Bruno Gómez-Acebo, del 'pelotazo' de Villa Giralda a codearse con los príncipes de Mónaco
Bruno Gómez-Acebo, sobrino del Rey, totalmente ajeno a la información que un día después El Confidencial sacaría a la luz sobre su intermediación y pelotazo en
Bruno Gómez-Acebo, sobrino del Rey, totalmente ajeno a la información que un día después El Confidencial sacaría a la luz sobre su intermediación y pelotazo en la venta de un chalé que heredó Don Juan Carlos de su padre, disfrutó este fin de semana del tenis en Mónaco junto a su mujer, Bárbara Cano.
Acudió en calidad de amigo de los Príncipes de Mónaco, con quienes se sentó en el palco de honor del recinto en el que se celebraba el Master 1000 de Montecarlo y donde Rafa Nadal disputó la final este domingo contra Novak Djokovic. Dos días de asueto en los que Gómez-Acebo vivió ajeno a una realidad que vuelve a hacer temblar los cimientos de la vida del Monarca.
La relación entre Alberto de Mónaco y su mujer Charlene con el hijo de la infanta Pilar surge de manera casual y solidaria a finales del año 2012. Los príncipes de Mónaco fueron los anfitriones de una cena benéfica celebrada a mediados de noviembre del año pasado y organizada en el marco de la gala Mónaco contra el Autismo. Hasta allí acudió Pilar de Borbón -muy amiga del Soberano al ser los dos miembros del Comité Olímpico Internacional- que, junto a la baronesa Thyssen, capitaneó un nutrido número de vips españoles entre los que se encontraban Carmen Martínez-Bordiú, Luis Medina, Carolina Adriana Herrera o Nieves Álvarez, convencidos por Bruno Gómez-Acebo y Bárbara Cano, que fueron los organizadores de este viaje. El objetivo no era otro que recaudar fondos para la asociación de niños autistas en la que participan y con la que están completamente volcados.
El matrimonio, que tiene un hijo que sufre este trastorno, es casi experto en organizar actos filantrópicos. Con la ayuda de María Zurita, Bruno Gómez-Acebo presentó un libro hace ya casi un año -cuyos beneficios fueron a parar a la ONG Ilusiones Compartidas- en el que con la colaboración de su prima consiguió convencer a treinta cuatro mujeres -entre ellas, Paloma Segrelles, Marta Robles, Olga Viza o Susanna Griso- para que plasmaran sobre el papel una de sus muchas vivencias personales. Esta vía solidaria es la que les unía a los Príncipes de Mónaco, pero hasta este fin de semana se desconocía que la relación que habían establecido era tan cercana como para compartir palco de autoridades en un evento como el Master.
El ‘pelotazo’ de Bruno Gómez-Acebo
El pasado 8 de noviembre se sentó, junto a su primo Marcos, en el banquillo de los acusados por un presunto pelotazo inmobiliario en la venta, por 2,7 millones de euros, de Villa Giralda #14315, un chalé en la lujosa urbanización Puerta de Hierro de Madrid que el Rey y sus hermanas, las infantas Pilar y Margarita, habían heredado de su padre, don Juan de Borbón.
Según fuentes cercanas a La Zarzuela, los sobrinos de Don Juan Carlos se embolsaron supuestamente un millón y medio de euros por intermediar en la venta en 2002 de esta mansión por Comercializadora Peninsular de Viviendas (CPV), una cooperativa en quiebra e intervenida judicialmente que estafó a más de 1.200 familias y cuyos promotores están actualmente en prisión.
Esa comisión, ocultada al Monarca y que había sido pactada bajo cuerda con uno de los gestores de CPV -que compró Villa Giralda por 4,3 millones, pero el Rey y sus hermanas recibieron 2,7- fue el detonante de la demanda interpuesta por los encargados de recuperar los casi 30 millones de euros estafados por CPV para repartirlos entre los acreedores de la sociedad.
El millón y medio que los hermanos se embolsaron se formalizó supuestamente en cuatro pagos, dos de ellos mediante cheques al portador y los restantes a través de las empresas y sociedades de Bruno y Marcos Gómez-Acebo.
Bruno Gómez-Acebo, sobrino del Rey, totalmente ajeno a la información que un día después El Confidencial sacaría a la luz sobre su intermediación y pelotazo en la venta de un chalé que heredó Don Juan Carlos de su padre, disfrutó este fin de semana del tenis en Mónaco junto a su mujer, Bárbara Cano.