Los coletazos del caso Nóos: Diego Torres, exsocio de Urdangarin, salda una importante deuda

Han pasado más de 10 años desde que estallara el caso Nóos y sigue dando de qué hablar. Si hace un mes Iñaki Urdangarin lograba la libertad condicional después de pasar casi tres años preso, ahora es su exsocio, Diego Torres, quien vuelve a la actualidad. Él y su exabogado, Manuel González Peeters, se enzarzaron en una batalla judicial por los emolumentos del letrado, que nunca fueron satisfechos.

González Peeters, afamado en Barcelona por sus métodos implacables y su verbo culto, aseguraba no haber visto una ‘peseta’ de uno de los clientes que más le han afectado en su vida. Así que lo denunció, la demanda fue admitida a trámite y la fecha del juicio se fijó para el pasado mes de marzo. Pero antes de celebrarse, Diego Torres, que ha vuelto a las tareas de consultor, llegó a un acuerdo con su exabogado y se cerró el caso, tal como ha podido saber Vanitatis de fuentes vinculadas a ambas partes.

“Ahora toca mirar hacia adelante”, dicen ambas partes, como si fuera un mantra. Lo cierto es que no estaría mal seguir los pasos de Urdangarin, quien ha sido el que más claro ha pasado página: ha visto que el futuro es la vía y el pasado algo a lo que ya no hay que aferrarse. Con todo, igual que Torres, Urdangarin también ha rescatado de su pasado las labores de consultor, en su caso deportivo, para volver al mundo laboral. Veremos si tiene la misma suerte que Torres, que, según nos informan, anda con trabajo y bastante satisfecho.

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Ahora, con el pago al abogado cubierto, ya no hay nada que le ate al caso Nóos y a su pasado. Torres tiene un trabajo estable, como decíamos; la familia sigue residiendo en la casa que compraron hace años con la ayuda del matrimonio Urdangarin de Borbón, y sus hijos ya son mayores y vuelan lejos.

La casa maldita

La casa en la que viven es la misma que puso a la venta hace un tiempo y que nadie ha comprado. Quizás porque, aunque han bajado el precio varias veces, sigue siendo muy cara. En concreto, 1.450.000 euros por 500 metros cuadrados, eso sí, en la zona del golf, una de las mejores de San Cugat. Lo que podría parecer un problema se ha convertido en un remanso de paz. Con permiso del juzgado, Torres vendió el resto de propiedades, entre las que había pisos en Menorca y en Barcelona, saldó su deuda (pagó la responsabilidad civil) y ya está en libertad.

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Diego Torres y González Peeters fueron durante meses el azote de la monarquía, los responsables de mostrar la cara más cruda de las relaciones familiares en el seno de la Casa Real. Quisieron demostrar que el rey Juan Carlos I estaba implicado en todos los negocios de su yerno y, aunque no lo lograron, dejaron a la Corona tocada.

Los famosos mails

Atrás han quedado aquellos días en los que el abogado denunciaba que le seguían y le vigilaban, y Torres buscaba en sus ordenadores mails que dejaran en evidencia a su exsocio y a toda su familia. Durante aquellos duros años, Peeters denunció varias veces que habían entrado en su despacho, que le seguían por la calle y temía incluso que su teléfono estuviera pinchado. Un proceso que le pasó factura incluso en el plano personal. Pero quería defender a Torres de lo que consideraba injusto, por eso su sorpresa fue máxima cuando no recibió el pago de sus servicios. Así que decidió demandar a su excliente, quien cuenta ya con otro abogado.

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La relación entre ambos empezó a torcerse en noviembre de 2019. Peeters pedía a su cliente que le pagara algo de lo que le debía. Sobre todo cuando logró que el juez diera permiso a su mujer, Ana María Tejeiro, para que pudiera disponer de 400.000 euros. Entonces se complicó la cosa. Porque Torres, después de tener a su familia a pan y agua por el duro embargo al que le sometió el juez, pensó que su mujer se merecía todo el dinero. Que su abogado, supuestamente, ya cobraría. O no. La cuestión es que Peeters insistió y no recibió ni un euro, según fuentes cercanas al abogado. Y no hay que enfadar a Peeters.

A gritos

La última visita del abogado a su cliente tuvo lugar en diciembre de ese mismo año. Terminó a gritos, con insultos por ambas partes y alguna que otra amenaza, relatan las mismas fuentes. La distancia entre ambos parecía insalvable hasta que Torres recapituló y decidió, a principios de este mismo 2022, pagar a su exabogado. Terminada esa batalla, se terminó la guerra. Y ambos pueden ya hacer vidas por su cuenta.

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Al final, Diego Torres, quien siempre sufrió al compararse con su exsocio y su mujer, el profesor que decía que Urdangarin y la infanta Cristina vivían mucho mejor que él, ha conseguido que sea al revés. Es Diego Torres, ahora, quien les lleva ventaja. Y de qué manera si comparamos la vida matrimonial de unos y de otros…

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