunto para anunciar su separación, que en breve se hará público, así como una sanción de cien mil euros para cualquiera de los dos que revelara detalles de la vida matrimonial, íntima, personal o profesional. El dinero se ingresaría en una cuenta a nombre de la menor.

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