Las 6 royals mejor vestidas de la boda de Haakon y Mette-Marit (y las 3 peores)
21 años después de su boda, recordamos los mejores y los peores estilismos de las invitadas: la reina Sofía, Máxima de Holanda o Victoria y Magdalena de Suecia
Fue el 25 agosto del año 2001 cuando en la catedral de Oslo, el príncipe Haakon y Mette-Marit se dieron el 'sí, quiero'. De esas nupcias han pasado ya 21 años. Recordemos que se trató de una boda que al principio no convenció a muchos por el currículum de ella, quien tuvo que pedir perdón públicamente por haber participado en un reality y haber tenido una estrecha relación con un narcotraficante. Además de ello, Mette-Marit tenía ya un hijo fruto de una relación anterior, Marius Borg, al que, tras muchas discusiones, los reyes Harald y Sonia acabaron acogiendo como un nieto más.
La historia de amor de Haakon y Mette-Marit tuvo un final feliz, que continúa 21 años después. A pesar de que han existido rumores de crisis, ellos siempre parecen estar tan enamorados como el primer día. El príncipe no deja de ser el mayor apoyo para su mujer en la fibrosis pulmonar crónica que sufre, y juntos han formado una bonita familia, con Ingrid Alexandra y Sverre Magnus.
Con motivo de esta efeméride, en Vanitatis hemos elegido los mejores y los peores estilismos de las invitadas a su boda. Hay que tener en cuenta que la moda ha cambiado mucho desde entonces y que, en aquellos tiempos, las tendencias eran otras.
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Los 6 mejores looks
1. Sin duda alguna, Mette-Marit merece un puesto en esta lista. Aunque su estilo ha sido cuestionado en numerosas ocasiones, hay que reconocer que el suyo es uno de los vestidos de novia más bonitos de la realeza.
Sencillo a la par que elegante, la princesa se inspiró en el traje que la bisabuela de Haakon, la reina Maud, lució en su boda con el rey Haakon VII. El modelo, de manga larga ajustada y escote redondo, era una creación el diseñador noruego Ove Harder Finseth. Estaba realizado con crepé de seda color marfil y tenía una cola de más de dos metros. La princesa eligió la tiara Daisy, un regalo de sus suegros. Asimismo, lució una gargantilla y una pulsera de diamantes, también regalo de los reyes. Su ramo, uno de los más originales, representaba una larga guirnalda que incluía rosas y hortensias.
2. Máxima de Holanda era, por aquel entonces, la prometida del príncipe Guillermo Alejandro, ya que no se casaron hasta febrero de 2002. Según las normas protocolarias, al no estar casados, la argentina no tenía que lucir tiara. Aun así, ella quiso llevar un accesorio joya decorando el cabello, siendo la primera vez que la veíamos con una diadema. Muy simple, nada que ver con el despliegue habitual al que ahora nos tiene acostumbrados. Algo similar ocurre con su vestido gris perla que, aunque nos gusta, no nos encaja con el estilo colorido que tiene actualmente la reina.
3. La que lo dio todo en cuestiones de estilo fue la cuñada de Guillermo y Máxima, la princesa Laurentien de Holanda, quien presume de una peculiar forma de vestir. Sin embargo, para la boda de Haakon y Mette-Marit eligió un vestido verde oliva al que le añadió un abrigo de tul transparente bordado en flores verdes y burdeos, el mismo color de su fular, que llevaba entre los brazos. La nuera de Beatriz de Holanda coronó su estilismo con la tiara Ears of Wheat, una de las menores del joyero de los Orange.
4. Más brillo encontramos en el look de una jovencísima Magdalena de Suecia, quien hacía sus primeros pinitos ante la realeza europea. Como si acudiera a un baile de graduación, la princesa eligió un vestido palabra de honor en color champán que combinó con un chal, sin duda, la pieza de moda estrella en la boda, a juego. En cuestión de joyas, Magdalena echó mano de la tiara Modern Fringe, la que es su diadema favorita, y añadió un impresionante collar de chatones.
5. Su hermana Victoria también lo dio todo con el brillo y el raso gracias a su vestido muy años 2000. De color rosa, firmado por Lars Wallin y con escote halter atado al cuello. No faltaba, por supuesto, otro chal a juego, confeccionado con el mismo tejido. La primogénita de Carlos Gustavo y Silvia siguió los pasos de su hermana y escogió una tiara Fringe, en su caso, la de Victoria de Baden. De lo mejorcito de la boda.
6. La única representante femenina de la familia real española fue la reina Sofía y dejó el pabellón muy alto con este diseño cuajado de aplicaciones joya en el centro. Aunque en aquella boda el protagonista fue don Felipe, y su relación con Eva Sannum, la emérita demostró tener un gusto exquisito para los grandes eventos. La tiara elegida fue la floral, un regalo de Franco en nombre del pueblo español.
Los 3 peores looks
1. Marta Luisa de Noruega, la hermana del novio y próxima 'bride to be' de nuevo, fue una de las invitadas más arriesgadas en aquel enlace. Con un atuendo de dos prendas en rosa y marrón, no le faltó ningún (mal) detalle: corpiño de tirantes con pedrería incrustada en forma de minicorazones, bolso bombonera y guantes a juego, y sobre los hombros, una capa plisada repleta de cremalleras con el cuello alto. Como joyas, pendientes y colgante en azul turquesa y rosa, y la tiara de la Cebada, regalo del rey Olav V de Noruega a su nieta con motivo de su 18 cumpleaños.
2. Se cuela en el ranking de peores looks Sophie de Wessex, no tanto por el vestido en sí, un modelo de raso en azul Klein, sino por la errónea manera de combinarlo. La nuera de Isabel II, en vez de apostar por el negro como pareja cromática, infalible en estos casos, decidió darle protagonismo al blanco en los accesorios: guantes largos, chal y zapatos de salón. Mención especial (y positiva) para la tiara Anthemion, su favorita y la que lució el día de su boda con el príncipe Eduardo dos años antes en 1999.
3. La princesa Alexia de Grecia cierra el top 3 de outfits desafortunados. Acompañada de su flamante marido, Carlos Morales, la hija mayor de Constantino de Grecia y Ana María de Dinamarca apostó por un sencillo vestido en azul empolvado y variedad de color en los complementos, chal en marrón con acabado metalizado, bolso de mano blanco con flecos de pedrería y sandalias en verde esmeralda.
Fue el 25 agosto del año 2001 cuando en la catedral de Oslo, el príncipe Haakon y Mette-Marit se dieron el 'sí, quiero'. De esas nupcias han pasado ya 21 años. Recordemos que se trató de una boda que al principio no convenció a muchos por el currículum de ella, quien tuvo que pedir perdón públicamente por haber participado en un reality y haber tenido una estrecha relación con un narcotraficante. Además de ello, Mette-Marit tenía ya un hijo fruto de una relación anterior, Marius Borg, al que, tras muchas discusiones, los reyes Harald y Sonia acabaron acogiendo como un nieto más.