Los Reyes, Rajoy y el presidente Santos, a ritmo de vallenato en el palacio de El Pardo
El artista colombiano Carlos Vives ejerció de maestro de ceremonia de la recepción que el presidente de Colombia y su mujer ofrecieron con motivo de su visita oficial a España
Un total de 7.000 rosas traídas desde la Sabana de Bogotá adornaban el patio central y las estancias del Palacio Real de El Pardo, lugar de residencia de los mandatarios internacionales en sus visitas oficiales y donde el presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, y su esposa recibieron a los Reyes Felipe y Letizia en una recepción atípica.
Por primera vez los invitados bailaron vallenato –género musical autóctono de Colombia– en un acto institucional. Y tanto llegó a caldear el ambiente Carlos Vives, el artista colombiano que elevó a categoría internacional este ritmo, que hasta Mariano Rajoy y Zapatero llegaron a mover los pies. Poquito, pero lo suficiente para que llamara la atención de los asistentes españoles, acostumbrados a la falta de gracia de ambos políticos. Fue el primer encuentro público tras el polémico viaje de Zapatero a Cuba. Más de un observador llegó a pensar que se iba a producir cierta frialdad, pero el escenario resultaba lo suficientemente agradable para que en vez de hielo hubiera un apretón de manos y el consabido: “¿Qué tal?” “Bien, ¿y tú?”.
Rajoy acudió con Viri, que aunque se mantuvo en un segundo plano, como es habitual en ella, se mostró en todo momento pendiente de la primera dama. La esposa de Santos, María Clemencia Rodríguez, es una mujer comprometida con la labor social como consorte presidencial. Uno de sus principales proyectos es la fundación De Cero a Siempre, que busca “aunar esfuerzos de los sectores público y privado, de las organizaciones de la sociedad civil y de la cooperación internacional en favor de la infancia”, como así figura en su página web. Estuvo acompañada de algunos de sus hijos y charló amigablemente con la Reina Letizia, que esa noche se decantó por un esmoquin de Varela y la melena en modo bob, la última tendencia en recogido capilar.
Una recepción muy musical
Carlos Vives ejerció de maestro de ceremonias sin que estuviera escrito en el protocolo de la noche y fue el hilo conductor de una velada donde todos los invitados lucían un pin con la paloma de la paz. Un regalo para representar a la nueva Colombia y sus acuerdos de paz. Unos compromisos que han hecho que vaya desapareciendo esa imagen de país relacionado con la violencia. Este fue uno de los principales comentarios de los asistentes junto con la repercusión del viaje de Estado y el éxito de los artistas colombianos en la edición de Arco, clausurada el domingo pasado. Según explicaban algunos de ellos, “se ha vendido todo”.
Una vez que los Reyes, el presidente Santos y su mujer saludaron a los invitados, la mayoría se animó con las melodías de Vives y su grupo de músicos. Hubo un momento en el que el artista dejó de cantar y tomó la palabra para decirle a Don Felipe: “Yo también tengo mi princesa”, refiriéndose a su mujer, presente en el acto. A continuación le dedicó uno de los temas más bonitos de su repertorio: Volví a nacer. Y de nuevo el baile en un recinto en el que hasta la fecha nunca había sonado el vallenato. Los más animados fueron la alcaldesa de Cádiz, Teófila Martínez, y el presidente de Telefónica, César Alierta, quien demostró que el baile es lo suyo y que su nivel supera con creces el de algunos de los participantes del programa de televisión ¡Mira quien Baila!.
La recepción estuvo marcada por un ambiente distendido, en la que no faltaron las exclamaciones de “Viva Colombia” por parte de los españoles que se divertían junto a los cargos públicos colombianos, entre los que se encontraba el ministro de Agricultura, Aurelio Iragorri, quien recibió las felicitaciones de muchos de los presentes por la repercusión mediática que ha tenido la visita del presidente Santos a España. Uno de los artífices de este éxito ha sido el embajador, Fernando Carrillo, y su mujer, Diana Serpa, que han conseguido convertir su residencia madrileña en un punto de encuentro cultural y lúdico.
Michavila acudió sin Genoveva
No faltaron a la recepción el presidente de Avianca, Fabio Villegas; los ministros Rodrigo Pinzón, Diego Molán y María Ángela Holguín; el presidente de Radio Caracol, Ricardo Alarcón; el presidente de Telefónica Colombia, Alfonso Gómez Palacio, y el presidente de Fundación Telefónica Colombia, Emilio Gilolmo, que ejercieron de anfitriones. Entre los vips nacionales se encontraban el exministro de Defensa Eduardo Serra, el presidente de RTVE, José Antonio Sánchez; la exministra de Ciencia e Innovación y actual presidenta de la Fundación Cotec, Cristina Garmendia; la alcaldesa de Madrid, Ana Botella; el presidente de la Xunta de Galicia, Alberto Núñez Feijóo; José Antonio Llorente, socio de la consultoría de comunicación Llorente&Cuenca, Jesús Andreu y un rejuvenecido Juan Luis Cebrián, quien acudió con su novia.
También acudieron José María Michavila, que ha recuperado la calma mediática tras oficializar su noviazgo con Genoveva Casanova. Incluso hubo representación de los dos clubes de fútbol más importantes de la capital al acudir Emilio Butragueño, director de Relaciones Internacionales del Real Madrid, y Enrique Cerezo, presidente del Atlético de Madrid. Javier Merino y Mar Flores tampoco faltaron. La actriz y modelo fue una de las más vistosas, junto con Juana Acosta, la musa del cine colombiano que tanto brilló este lunes en la cena de gala del Palacio Real. Ágatha Ruiz de la Prada, vestida de ella misma, no tuvo que presentarse porque todo el mundo la conocía. A las once de la noche los Reyes se despidieron. La fiesta continuó hasta que Carlos Vives cerró la noche con su canción de despedida: Hijo del vallenato.
Un total de 7.000 rosas traídas desde la Sabana de Bogotá adornaban el patio central y las estancias del Palacio Real de El Pardo, lugar de residencia de los mandatarios internacionales en sus visitas oficiales y donde el presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, y su esposa recibieron a los Reyes Felipe y Letizia en una recepción atípica.