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Las fotos con las que la Casa Real noruega y Mette-Marit celebran los 20 años de su boda
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Las fotos con las que la Casa Real noruega y Mette-Marit celebran los 20 años de su boda

La princesa ha compartido una imagen inédita y entrañable junto al príncipe Haakon. Además, desde sus redes han reunido algunas escenas que resumen su vida oficial y privada

Foto: Mette-Marit y Haakon de Noruega, el día de su boda. (Getty)
Mette-Marit y Haakon de Noruega, el día de su boda. (Getty)

Érase una vez una chica noruega que conoció a un príncipe heredero. Los jóvenes se enamoraron de inmediato y, tras solventar diversos obstáculos, sobre todo relacionados con el pasado de ella, se casaron en la catedral de Oslo. De aquel momento se cumplen hoy veinte años y lo que parecía un cuento infantil con altas probabilidades de fracasar se ha convertido en una de las relaciones más sólidas y auténticas de las monarquías europeas.

La Casa Real noruega celebra hoy estas dos décadas de amor 'oficial' entre los príncipes herederos. Y lo ha hecho compartiendo algunas imágenes que aspiran a resumir la vida de los príncipes, tanto la oficial (con imágenes en actos de gala o cumpliendo con su agenda) como la privada, con algunas escenas familiares y hasta de mochileros haciendo una excursión. Estaba previsto que esta semana Haakon y Mette-Marit celebraran el 20 aniversario de su boda con una fiesta en Skaugum, pero el positivo en covid de la princesa Ingrid anuló los planes.

En un tono mucho más íntimo, también la princesa heredera noruega ha querido tener un detalle en este día tan señalado. Desde sus redes sociales, donde cuenta con miles de seguidores a pesar de estar cerradas, ha compartido un selfie del matrimonio marcado por la naturalidad. Haakon y Mette-Marit inclinan sus cabezas hacia la cámara y sonríen junto a un escueto mensaje: "20 años". O lo que en el refranero castellano podría resumirse en un 'quien ríe el último, ríe mejor'.

La serie de imágenes oficiales comienza con el día de la boda del príncipe Haakon con Mette-Marit Tjessem, en agosto de 2001, cuando los recién casados salieron al balcón real a saludar. La flamante princesa, vestida de blanco impoluto y con un largo velo prendido a su pelo, cargaba en sus brazos a su rubísimo hijo Marius, fruto de una relación anterior. En esa imagen se condensaba todo lo que había significado la irrupción de la joven noruega en la Casa Real.

placeholder Mette-Marit y Haakon de Noruega, en una foto oficial. (Reuters)
Mette-Marit y Haakon de Noruega, en una foto oficial. (Reuters)

Ahí estaba ella. Una madre soltera sin apenas estudios que había conocido al heredero a la Corona noruega en un festival de rock. El padre de su hijo era un traficante de drogas (hoy reconvertido en celebrity en Noruega). Las crónicas más amables cuentan que el rey Harald se sentó una tarde con ella y le pidió que le contara toda la verdad sobre su pasado. Cuando ella se lo confesó, le dijo: "Bien, ¿no hay nada más? Entonces nos apañaremos". Las más críticas admiten que para la dinastía de los Glücksburg fue un auténtico trago aceptar el matrimonio, por más que Harald hubiera sido el primer príncipe en casarse con una plebeya en Europa. La joven tuvo que pedir perdón público por su pasado y firmar un acuerdo prematrimonial en virtud del cual, si el matrimonio con Haakon fracasaba, se marcharía de palacio con una mano delante y otra detrás.

Foto: Los príncipes Haakon y Mette Marit de Noruega. (Reuters)

Durante los primeros años, Mette-Marit se esforzó mucho por lograr el amor de su pueblo y lo consiguió. Lo cierto es que los noruegos adoran a su monarquía. En una encuesta reciente realizada por una cadena de televisión con motivo del cumpleaños del monarca, más de un 80% de los ciudadanos mostró su apoyo a la Casa Real. Ni siquiera los problemas de salud que arrastra Mette-Marit, que han provocado su ausencia de la agenda oficial durante largos periodos de tiempo, han minado el amor que el pueblo noruego siente por ella.

En algún momento, tantas ausencias abonaron la teoría de que el matrimonio entre los príncipes herederos no marchaba bien. Tan solo un año después de casarse, la princesa heredera protagonizó uno de sus escándalos más conocidos en este sentido, al propinar un sonoro manotazo a su marido en público. Fue tras aterrizar en Haugesund (Noruega), cuando Haakon intentaba mediar en una discusión entre Mette-Marit y su secretaria. A partir de ahí, el carácter de la princesa fue puesto en tela de juicio varias veces y de nuevo Palacio tuvo que salir al paso: Mette-Marit tenía miedo a volar.

placeholder Mette-Marit sonríe a la cámara tras casarse con Haakon. (Getty)
Mette-Marit sonríe a la cámara tras casarse con Haakon. (Getty)

Son anécdotas del pasado de esta pareja que ha demostrado su solidez, sabiendo combinar su papel institucional con su papel como padres de familia y pareja entregada. Las imágenes ofrecidas por la Casa Real noruega se ocupan de todas esas facetas. Se ve al matrimonio vestido de gala en la boda de Victoria de Suecia en 2010, acompañados de sus hijos en un posado informal o rodeados de cabras montesas en una excursión por la montaña. Un resumen de una vida en común a la que aún le quedan muchos aniversarios por celebrar.

Érase una vez una chica noruega que conoció a un príncipe heredero. Los jóvenes se enamoraron de inmediato y, tras solventar diversos obstáculos, sobre todo relacionados con el pasado de ella, se casaron en la catedral de Oslo. De aquel momento se cumplen hoy veinte años y lo que parecía un cuento infantil con altas probabilidades de fracasar se ha convertido en una de las relaciones más sólidas y auténticas de las monarquías europeas.

Haakon de Noruega