Lo que sufrió Camilla cuando se descubrió que era la amante del príncipe Carlos
La duquesa de Cornualles habla de lo mal que lo pasó cuando la prensa se hizo eco de la noticia y echó por tierra su matrimonio. Eso sí, no tiene ni un ápice de autocrítica
La relación de Camilla Parker-Bowles y el príncipe Carlos comenzó a la sombra, a escondidas de miradas ajenas que pudiesen juzgar el hecho de que ambos eran personas comprometidas en otros matrimonios. El hijo de Isabel II no amaba a la princesa Diana de Gales, al menos no tanto como lo hacía el pueblo británico, y estaba enamorado de una discreta mujer que había jurado amor eterno a su primer marido, Andrew Parker-Bowles, pero le traicionó.
Pero el problema surgió cuando la prensa se hizo eco de los escarceos del príncipe heredero con una mujer casada, una noticia que ponía en jaque dos matrimonios y que supuso todo un escándalo mediático en el que los cuatro protagonistas sufrieron mucho. Así lo ha contado ahora la propia Camilla en una entrevista concedida a la revista 'You Magazine', en la que habla de uno de los capítulos más difíciles de su vida y que la definieron públicamente.
“Me sentía prisionera en mi propia casa”, recuerda la duquesa de Cornualles lo que sentía cuando la noticia estalló en todos los tabloides y su nombre pululaba de boca en boca entre los británicos y también fuera de sus fronteras: “Fue horrible”, especialmente por el hecho de que “no tenía dónde ir” debido a que fuese donde fuese todos la señalaban con el dedo. Este dolor que sintió por lo publicado reconoce que “no se lo desearía ni a mi peor enemigo”.
Por fortuna, logró salir de esta situación gracias a los suyos: “No podría haber salido, de no ser por la ayuda de mi familia”, recuerda Camilla, que en ocasiones se sitúa en una postura ajena a ella, emplazando todo el dolor fuera de sus propias decisiones, dado que el escándalo fue su traición a su marido, aunque ella siente el dolor que la prensa le hizo al descubrirlo.
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La relación de Camilla Parker-Bowles y el príncipe Carlos comenzó a la sombra, a escondidas de miradas ajenas que pudiesen juzgar el hecho de que ambos eran personas comprometidas en otros matrimonios. El hijo de Isabel II no amaba a la princesa Diana de Gales, al menos no tanto como lo hacía el pueblo británico, y estaba enamorado de una discreta mujer que había jurado amor eterno a su primer marido, Andrew Parker-Bowles, pero le traicionó.