Andrés de Inglaterra y su antigua secretaria: un nuevo escándalo en ciernes
Amanda Thirsk recibó 355.297 libras esterlinas que la casa del hijo de la reina Isabel II tendrá que reembolsar
No pasa semana sin que surja una noticia que siga erosionando la ya maltrecha imagen del príncipe Andrés, quien la semana pasada volvía a ser protagonista junto a su exmujer y gran valedora pública, Sarah Ferguson, por no haber pagado en su totalidad el chalé que comparten en la estación suiza de Verbier, que compraron en 2014 por 21 millones de euros. Una información que desvelaba el diario 'Le Temps', que tuvo acceso a la escritura y que informaba que tenían que hacer frente al último pago antes del 31 de diciembre del año pasado, algo que no hicieron y que les deja ahora con una deuda de 8 millones más intereses, lo que ha llevado a su dueña a demandarles.
Cuando aún no se ha apagado este fuego, 'Financial Times' informa de otro asunto sobre el que pesa la alargada sombra de la sospecha. La protagonista de este asunto es la que fuera su secretaria personal, Amanda Thirks, que dejó su cargo después de la desastrosa entrevista que el hijo de la reina Isabel II concedió a la BBC para intentar explicar sus vínculos con el controvertido multimillonario Jeffrey Epstein, que fue encontrado ahorcado en su celda de Nueva York en agosto del año pasado.
Ahora es la organización benéfica del príncipe Andrés (Prince Andrew Charitable Trust), de la que ella ha sido fideicomisaria, la que está en el punto de mira, pues la propia Thirks recibió pagos por valor de 355.297 libras esterlinas, algo más de 400.000 euros, durante cinco años, unos movimientos financieros que están sido investigados por la Charity Commission, un departamento no ministerial del Gobierno que regula y controla las distintas organizaciones benéficas de Inglaterra y Gales.
Esta comisión gubernamental mostró su preocupación por esta remuneración ya que, en un principio, por esta labor Thirsk no tendría que recibir ninguna, aunque sí puede por haber hecho otras labores como proporcionar servicios especializados, prestar algún local para mantener las reuniones o algún trabajo de secretaría o administrativo. Los pagos que recibió la exsecretaria del príncipe Andrés han sido considerados como "beneficio fiduciario no autorizado" y, por lo tanto, va a ser devuelto por la casa del duque de York.
La labor de Amanda Thirsk como fideicomisaria (dimitió el pasado enero), o en términos más sencillos, administradora, no debería haberle reportado ningún tipo de beneficio de esta organización, por lo que los medios británicos han preguntado a diversos expertos sobre este asunto. "La mayoría de las organizaciones benéficas son hipersensibles a la necesidad de cumplir con las estrictas leyes sobre el beneficio del administrador", ha manifestado el abogado Jolyon Maugham a 'The Sunday Times'. "Es insondable para mí que una organización benéfica adulta como el Charity Trust del príncipe Andrés se haya equivocado tanto".
En un comunicado de los fideicomisarios de la organización, Richard Perry y Nicola Mitchell, que han hecho una investigación interna, han asegurado que los pagos recibidos por la exsecretaria del príncipe Andrés fueron por su labor de directora de las organizaciones subsidiarias del Charity Trust y han desvelado que la conclusión a la que llegaron es que lo más apropiado es que la casa del príncipe Andrés devolviera el dinero, como al parecer se ha hecho. La máxima preocupación ahora de los fideicomisarios es "el riesgo reputacional" que corren en un momento tan delicado del príncipe Andrés, vinculado al fallecido pederasta y al juicio que se está siguiendo en Estados Unidos, en el que se ha solicitado un rastreo de las llamadas y los contactos que el duque de York tuvo con él antes de morir.
Mientras tanto, las pesquisas continúan ya que la Charity Commission ha afirmado que "seguimos colaborando con el Prince Andrew Charity Trust sobre una serie de asuntos regulatorios e informaremos sobre ello a su debido tiempo". ¿Estamos ante un nuevo escándalo en ciernes? No podemos descartar nada.
No pasa semana sin que surja una noticia que siga erosionando la ya maltrecha imagen del príncipe Andrés, quien la semana pasada volvía a ser protagonista junto a su exmujer y gran valedora pública, Sarah Ferguson, por no haber pagado en su totalidad el chalé que comparten en la estación suiza de Verbier, que compraron en 2014 por 21 millones de euros. Una información que desvelaba el diario 'Le Temps', que tuvo acceso a la escritura y que informaba que tenían que hacer frente al último pago antes del 31 de diciembre del año pasado, algo que no hicieron y que les deja ahora con una deuda de 8 millones más intereses, lo que ha llevado a su dueña a demandarles.