Amalia de Holanda se despide del Caribe con sinceras confesiones: "Lo estoy pasando muy mal"

El viaje de la familia real de los Países Bajos por las islas que forman parte de las Antillas holandesas, en el Caribe, ha llegado a su fin tras diez días recorriéndolas. Era la presentación de la princesa Amalia, de 19 años, y tras visitar Saba, que se convertía en el sexto destino de este extenso viaje oficial, Máxima, Guillermo Alejandro y Amalia ofrecieron una rueda de prensa en la que respondieron a varias preguntas de los presentes.

La princesa de Orange se mostró muy sincera y emocionada, y reconocía este jueves por la noche que dada su situación en Holanda se había sentido “feliz por la libertad de las últimas semanas y la acogida en las seis islas”. Recordemos que la hija mayor de los reyes holandeses no está pasando un buen momento, dado que fue amenazada por la mafia e incluso tuvo que dejar su apartamento en Ámsterdam, donde comenzó sus estudios universitarios, para reforzar su seguridad.

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Fueron sus padres los que comunicaron mediante una rueda de prensa que tuvo lugar el pasado mes de octubre que la heredera, que estudia Política, Psicología, Derecho y Económicas en la Universidad de Ámsterdam, había tenido que dejar la residencia de estudiantes y no podía tener una vida estudiantil normal como cualquiera de sus compañeros. “No puede salir. Es muy difícil para ella. No hay vida estudiantil para ella como la que tienen otros estudiantes. Estoy muy orgulloso de ella”, aseguraba entonces su padre, que destacaba la fortaleza de su hija aunque reconocía que no era fácil verla "infeliz".

Ahora ha sido la propia Amalia la que, en respuesta de los periodistas presentes en Saba, ha querido aclarar cómo se siente. “Le puedo asegurar que lo disfruté mucho y estoy muy agradecida”, aseguró a la prensa que ha viajado con ellos cubriendo este tour. A lo que añadió: “Voy a ser muy sincera, todavía lo estoy pasando muy mal. Echo de menos la vida normal, la vida de estudiante. Andar por la calle, poder ir a una tienda”.

Aunque confesaba que se alegraba de haber recuperado un poco de esa libertad durante el viaje, como también hiciera cuando estuvo en Madrid de compras con su madre. Sorprendía entonces a los fotógrafos la cantidad de seguridad que rodeaba a ambas mujeres. “Me lo he pasado muy bien”, confesaba la princesa de Orange a los periodistas justo antes de partir de nuevo hacia Holanda, donde en estos momentos parece tener que estar recluida en palacio por su seguridad.

Mirando a sus padres con admiración, aseguraba que “tendrán que pasar muchas visitas más para que yo pueda pasearme con tanta soltura como ellos”, llegaba a confesar la princesa. Es cierto que mientras veíamos a su madre, Máxima, bailando y pasándoselo en grande, la princesa se ha mostrado más tímida que sus progenitores.

“Amalia subestimó la diversidad y las diferencias mutuas entre las seis islas. Se ha enamorado de la parte caribeña del reino, y espera ver y aprender más en el futuro. El programa ha sido completo, pero agradable”, aseguraban sus padres.

Saba era el último destino que visitaban los reyes de los Países Bajos y la princesa heredera, tras recorrer Bonaire, Aruba, Curazao, San Martín y San Eustaquio. Una isla pequeña con unos 2.000 habitantes que ponía punto final a este extenso viaje en el que hemos visto a Amalia lucir complementos de lo más llamativos, especialmente colgados de sus orejas. Una pasión que parece compartir con su madre, a la que también hemos visto con maxipendientes.

Ahora la princesa Amalia tiene que volver al palacio Huis Ten Bosch, donde se siente protegida frente a las amenazas gracias al cuidado de los servicios secretos. Su nombre apareció de repente este pasado verano en unas conversaciones entre miembros del crimen organizado que fueron interceptadas por la policía neerlandesa.

Amalia, la princesa heredera del trono de los Países Bajos, podría ser objetivo de los narcotraficantes más peligrosos que ha conocido el país en años. Las autoridades se tomaban en serio estas amenazas de posible secuestro o ataque porque conocen a estos grupos y a su líder, y saben que no se andan con bromas. El año pasado, un reportero de investigación recibió varios balazos en pleno centro de Ámsterdam, a plena luz del día, después de años en el punto de mira de los criminales.

La policía lanzó una orden a la joven de entonces 18 años para que abandonara Ámsterdam y se refugiara con su familia en el palacio de La Haya y tomar todo tipo de precauciones ante lo que pudiera pasarle.