La reina Sofía no siempre fue tan querida (igual que Letizia)
En los datos de la encuesta de IMPOP Insights para Vanitatis, el miembro más valorado de la familia real era doña Sofía. Sin embargo, también ella recibió muchas críticas
Doña Sofía es el miembro de la familia real con mejor puntuación respecto a la aceptación por los españoles, según los datos de la encuesta realizada por IMOP Insights para Vanitatis. Muy por encima de la reina Letizia y de don Juan Carlos. Pero no siempre fue así. Durante años (y aún ahora) hay sectores que la han criticado por no hablar bien español sin tener en cuenta que la expresión verbal tampoco es el fuerte de don Juan Carlos ni del rey Felipe hasta que no llegó a su vida doña Letizia. En el caso del jefe del Estado, hay un antes y un después. Ahora no le hace falta leer papeles sin levantar la vista. Lo hace de corrido, vocaliza y prácticamente no le salen gallos.
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La reina Sofía procura poner amabilidad donde no hay facilidad de palabra. En los premios de pintura anuales que organiza la directora de comunicación de BMW, Pilar García de la Puebla, en el Teatro Real procura esforzarse para abrir y cerrar el acto. Y los críticos vuelven a destacar su mala pronunciación por ponerle un pero. Una vez que finaliza la velada musical, doña Sofía participa del cóctel y charla con los invitados, incluida la prensa.
Esta cercanía no se suele comentar porque siempre se ha llevado el as de campechanía don Juan Carlos. Y sucede lo mismo en los veranos de Palma. Mientras fue reina titular era habitual verla en El Corte Inglés, en la heladería con sus nietos, Urdangarin y Marichalar. Nunca con las niñas Borbón Ortiz, salvo para la foto en el mercado de L'Olivar para quizá justificar una buena relación con doña Letizia tras el rifirrafe en la catedral en Semana Santa.
Ese fue el punto de inflexión donde los ciudadanos se percataron de que nuera y suegra no se entendían. Y quizá esa imagen ha sido determinante a la hora del suspenso que le han dado a la consorte del jefe del Estado en la encuesta Vanitatis. En las cinco categorías (cercanía, profesionalidad, eficacia, prestigio y confianza) está por debajo de doña Sofía, que no lo ha tenido fácil.
A su alrededor se tejió una leyenda nunca demostrada de sus larguísimas estancias en Londres arropada por la familia griega cuando la suya ya estaba rota, con un marido que mantenía una vida paralela en el aspecto afectivo. Fue precisamente la aparición de Corinna Larsen en las revistas de entretenimiento la que consiguió que el pueblo reaccionara mostrándole su afecto, sobre todo el de las mujeres, cuya opinión positiva es mayoritaria, como figura en el trabajo del instituto de opinión IMOP Insights.
Otro de los puntos 'oscuros' de doña Sofía tuvo que ver con el famoso posado en Washington con la infanta Cristina, Urdangarín y los nietos cuando las tropelías del yerno por el caso Nóos eran ya un hecho. Se dijo que era una manera de emborronar la imagen del rey don Juan Carlos como efecto colateral. En el balance positivo de la reina Letizia (princesa en aquel momento), fue la primera que cortó amarres cuando llegó el tiempo de tormentas con la doble imputación a los exduques de Palma.
En su haber, doña Sofía tiene una imagen solidaria a través de los viajes de cooperación donde se la fotografiaba a pie de calle, en aldeas y hospitales de las comunidades desfavorecidas de África, Latinoamérica y Asia. La reina Letizia prefiere otro tipo de representación en foros de desarrollo internacionales, posiblemente más eficaces pero menos ilustrativos.
Doña Sofía ha sido reina consorte titular durante 39 años, sin horario de lunes a viernes como doña Letizia. "Nuestro trabajo son los trescientos sesenta y cinco días al año". Quizá en esta frase radica la diferencia que han captado los encuestados para suspender a la esposa de Felipe VI y aprobar a su madre.
Doña Sofía es el miembro de la familia real con mejor puntuación respecto a la aceptación por los españoles, según los datos de la encuesta realizada por IMOP Insights para Vanitatis. Muy por encima de la reina Letizia y de don Juan Carlos. Pero no siempre fue así. Durante años (y aún ahora) hay sectores que la han criticado por no hablar bien español sin tener en cuenta que la expresión verbal tampoco es el fuerte de don Juan Carlos ni del rey Felipe hasta que no llegó a su vida doña Letizia. En el caso del jefe del Estado, hay un antes y un después. Ahora no le hace falta leer papeles sin levantar la vista. Lo hace de corrido, vocaliza y prácticamente no le salen gallos.
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