Lady Di y el 'vestido de la venganza': 26 años del 'recadito' que le mandó a Carlos
Hay vestidos que forman parte de la historia y no solo de la historia de la moda. El que lució la princesa Diana un 29 de junio de 1994 tenía sabor a revancha
El ‘little black dress’ que Diana de Gales lució la tarde noche de un 29 de junio de 1994 para asistir al Serpentine Gallery en los jardines de Kensington es uno de esos looks que marcan un antes y un después. Fue bautizado como el 'vestido de la venganza' y con él la princesa destronada (y humillada) quiso dar un puñetazo real en la mesa y de paso mandarle un 'zasca' a su marido. Y funcionó.
Para entender mejor el nombre con el que se rebautizó este look con el que la princesa firmó una declaración de principios hay que remontarse al momento vital que vivía Lady Di. Aquel vestido sexy y elegante y un par de tacones fueron las mejores armas de la princesa para recordarle a su ex quién era ella y lo viva que estaba. Pero ese no era el vestido que la princesa pensaba ponerse aquella tarde. ¿Qué le hizo cambiar de opinión?
Una imagen, mil mensajes
Nos remontamos a la tarde del 29 de junio de 1994. La revista 'Vanity Fair' organiza un sarao al que la princesa Diana asiste sola, luciendo uno de los vestidos negros más ajustados que se le había visto hasta entonces. Esa misma tarde ella pensaba acudir llevando un look de la firma Valentino, pero un programa de televisión hizo que la madre de Harry y Guillermo reconsiderara su apuesta estilística.
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En la 'teuve', Carlos confesaba públicamente su relación con Camilla Parker, un secreto a voces y una historia de amor que había ido en paralelo con la oficial del heredero y la joven lady Spencer. El cuento de hadas completamente roto (ya estaba hecho añicos desde su separación dos años antes, pero esta fue la gota que colmó el frágil vaso de Diana). "Fui fiel hasta que tuve claro que nuestro matrimonio estaba irreparablemente roto", decía en el programa 'Carlos: la persona privada, el papel público', del canal ingles ITV, y añadía como para quitar hierro: "Lo que me ha pasado a mí le ha ocurrido a la mitad del país".
Lejos de esconderse, de anular su compromiso, de poner cualquier excusa para evitar la rumorología y los dedos señalándola, Diana se presentó en la fiesta sola y con esta creación de la diseñadora griega Christina Stambolian. El modelito en cuestión llevaba tres años esperando su gran momento porque, como declaró la propia diseñadora, Diana “no lo había usado hasta ese momento porque lo consideraba demasiado sexy para el protocolo de la realeza”.
Soy yo, la que sigue aquí
Esos metros de tela no solo nos ofrecían la imagen más sensual de Diana, sino que trasgredía varias normas del protocolo royal: utilizar el color negro (reservado solo para el luto por la muerte de algún integrante de la familia o personaje relevante) y mostrar los hombros y las piernas.
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El impacto fue inmediato y el mundo entero, que unas horas antes se había quedado embobado con las palabras de Carlos, quedaba ahora aturdido con el vestido de Diana. La princesa ganaba el punto, el set y el partido.
El diseño de Christina Stambolian fue el atuendo escogido por Lady Di para decir al mundo que no se dejaría acobardar por lo sucedido. Desde entonces ese look pasó a la historia como el 'vestido de la venganza', pero también como una elegante herramienta para repartir un 'zasca' y sinónimo de empoderamiento.
El ‘little black dress’ que Diana de Gales lució la tarde noche de un 29 de junio de 1994 para asistir al Serpentine Gallery en los jardines de Kensington es uno de esos looks que marcan un antes y un después. Fue bautizado como el 'vestido de la venganza' y con él la princesa destronada (y humillada) quiso dar un puñetazo real en la mesa y de paso mandarle un 'zasca' a su marido. Y funcionó.